Jessica, la mujer que escapó de una red de prostitución

Jue, 20/02/2014 - 13:41
Jessica Sánchez*, en 2006, trabajaba como mesera en un restaurante de Pereira. Sus ingresos eran inferiores al salarió mínimo e insuficientes para mantener a su hijo de tres años. Trató de buscar
Jessica Sánchez*, en 2006, trabajaba como mesera en un restaurante de Pereira. Sus ingresos eran inferiores al salarió mínimo e insuficientes para mantener a su hijo de tres años. Trató de buscar otros trabajos como empleada doméstica pero no tuvo suerte. Cuenta que no fue una estudiante destacada pero otra sería la historia sí hubiera, por lo menos, culminado el bachillerato. –No quiero que mi hijo pase por algo parecido-afirma. Tatiana, de unos 23 años y amiga de Jessica, se apareció en la tarde afuera del restaurante ‘La Merienda’, donde ella trabajaba. La mujer iba vestida con un vestido de oficinista y tenía joyas en sus manos. Jessica estaba sorprendida de ver su amiga. –No la veía hacía dos años y era otra. Ella era una persona humilde como yo-sostiene Jessica, quien además dice que su antigua amiga trabajaba en una peluquería. -Ahora me hablaba de sus viajes a Europa y que había comprado un apartamento en Pereira-. Jessica le preguntó a Tatiana a qué se debía su éxito económico, pero Tatiana solo le dijo que se había casado con un empresario español. Antes de irse Tatiana le dejó 50 mil pesos y prometió volver. Mientras tanto Jessica seguía con la misma rutina. Trabajaba desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche. Tenía que servir de cocinera, atender a los comensales, hacer mercado y ayudar en el aseo del local. Todo por $22.000 pesos diarios sin prestaciones. –Me tocaba pedir prestado gota a gota, porque no me alcanzaba para pagar arriendo y el cuidado de mi hijo. Prostitución, Trata de blancas, Kienyke Los principales destinos de las víctimas de trata de personas son España, Japón y Singapur. Tatiana, su vieja amiga, volvió una semana después. En esa ocasión llegó acompañada de un muchacho, de unos 20 años. Dijo que era su empleado y que la acompañaba a hacer unas consignaciones en el banco. Su amiga le ofreció trabajar como mesera en España con un salario de 1.200 euros mensuales, más de tres millones de pesos. Jessica no  dudo en acertar la oferta. Sin embargo, le advirtió a su amiga que no disponía de dinero para el viaje. –Viajé a Bogotá para solicitar la visa en la embajada. Tatiana me dio en efectivo un millón de pesos para el trámite. Su amiga le explicó el libreto que tenía que decir en la embajada. Durante una semana, que estuvo hospedada en un hotel en el centro de Bogotá, repasó las respuestas- Voy a ir Madrid invitada por un amigo y después nos iremos de vacaciones para Ibiza-. Además, debía decir que tenía 2.000 dólares ahorrados para el viaje. Lea también: De víctima de trata de personas a actriz  Regresó a Pereira. Aprovechó los pocos días que le quedaban en el país para compartir con su hijo y despedirse de Mariela, su madre, de 62 años, quien iba a quedar a cargo del niño. Según los planes, trabajaría en España dos años y después regresaría con por lo menos 20 millones de pesos de ahorro para la cuota inicial de una casa. Tres días antes del viaje Tatiana apareció en su casa. Le entregó los tiquetes de Pereira - Bogotá y Bogotá - Madrid vía Avianca. Jessica tenía los sentimientos encontrados: le daba emoción el viaje al otro lado del mundo pero también le daba tristeza dejar a su familia. Un asesinato le dio la vuelta a la historia de Jessica. El 11 de julio de 2006, un supuesto mensajero que le llevaba flores a Mónica Saldarriaga Patiño, de 24 años, la asesinó cuando le abrió la puerta. El hecho destapó una enorme red de trata de personas que le indicó a las autoridades que la joven fue asesinada porque se había escapado de Singapur y al parecer, no había terminado de cancelar deudas del viaje. En el barrio de Jessica los familiares de la joven asesinada decían que se trataba de un asunto de trata de personas. Además señalaron que Tatiana, la supuesta amiga de Jessica, fue quien la contactó y convenció para que viajara. Jessica quedó en shock. Imaginó todo cuanto podía pasar si viajaba. Supuestamente, iría a España pero, según la fiscalía, la intención de la red era trasladarla hasta el continente asiático para que perdiera contacto con su familia. El día del viaje, en vez de ir al aeropuerto, Jessica decidió acudir a la fiscalía para confirmar si todo lo que escuchaba sobre su antigua amiga era verdad. Tatiana había desaparecido y no contestaba el celular. Sin embargo, un hombre se comunicó con ella y le comentó que si no quería viajar, nadie la obligaría. Pero tendría una deuda de cinco millones de pesos que debía pagar de manera inmediata y en efectivo. En la fiscalía a ella le mostraron fotografías, dentro de las cuales logró identificar a Tatiana. Dio la información que sabía su posible paradero. Los agentes del CTI le dijeron que era afortunada. –Estuve a punto de caer en una red de de prostitución. Fui muy ingenua pero gracias a Dios no viajé- Debido que a su casa llegó un sufragio con su nombre, la fiscalía la adhirió el programa de protección de testigos. Desde hace tres años colabora en la Fundación Esperanza, la cual lidera la prevención en el flagelo de trata de personas. Jessica no vive en Pereira y procura no ir por temor a que le hagan daño. Ahora vive en Bogotá y asegura que su situación  económica ha variado poco. Por lo menos, ahora cuenta con un trabajo estable y con prestaciones sociales como costurera en una fábrica de tapetes, gracias a un estudio técnico que realizó en el Sena. -Terminé de validar el bachillerato y en el 2011 me gradué de técnica en costuraría industrial- dice. Además entendió que el dinero no cae del cielo y que gente malintencionada existe. –Nadie le va a a regalar pasajes y dinero a uno por solo ayudarlo. Eso es mentira-. *Nombre cambiado por petición de la fuente.  Lea también: De víctima de trata de personas a actriz 
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