Santiago Valencia
Abogado, especialista en Derecho Administrativo con Maestría en Análisis Económico del Derecho, se ha desempeñado como profesor universitario, abogado litigante, consultor jurídico y en asuntos políticos y públicos, fue elegido Representante a la Cámara (2014 – 2018) y Senador (2018 – 2022), en el Congreso fue miembro de las comisiones primeras constitucionales, Presidente Comisión Primera (2019 – 2020), Presidente Comisión de Ética y Estatuto del Congresista (2020 – 2021).
Santiago Valencia

No lo crio, no lo trinó ¿acaso gobierna?

Es difícil encontrar una única definición sobre lo que debe ser un buen gobernante, cuáles son las características que debe tener y como debe ejercer el gobierno, sin embargo, hay más o menos consenso en asegurar que un buen gobernante debe ser un buen administrador, una persona justa, honesta y con una visión de largo plazo.

Evidentemente, si se quiere ser un buen gobernante pues se debe ser un buen líder, carismático, tener buenas habilidades de comunicación efectiva, ser capaz de motivar a su equipo hacia un objetivo común, en el caso de un presidente, además, debe propender por la unión en su país, transmitir confianza y lograr que la mayoría de los ciudadanos también persigan ese mismo objetivo, convenciéndolos, no amenazándolos.

Gustavo Petro, ganó la presidencia luego de años de intenso trabajo político en la oposición, tenia una estrategia clara, definida, la cual aplicó meticulosamente, de forma disciplinada y sistemática, el objetivo estaba claramente definido, Petro tenia que ser, a cualquier costo, aun corriendo las líneas éticas, presidente de la República.

Durante toda su carrera política, Petro parecía saber de todos los temas, para todo tenia la critica perfecta, para todo, él lo habría hecho diferente.

Luego de un poco menos de un año de presidencia, está claro que Petro se preparó para ganar la presidencia, pero ¿se preparó para ser presidente? Hasta ahora lo que hemos visto es desorden, improvisación, terquedad, testarudez, vemos un intento desesperado por imponer unas reformas con una profunda carga ideológica, propias de agresivos activistas, pero alejados de sustento técnico y de realidad.

¿Será que a estas alturas Petro ya se dio cuenta que es más fácil criticar que gobernar?

Petro ha demostrado hasta ahora, ser un mal administrador, la ejecución de su gobierno es sumamente pobre, hasta hace apenas un par de semanas empezó a repartir, parcialmente,  los subsidios que había prometido, los ministros todavía no dejan ver cuáles son sus proyectos bandera y sus prioridades, por supuesto, no llevan un año todavía en el ejercicio del poder, pero el primer año de cuatro, parece haberse perdido, es decir, perdieron una cuarta parte del total de su periodo, a estas alturas ya deberían tener claro el panorama y el camino a seguir, lo que parece estar lejos.

Y es que no es para menos, llevamos muy poco de gobierno y casi dos gabinetes, si se repite la dosis de la Alcaldía de Bogotá, llegaremos al final de los cuatro años con más exministros que ejecutorias, y si en tan poco tiempo, son tantos los coequiperos que “no sirven” creo que hay que preguntarse mejor ¿será el líder quien no sirvió?

Un buen líder, pero sobre todo una buena persona, celebra sus éxitos y los comparte con su equipo, conociendo al presidente, como lo conozco, en su profunda megalomanía, sé que no es de compartir sus logros, pero también hemos visto un presidente incapaz de asumir responsabilidad de sus errores.

No solo afirmó que no había criado a Nicolás, tan pronto se sintió con el agua al cuello ¡qué tan mala persona se debe ser para aceptar, cualquiera sea la circunstancia, que no estuvo al lado de su hijo, cargando toda la responsabilidad a su madre, como si eso lo eximiera de culpa!

También, lo hemos oído en múltiples ocasiones “escurrir el bulto” con sus actuaciones en la guerrilla del M-19: “nunca cometí delito alguno” “no tuve que ver con aquello” etc., casi como si hubiese sido miembro honorario de tan terrible y sanguinaria guerrilla.

Petro, nunca ha aceptado su responsabilidad en nada, nunca ha asumido las consecuencias de sus actos, ni en la guerrilla, ni con las bolsas de dinero, con Nicolás, ahora menos con su gobierno.

La última, el no trino sobre la supuesta “aparición” de los niños perdidos en la selva, según él lo hizo el ICBF.

Presidente no mienta más, su propio secretario de prensa, Germán Gómez, aseguró, como da cuenta el diario el Colombiano en el artículo “Twitter es el centro de mando de Petro…” publicado el 15 de abril, que usted y solo usted maneja su cuenta de Twitter, es más, ya he opinado antes sobre el tema, y el país ya se dio cuenta de las incontables horas que su señoría le dedica a la red social en vez de a otros menesteres de la presidencia.

Necesitamos un presidente con los pantalones bien puestos, menos soberbia y más liderazgo, gobierno y administración, en las buenas y en las, cada vez mas recurrentes malas

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