Todos los días eran iguales. Oscuros, bastante oscuros. La luz del día no era una opción, tampoco lo era la interacción con otros niños, debían resignarse a hablar entre hermanos y compartir el drama, tristeza de estar encadenados día y noche.
Esta desgarradora historia tiene lugar en un suburbio de Perris, Los Ángeles, donde un grupo de 13 hermanos debía padecer las consecuencias del maltrato y tortura por parte de sus padres.
Golpes con objetos contundentes como cadenas, palos, cables, estrangulamientos, eran el pan de cada día en el hogar de la familia Turpin, lugar que al ser registrado por las autoridades emanaba olores insoportables y a su vez indescriptibles.Los 13 hermanos que están en un rango entre los dos y 29 años de edad, soñaban con algún día liberarse. Sin embargo, sabían que la posibilidad de hacerlo era bastante compleja. No tenían dispositivos tecnológicos, las puertas y ventanas estaban selladas, la mayor parte del día la pasaban amarrados, además, el hambre constante acababa con las fuerzas de elaborar un plan de fuga.
"Los más pequeños nunca habían visto la luz del día", confesó la tía de los menores, que además aseguró que había perdido contacto con su hermana hace 19 años.