Parece cuento de nunca acabar y eso que el mundial está a la vuelta de la esquina. Sao Paulo, hogar de la apertura del torneo, es el epicentro de los problemas durante la última semana. Una marcha con 15.000 personas tiene atemorizado a la logística del certamen, luego que expresaran que el 12 de junio, día en que se da el puntapié inicial, se dará un cese de actividades.
Los manifestantes exigen un acomodo a su ingreso, considerando que el gasto para el torneo es excesivo en relación a sus ganancias. La protesta tiene cercanía al estadio Arena Corinthians, donde se realizará el cotejo inaugural entre Brasil y Croacia. A la protesta se sumaron los sectores de salud y movilidad, lo que originó caos en la jornada del viernes. Ante la posibilidad latente que la policía intente evacuar a los manifestantes, desde la cúpula de estos dijeron que si insisten en apartarlos, se vendrá una “Copa de sangre”.
A los problemas sociales se le suma las críticas lanzadas por FIFA, luego que fuera probado el estadio Arena Corinthians de manera oficial en un juego de la liga local. El secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, indicó su molestia con la prueba inicial del estadio a menos de tres semanas para su estreno. "No quedamos satisfechos con el nivel de los servicios y la seguridad. Por eso, pedimos un segundo partido", precisó Valcke, que dejó claro que no quiere sembrar terror sino generar responsabilidad, así como enfatizó que nada perturbará el correcto curso del mundial en tierra brasileña.
