Como seres humanos somos la única especie que puede dar cuenta de sí mismo, es decir, tenemos conciencia de existir. Cada día cuando nos miramos en el espejo, sabemos que esa imagen reflejada, es la de nosotros mismos. Una estructura genética con características biológicas, compuestas por sistemas interrelacionados para enviar información hacia el cerebro a través de la piel y los sentidos, cuya finalidad es darnos cuenta de la realidad exterior para generar estrategias ingeniosas de supervivencia ante las amenazas y peligros del medio ambiente.
Estos datos junto con las acciones cotidianas producen las diferentes emociones que van moldeando la personalidad de cada uno. El cerebro cuenta con la inteligencia como capacidad innata para archivar en el inconsciente las diversas experiencias que nos suceden en la vida, las cuales marcarán aquellas tendencias que definen nuestra identidad social.
Escuche ¿Quién soy yo?:
Pero más allá de saber nuestro nombre, profesión y aprender a desarrollar habilidades para relacionarnos con los demás creando vínculos humanos y afectivos, nos preguntamos algunas veces desde la lucidez intuitiva ¿quién soy yo? ¿De dónde proviene la inspiración para hacer que las cosas sucedan en nuestra vida? ¿Tenemos una identidad emocional y espiritual? ¿Existe una vibración interior que trasciende el cuerpo, las emociones y la mente?
La respuesta es ¡Sí! Y se llama el alma, esa pequeña y poderosa partícula de luz que nos sostiene y le da sentido a la vida. El alma posee diferentes vibraciones que nos ayudan a sanar de manera integral de todas nuestras enfermedades y a superar cualquier adversidad, y, además, habita en cada uno de nosotros. Ella está esperando a ser descubierta por nuestro ser interno, para explayar su energía amorosa e iluminarnos la existencia con el propósito de seguir evolucionando en el gran plan del Creador.
Por eso, yo soy un ser con alma y esta define mi identidad espiritual. La naturaleza del alma es la bondad, la paz y el amor, y esto me convierte en una persona digna de respeto y con la dignidad suficiente para construir una vida plena desde la orilla de la solidaridad. Al encontrar mi verdadera esencia puedo entonces descubrir la esencia de los demás, valorarlos y respetarlos de la misma forma en que aprendí a hacerlo conmigo. Mi naturaleza genuina es la bondad y mi fuerza es el amor. ¿Quién soy yo más allá de todas las cosas que he podido aprender?
Hoy me doy cuenta de que soy un incansable buscador de la verdad, con una gran nostalgia por regresar al auténtico hogar que quizá trasciende este mundo material. Yo soy un ser espiritual …
Por: Armando Martí