Las fallas en el servicio eléctrico registradas durante el mes de marzo en Venezuela –y que aún persisten en varias regiones y en parte de la capital– han causado estragos en el país caribeño.
Son cuantiosas las pérdidas reportadas por los venezolanos en distintos niveles. Por una parte, están los que han perdido electrodomésticos y viviendas completas, como consecuencia de las idas y venidas de luz.
Entre ellos está la familia Dalla, del estado oriental de Anzoátegui. El pasado viernes 29 de marzo la vivienda en la que habitaban cinco adultos y un niño sufrió un incendio como consecuencia de un cortocircuito que se generó tras un bajón eléctrico y una posterior subida de luz en la ciudad de Barcelona.
Ninguno de los habitantes estaba dentro de la vivienda y, por las fallas de conectividad que se han registrado a raíz de los apagones, a los vecinos les costó comunicarse con ellos. Para el momento en el que lograron contactar al señor Romeo Dalla, su casa y el consultorio odontológico que funcionaba dentro de ella y en el que ejercía su profesión ya había sido consumida por las llamas.
“La señal se fue y era muy difícil comunicarse”, le contó Yenifer Dalla, sobrina del señor Romeo, a la Agencia Anadolu, al tiempo que relata que también tuvieron dificultades para comunicarse con los bomberos, quienes arribaron una hora después de que iniciara el incendio, sin agua suficiente para controlarlo.
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Entretanto, los vecinos del sector pusieron sus preciadas reservas de agua para contribuir a apagar las llamas.
“La entrada de dinero de mi tío (el señor Romeo) y su sustento era el laboratorio dental. Lo perdió todo y está refugiado en casa de una hermana”, relata Yenifer a Anadolu, en entrevista telefónica desde Barcelona, Anzoátegui.
Las pérdidas también han sido cuantiosas para los comerciantes. Durante el mes de marzo el negocio de David Macedo, quien es copropietario de un restaurante al sureste de Caracas, registró pérdidas de unos 5.000 dólares. En Venezuela, donde un sueldo mínimo equivale a poco más de 5 dólares, la cantidad es exorbitante y difícil de reponer.
“Cada vez que se ha ido la luz hacemos un inventario de la comida que está en riesgo de perderse, la preparamos y la donamos a personas necesitadas. También la repartimos entre nuestros empleados”, le contó Macedo a Anadolu en entrevista presencial desde la ciudad de Caracas.
La misma situación la vive el propietario de una pizzería al noreste de la ciudad, quien tan solo durante el primer apagón perdió 3.000 dólares en mercancía, así como el dueño de una heladería que ha tenido que donar, en total, 1.600 paletas.
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Negocios como la famosa panadería Danubio informaron que están saliendo de la mercancía que tienen disponible y que no están aceptando nuevos pedidos.
La estrategia la comparten establecimientos como el de Macedo. “Estamos trabajando al día, hacemos compras para solventar un día a la vez”, le cuenta a Anadolu, al tiempo que confiesa que está buscando una planta eléctrica que les permita continuar prestando su servicio, como otros establecimientos de la capital, mientras no haya electricidad.
Los empleados del establecimiento de Macedo trabajaron únicamente diez días durante el mes de marzo, como consecuencia de los distintos decretos emitidos por el Ejecutivo nacional de suspensión de actividades laborales y académicas.
Algunos colegios de Caracas recibieron a sus alumnos estos últimos días, sin uniformes, para no retrasarse tanto en los programas y evaluaciones. Según pudo conocer Anadolu, a muchos de estos colegios les levantaron un acta que señalaba que debían acatar la orden de suspensión de actividades escolares.
Las secuelas de los apagones en Venezuela
Mié, 03/04/2019 - 14:09
Las fallas en el servicio eléctrico registradas durante el mes de marzo en Venezuela –y que aún persisten en varias regiones y en parte de la capital– han causado estragos en el país caribeño.