Al menos 27 personas resultaron muertas y más de 80 resultaron heridas en dos ataques bomba a una iglesia católica al sur de Filipinas, en la provincia de Sulu.
En una declaración por parte del Departamento de Defensa Nacional (DND), el Secretario Delfin Lorenzana afirmó: "Condenamos enérgicamente el bombardeo que ocurrió en la catedral de Jolo en la ciudad de Barangay, ocurrido a las 8:15 am, justo antes del inicio de la Santa Misa dejando varias víctimas fatales, hiriendo a varios civiles y soldados”.
Entre los muertos se encuentran decenas de civiles y varios soldados, informó la Agencia de Noticias de Filipinas. Cuarenta y dos civiles, 14 militares y un personal de la Guardia Costera de Filipinas resultaron heridos en el ataque.
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El Grupo para Detección e Investigación Criminal de la Policía Nacional dijo que el ataque se realizó con uso de dos artefactos explosivos, uno detonó a la entrada a la catedral y el otro, dentro del edificio.
El Ejército filipino aumentó su nivel de alerta y pidió asegurar todos los lugares de culto en el país después del ataque. Turquía condenó "enérgicamente" el hecho y lo calificó como un intento de acabar la paz entre las comunidades religiosas en la región.
"Creemos que este ataque, que se llevó a cabo menos de una semana después del referéndum en el sur de Filipinas para establecer una paz duradera en la región, no logrará su objetivo de dañar la paz entre las comunidades religiosas en el país", afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía en un comunicado.
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Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia envió una nota de condena a los atraques perpetrados en el país asiático. "Colombia expresa sus más profundas condolencias a las familias de las víctimas y hace votos por la pronta recuperación de los heridos, resaltando los esfuerzos del Gobierno de la República de Filipinas para propiciar una paz duradera construida sobre la seguridad en la región sur del país".
