El ataque a las prisiones de alta seguridad de Abu Ghraib y Taji en Iraq fue la señal de que la organización extremista y terrorista Al Qaeda está viva. En dichas acciones logró escapar un número indeterminado de presos, que diversas fuentes calculan entre 500 y 1.000.
El peor ataque se produjo contra Abu Ghraib, la prisión de Bagdad donde soldados estadounidenses cometieron escandalosos abusos contra detenidos en 2003. La cárcel fue atacada con dos carros bomba, granadas, torpedos y dos suicidas que hicieron estallar sus cinturones llenos de explosivos a la entrada del edificio. La batalla duró toda la noche del domingo, hasta el lunes en la mañana, cuando helicópteros del gobierno hicieron presencia para reforzar a los guardianes del penal.
Según el gobierno iraquí, en ambos ataques murieron 56 personas entre atacantes, guardias y prisioneros. Al Qaeda, que reivindicó los ataques este martes, afirma que produjeron 120 bajas entre las fuerzas del gobierno.
