La emoción ya no cabe en la edificación que desde hace más de 100 años, exactamente 107, ha acogido a miles niños que no tienen un hogar en Medellín.
Las sonrisas, los detalles, las canciones, todo está listo en los Hogares Infantiles San José para recibir la visita del Papa Francisco el próximo sábado.
Esa felicidad la expresa con sus palabras Valentina Mendoza Cifuentes, una adolescente de 16 años que desde que tenía 10 años fue recibida en este centro cuando ni sus padres ni sus abuelos pudieron responder por su bienestar.
"Cuando me dijeron que el Papa venía a visitarnos, me emocioné impresionante. Que entre tantos hogares que hay en Colombia, en Antioquia y en Medellín, escogiera este, es una oportunidad para que él pueda llenarnos de bendiciones como hasta ahora lo ha hecho", afirmó.
Y es que es precisamente la labor que la Arquidiócesis de Medellín hace con niñas y niños como Valentina la que viene a conocer Francisco en su estadía en la ciudad el próximo 9 de septiembre.
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Su historia comenzó el 15 de agosto de 1910, cuando la ola de violencia proliferaba en cada rincón de Colombia, unos años después de culminar la guerra de los Mil Días.
Un hombre bondadoso, don José Jesús Toro, justo a un grupo de amigos, fundó este orfanato para dar refugio a los niños que perdieron a sus padres en la confrontación armada.La idea fue avalada por el arzobispo de ese entonces de la ciudad, monseñor Manuel José Cayzedo, quien se encargó de otorgarles la personería jurídica canónica. Su misión desde ese momento hasta la fecha ha sido acoger y formar a los pequeños de los sectores más vulnerables, que provienen en su gran mayoría de hogares destrozados por la violencia, las drogas y la carencia de recursos económicos. Ubicado en el barrio Boston, en el centro oriente de Medellín, es considerado por su trayectoria histórica como una de las obras sociales más importantes de la capital paisa y esto los motiva a seguir siempre cumpliendo su labor. "Esta obra, inspirada por laicos y aprobada por la iglesia, nació como un internado mixto", contó monseñor Armando Santamaría, director de Hogares San José.
"En 1945 se le cambió el nombre de orfanato por el que tiene actualmente, y desde siempre ha acogido a los infantes para darles calor de hogar, oportunidad de alimentarse, estudiar y, sobre todo, tener cariño, que es lo que más necesitan", añadió.