La confirmación de un nuevo caso de contagio con ébola por una enfermera en Dallas (Texas), y la posible cadena que el virus habría seguido antes de ella, tiene en máxima tensión a las autoridades sanitarias en Estados Unidos.
El presidente Barack Obama reconoce los riesgos y la crisis que podría agravarse en ese país con el paso del tiempo, si se siguen conociendo más personas que podrían haberse contagiado. Tal ha sido la tensión que el mandatario canceló su agenda política para ocuparse del brote del virus y tomar las "medidas necesarias y mucho más enérgicas" con tal de evitar una pandemia.
La epidemia ha causado que algunas escuelas en Dallas cierren por esta semana y algunas actividades públicas suspendidas. Es tal el temor dentro de parte de la población, que un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard reveló que el 85% de los consultados en un estudio creen que el virus se puede propagar por el aire, pese a que la Organización Mundial de la Salud ha explicado que el ébola no se puede transmitir por este medio, sino con el contacto directo con fluidos corporales de un infectado.
La paranoia comenzó luego de que el pasado 30 de septiembre se confirmara el primer caso de un contagiado, el liberiano Thomas Eric Duncan, quien murió el pasado 8 de octubre.
Los otros dos contagiados, enfermeros del Hospital donde fue tratado, habían viajado en avión poco antes de presentar los síntomas, con lo que se teme que podrían haber propagado el virus.
Las autoridades están buscando a quienes han tenido contacto con los casos positivos hasta ahora confirmados para descartar que sean portadores.
Mientras tanto, en España se registra una emergencia por un vuelo de Air France procedente de Nigeria que aterrizó en el aeropuerto de Madrid, y en el que un pasajero sintió dolor de cabeza, temblores y malestar general, lo que hizo temer que podría estar contagiado con el virus. La aeronave se encuentra en cuarentena.
