Basta revisar ciertos datos sobre la Medicina en nuestro país, para calificar de indecente y disparatada la propuesta del alcalde de Medellín de traer médicos de Cuba para ayudar a atender la emergencia sanitaria por Covid 19. Entre los años 2001 y 2018 Antioquia graduó a 8.016 médicos en 6 Facultades de Medicina de excelsa calidad y una adicional que recién comenzó a funcionar. La producción de médicos de ese departamento en 2020 está alrededor de 700. De manera que resulta por lo menos desconcertante que el alcalde haya, por ejemplo, engavetado con soberbia pueril las responsables recomendaciones contenidas en la “Propuesta del Grupo de Intensivistas de Antioquia para la Estrategia Plan Mil”, presentada en abril pasado. Hoy Daniel Quintero, con su iniciativa, tiene decepcionada a toda la comunidad médica colombiana.
Entre 2001 y 2018 el Magdalena graduó a 2.889 médicos y tiene dos Facultades de Medicina que producen al año 200 médicos. Eso, sin contar los egresados de las escuelas de Barranquilla nativos de ese departamento, y que regresan a su tierra. Cali tiene 5 Facultades de Medicina que gradúan 600 médicos al año, y en el Valle del Cauca en el mismo lapso de 2001-2018 se titularon 6.606.
En el último sorteo para el Servicio social obligatorio (julio de 2020) fueron exonerados del rural 1.303 médicos. En la actualidad, el desempleo y el subempleo médicos suman cerca del 80%. ¡Que ironía! La educación como vehículo de movilización social en esta Patria, y la sociedad del conocimiento estacionada sin ocupación. Colombia no puede darse el lujo de desperdiciar semejante recurso humano calificado, y muchos menos despreciarlo trayendo colegas del exterior.
Ahora revisemos el impacto continental de esta potencial importación, ya experimentada por otros países. La presidente de Bolivia los expulsó, y el nuevo ministro de Salud informó que el 50% no tenía título profesional, y que su misión era el adoctrinamiento. En Uruguay los médicos cubanos no pasaron las pruebas académicas para trabajar. Ecuador dio por terminado los 6 convenios bilaterales que el Expresidente Correa había firmado. Muchos médicos cubanos se quedaron, obtuvieron cedula de ciudadanía ecuatoriana y ejercen en hospitales públicos del vecino país. La primera semana de junio llegaron a Perú 85 médicos y enfermeros cubanos. Fueron distribuidos en 4 regiones; en una de ella se les negó prerrogativas para atender en UCI por falta de entrenamiento. A México este año llegaron en abril y de allí los devolvieron para Cuba a los tres meses.
En cuanto al contrato laboral, es digno de la dictadura, que se apropia del 75% del salario de esos médicos; un 5% va para la Organización Panamericana de la Salud, que actúa como intermediaria del trato. Del 20% restante reciben la mitad, pues la otra mitad se les deposita en una cuenta en Cuba, como forma de garantía de que regresarán a su país. La Organización de Naciones Unidas, ONU, escribió al presidente de Cuba (noviembre de 2019) sobre el trabajo de los colegas cubanos en estas misiones:” estarían expuestos a condiciones de trabajo y de vida explotadoras, (y) pagos salariales inadecuados. Además, muchos de estos profesionales estarían sometidos a presiones y a seguimiento por parte del Gobierno de su Excelencia”. Human Rights Watch (HRW) ha expresado similar preocupación.
Hugo Chávez se posesionó en Venezuela en 1999 y a los 3 meses llegaron los primeros médicos cubanos. Hace dos semanas llegaron a ese país 130 especialistas en “Medicina General Integral” para sumarse a los 21 mil de sus compatriotas que laboran en el programa “Barrio Adentro”.
La Federación Médica Venezolana calcula que desde 2004 se han fugado de su país 26.160 batas blancas. La Academia Nacional de Medicina de Venezuela (27 de julio 2020) nos envió una fotografía de su situación de salud: insuficientes elementos de protección personal y adversidades extremas por el escaso transporte público, escasez de gasolina, déficit de equipos y sueldos de miseria.
A pesar de múltiples búsquedas no pude encontrar cuantos médicos activos hay en el vecino país.
La vida es un péndulo, y en lo personal lamento mucho la enfermedad del alcalde Quintero. Tranquiliza saber que pertenece al 83% de los colombianos que se han contagiado en la modalidad leve de Covid-19. Tendrá tiempo de enmendar su error. Mi corazón me dice que los médicos de Antioquia, esos que él ha lastimado, lo atenderán con el profesionalismo que los caracteriza.
Construir salud pública desplazando al recurso calificado y suficiente formado en el país, es un despropósito. El Talento Humano en Salud de esta nación no va a permitirlo.