El fin de semana, después de las once de la noche, en uno de los barrios más peligrosos de Bogotá, Patio Bonito, cuatro hombres se enfrascaron en una brutal pelea. Las motivaciones del enfrentamiento son aún desconocidas por las autoridades y encubiertas por los protagonistas.
Un humilde joven de 28 años, William Marín, de quien se conocen pocos datos, fue el perdedor de la contienda. Un hombre, que es buscado por las autoridades y por allegados de Marín, le mutiló una de sus manos con un machete.
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Según las autoridades, la pelea fue un típico encuentro a puñal en el barrio de la localidad de Kennedy, vecino de la central de abastos más grande del país, Corabastos. Lo malo para William fue que uno de los partícipes en el encuentro no peleó con cuchillo, puñal o navaja, sino que se defendió con un machete con el que le hizo un corte en la muñeca y le quitó su mano izquierda.
El doctor especialista Jaime Pachón, cirujano plástico y jefe de la unidad de microcirugía reconstructiva del hospital Kennedy, lideró la operación.
Después del ataque, William cayó al suelo, fulminado con un grito de dolor y miedo. Apenas pudo creer lo que veía: su brazo no terminaba en su mano, sino en un vacío lleno de sangre. Semiinconsciente vio a su agresor huir por uno de los callejones de Patio Bonito con el arma en sus manos.
William ingresó al área de urgencias del Hospital de Kennedy a las 12.48 del domingo. Llegó a bordo de una patrulla de la policía que lo recogió en el lugar de los hechos. Esa noche, como ocurre todos los fines de semana, el ala de urgencias estaba llena de pacientes, muchos de ellos víctimas de hechos violentos.
Según Pachón, especialista en microcirugía avanzada, y quien lideró el caso de William, el paciente llegó en estado de shock. Había perdido demasiada sangre. Sus signos vitales eran deficientes.
La primera tarea de los médicos fue buscar la mano que William había perdido. No la encontraron entre las pertenecías del herido, tampoco la tenían los policías que lo llevaron al hospital.
El doctor Pachón narró que en la sala de cirugía estabilizaron al paciente con un tratamiento basado en líquidos. Media hora después, sobre las dos de la madrugada, unos policías llegaron al hospital con una bolsa. Encontraron una mano izquierda cerca al lugar donde habían recogido al herido.
William Marín perdió la mano en medio de una pelea en el barrio Patio Bonito de la localidad de Kennedy, se la reimplantaron en una cirugía que duró más de 12 horas.
La sala de cirugía se llenó de profesionales, todos con una labor diferente, pero con un fin específico: salvar la vida a William y encontrar la manera de reimplantar la extremidad amputada.
El doctor Ramírez, excelente vascular; el doctor Meneses, reconocido ortopedista, y el doctor Pachón, el supraespecialista en cirugía microscópica, lideraron la intervención.
La mano cercenada estaba llena de infecciones. “Según las características con las que llegó la mano, llevaba amputada, en promedio, unas tres horas”, le indicó el galeno líder a KienyKe.com.
Los especialistas introdujeron la extremidad en una nevera especial. La lavaron, la desinfectaron y procedieron a hacer el reimplante, que se convertiría en el segundo caso de éxito en un hospital público en Colombia. El primero fue llevado a cabo hace 15 días en el mismo hospital y bajo la dirección del mismo equipo médico. En esa oportunidad le reimplantaron la mano a un obrero, víctima de un accidente laboral en el aeropuerto Eldorado.
El doctor Pachón, especializado en Taiwan, donde según él estos episodios son frecuentes, le indicó a KienyKe.com que para poner de nuevo la mano en su sitio fue necesario hacer injertos de arterias y venas. Estas se tomaron del muslo del mismo paciente. Las arterias y venas sirvieron para reconstruir vasos sanguíneos que habían muerto.
Un potente microscopio fue, en todo momento, los ojos del doctor Pachón y sus colegas. La cirugía para devolverle la mano a William duró más de doce horas. Lapso en que el desayuno, el almuerzo y la agenda del equipo de especialistas se pospone hasta el desenlace del procedimiento.
Durante esas doce horas los médicos fijaron la fractura, nutrieron de sangre la mano amputada, hicieron injertos, suturaron, cauterizaron heridas, repusieron estructuras perdidas, repararon huesos, nervios, tendones y tejidos. Al final suturaron la mano al antebrazo.
William se encuentra hoy en la unidad de cuidados intensivos, su pronóstico es reservado, aunque el procedimiento fue exitoso el joven está muy mal de salud.
La mano está respondiendo bien. La sangre, poco a poco, está fluyendo hacia la extremidad amputada. Los médicos esperan que el paciente se estabilice y salga del peligro. Si todo sale bien, en unos ocho meses podrá de nuevo mover su mano izquierda. Se espera que solo quede la cicatriz de la violenta cortada en su muñeca.
El médico que recuperó una mano cercenada
Jue, 28/08/2014 - 16:23
El fin de semana, después de las once de la noche, en uno de los barrios más peligrosos de Bogotá, Patio Bonito, cuatro hombres se enfrascaron en una brutal pelea. Las motivaciones del enfrentamien