Se debe partir del antecedente de que el dilema entre salud y economía sí existe. Observamos cómo en un principio las cuarentenas lograron aplanar la curva de contagios, pero generaron otros problemas, como pobreza y desempleo*; sin mencionar otros problemas de salud, como las enfermedades mentales**. Partiendo de esta premisa, la aceleración de la vacunación fue fundamental para reactivar todos los sectores económicos y para poder salir de la crisis económica que dejó la pandemia. Es allí donde el sector privado habría podido jugar un papel importante en la rápida vacunación.
Partiendo de la premisa de que las vacunas es un mercado donde prevalece la escasez, la compra de vacunas por parte de privados debe servir como un complemento y no como un rival. De esta manera se lograría avanzar más rápido en la vacunación y así lograr la tan anhelada inmunidad de rebaño.
En Colombia, en la práctica, hubo dificultades por parte de privados, puesto que la aplicación real por parte de privados empezó en julio de 2021. La mayoría de los laboratorios se negaron a comerciar con privados y solamente la farmacéutica Sinovac, a través del Gobierno, pudo vender un excedente de vacunas a las empresas***.
Dada las restricciones impuestas por el Ministerio de Salud, a través de la Resolución 507 de 2021, muchos representantes de las empresas y de las ips mostraron su inconformismo, ya que argumentaban que el documento lo que hace es desarticular los esfuerzos del sector público y del sector privado, poniendo unos límites que no permiten trabajar en conjunto. Los requisitos que puso el Gobierno fueron demasiado complejos, debido a que el Gobierno no suministra las vacunas ni la infraestructura, y aparte el privado debe asumir el riesgo****.
Los altos costos en la aplicación (ultracongelación y logística), la escasez de vacunas, el rechazo por parte de las farmacéuticas a vender a los privados y las restricciones, como las impuestas a través de la Resolución 507, llevaron a que la aplicación y el control de las vacunas por parte del Gobierno se convirtiera en un monopolio natural. Aquí viene la dualidad entre lo que se desea y la realidad. Se deseaba inicialmente que varios actores pudieran intervenir para que así muchas personas se pudieran vacunar; pero al final, la realidad nos dice que el Gobierno puede abastecer de vacunas a un costo menor del que podrían los privados.
1 «Impacto económico regional del Covid-19 en Colombia: un análisis insumo-producto», Jaime Alfredo Bonet Moron et al., acceso el 29 de septiembre de 2021, https://investiga.banrep.gov.co/es/dtser_288#:~:text=Los%20principales%20resultados%20se%C3%B1alan%20unas,%2C1%25%20del%20PIB%20nacional
2. Andrés Moya et al., ¿Cómo se relaciona la pandemia del covid-19 con la salud mental de los colombianos? (Colombia: dnp, ipa y unicef, 2021), pdf, https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Sinergia/Documentos/Notas_politica_publica_SALUD%20MENTAL_22_04_21_V7.pdf
3. «Nuevo Coronavirus-19», Ministerio de Salud, acceso el 29 de septiembre de 2021, https://www.minsalud.gov.co/Paginas/1-1-millones-de-dosis-de-Sinovac-seran-para-el-sector-privado.aspx
4. «Indemnidad y efectos adversos: ¿quién debería responder si los privados vacunan?», María Ximena Montaño Rozo, acceso el 29 de septiembre de 2021, https://www.javeriana.edu.co/pesquisa/indemnidad-y-efectos-adversos-quien-deberia-responder-si-los-privados-vacunan/
