En la coyuntura de la Asamblea Nacional Constituyente ANC, durante la presidencia de Cesar Gaviria Trujillo, se reconoció un tipo de ciudadanía diferente a la que usualmente se estipulaba en la constitución política de 1886, el estado pasó de reconocer a la “nación colombiana” como blanco-mestiza y católica a no solo reconocer sino a proteger la “diversidad étnica y cultural de la nación colombiana” a través de la Ley 70.
Esta Ley que también es conocida como Ley de Comunidades Negras y que cumplió 29 años este pasado sábado, básicamente tiene como objeto reconocer a dichas comunidades que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales del país.
Cuenta con 8 capítulos y 68 artículos que hablan del respeto, reconocimiento y protección de la diversidad étnica y cultural de las comunidades negras, del reconocimiento a la propiedad colectiva, del uso de la tierra y los recursos naturales y del ambiente, de los recursos mineros, de los mecanismos para la protección y desarrollo de los derechos de la identidad cultural y de la planeación y fomento del desarrollo económico y social.
Pero todo eso sería muy bonito si se cumpliera. La Ley 70 es utópica pues, en 29 años de su promulgación no se han cumplido en su totalidad, en lo que tiene que ver con sus artículos, lo que sí ha proliferado es que un montón de avivatos, disfrazados de africanos, hayan vivido pegados de esa teta, con el cuento de la consulta previa y de algunos consejos comunitarios, atravezandose a cuanto proyecto exista, donde puedan meter la mano para su beneficio y obviamente a sus bolsillos.
La verdad hay que decirla, no son todos, pero conocemos de muchos que se han usufructuado a punta de la lucha que verdaderos líderes han dado para que la Ley de los Afros, por lo menos exista.
No ha sido fácil, los derechos de los negros es una lucha constante, que no se puede frenar, y aunque en el marco de su creación en el capítulo 8 “Disposiciones Finales”, del artículo 60 al 68, se establece la circunscripción especial para elegir a dos miembros de las comunidades negras, asegurando su participación en la Cámara de Representantes (Art. 176 de la Constitución Nacional), nos hemos equivocado y hemos elegidos a unos “calientasillas” que solo han ido a llenarse las barrigas y a negociar con los sueños de los afros. Sorry! La verdad nos hará libres y eso es lo que ha pasado, no me lo estoy inventado.
Pero siempre trato de que mis artículos sean propositivos y este no será la excepción, pero primero hay que contextualizar a mis lectores para que entiendan por donde le entra el agua al coco en materia de esta Ley.
En el pasado mes de abril, conocí que el Departamento Nacional de Planeación, adelanta un CONPES con el propósito de encaminar esfuerzos para lograr un mayor desarrollo en los municipios del país que tienen mayor presencia de población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera y más altos niveles de pobreza multidimensional regional, que aportará al cierre de brechas socioeconómicas en estos 171 municipios de 19 departamentos que concentran el 85% de la población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera de Colombia y que, además, presentan condiciones poco favorables en términos de Pobreza Multidimensional y del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Colombia ha logrado avances significativos en la reducción de la pobreza, entre sus logros, está la reducción en un 12,3% en el índice de pobreza multidimensional, debido a que pasó de 30,4% en el 2010 a 18,1 en el 2020.
Por ello, bajo la formulación de esta política para la población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera se establecen acciones para cerrar brechas de cobertura, calidad y acceso en los sectores estratégicos de Educación, Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Transporte, Energía, Agua Potable y Saneamiento Básico y Cultura.
Así mismo, las líneas de política de este CONPES se enfocarán en promover la calidad educativa, el acceso de conectividad y la cultura con inclusión. Además, estarán concentradas en mejorar infraestructura de servicios públicos y la conexión vial en las zonas rurales.
Con este CONPES se complementa la oferta del Gobierno Nacional de más 5.700 iniciativas por cerca de $32 billones en estos municipios.
Pero es importante resaltar que existen dificultades por errores graves del Estado, y uno de los más grandes es el cometido por el DANE que, desde enero hasta octubre de 2018, implementó el Censo Nacional de Población y Vivienda, Primero de manera virtual y posteriormente de manera presencial. Dentro de las preguntas que los encuestadores debían realizar en el Censo debería haber estado la pregunta:
“De acuerdo con su cultura, pueblo o rasgos físicos es o se reconoce como: 1. Indígena 2. Rom 3. Raizal del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 4. Palenquero(a) de San Basilio 5. Negro(a), mulato(a), afrodescendiente, afrocolombiano(a) 6. Ningún grupo étnico”
Exigir esta pregunta y autorreconocerse es fundamental para los pueblos étnicos, pues a partir de las estadísticas resultantes, se pueden analizar las realidades de nuestros pueblos, se diseñan las políticas públicas, y se posicionan temas de interés en la agenda pública. Para ello es importante fortalecer el autorreconocimiento del pueblo afrocolombiano, negro, raizal y palenquero.
En el censo del 2005 se recoocieron 4.311.757 personas afrodescendientes, mientras que en el del 2018 la cifra fue de 2.982.224, una disminución de 30,8%. ¿Que se hicieron 1’329.533 Afrodescendientes?
La Corte Constitucional considera que la reducción injustificada del número de personas afrocolombianas contabilizadas en el censo de 2018 dio lugar a una invisibilización estadística que vulneró sus derechos fundamentales, por lo que dio 10 meses para evaluar las causas de esa irregularidad. Un grave incumplimiento al rol que le corresponde al Estado en la garantía del derecho a la igualdad material.
La Corte Constitucional consideró en su sentencia que las omisiones del censo afectan el reconocimiento oficial de las diversidades en la población colombiana y obstruyen el diseño de políticas públicas idóneas que permitan superar las enormes brechas que golpean de forma desproporcionada a las poblaciones afrocolombianas. Esta diversidad de factores y falencias dio lugar a la disminución significativa en el autorreconocimiento étnico de la población afrocolombiana
Existe pues, y con urgencia, una gran necesidad de implementar una estrategia integral de sensibilización y acceso efectivo a los territorios que respondiera a los desafíos del autorreconocimiento en un país marcado aún por la estigmatización y marginalización de lo negro.
Una de las posibles causas de esta falla en el censo, puede ser la ideología del mestizaje, que hace creer a muchas personas afrodescendientes o indígenas que son mestizas, luego entonces no se autorreconocen como tales.
Es súper importante resaltar que, a nivel general, un poco menos de una de cada cuatro personas (el 23,8 por ciento) considera que en Colombia sí se protegen y garantizan los derechos de las minorías étnicas y sociales. Así lo muestra la última Encuesta de Cultura Política (ECP), revelada recientemente por el Dane y que se realiza cada dos años. Dichas cifras suponen un retroceso de 4 puntos porcentuales frente a la percepción que se tenía en 2019, cuando este indicador fue de 27,8 por ciento.
La verdad es que la sociedad colombiana hoy es más consciente de las brechas étnico-raciales y sabe que los grupos minorizados son irrespetados en sus deseos de autonomías territoriales, económicas y políticas para el buen vivir.
Luis Gilberto Murillo hoy Embajador en Washington, Paula Moreno y Angélica Mayolo, ex ministras de cultura, Jefferson Mena, Ex Consejero Presidencial de Derecho Humanos y la Vicepresidenta Francia Márquez, son solo algunos referentes en lo político, porque en deporte, música y otras tantas disciplinas los afros son los que mandan la parada.
Finalizo este artículo, resaltando el papel que, desde nuestras potencialidades, podamos asumir para el engrandecimiento del pueblo negro, exhortando a todos y cada uno de los hermanos que construyen cada día país. Elevando hasta su máxima expresión lo que significa ser NEGRO, reivindicando, dignificando y batallando por nuestros derechos, esos mismos que nos fueron arrebatados ayer y aun hoy continúan siendo arrebatados, a través del ostracismo y la desidia, con confabulación de los que elegimos, que se olvidan siempre de quienes los llevaron allá y contribuyen al desinterés y a la apatía hacia la política.
Somos una nación grande y poderosa, solo que seguimos errando en elegir a pelafustanes que solo desangran el erario y nos hacen quedar mal.
Ya es hora de que resurjamos y comencemos a llevar este barco hacia una misma dirección, la que nos lleve a un buen puerto, sin egoísmos, odios ni mezquindades, con la convicción de que juntos podemos lograr lo que nos propongamos.
Hace un par de años, conocí la noticia de que unas mujeres del Cauca, se habían tomado la presidencia pues un megaproyecto amenazaba con secar el Rio Ovejas, afectando gran parte de su territorio ancestral, una de esas mujeres era Francia Márquez y hoy es la Vicepresidenta de la República de Colombia.
¡Vamos que podemos!