Estrategas militares, miembros del Pentágono y reportes de prensa en todo el mundo demuestran que es inminente un ataque de Occidente sobre Siria, en represalia por el uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al-Assad a las afueras de la capital hace una semana. Rebeldes opositores hablan de más de 1.300 muertos por esta acción. Médicos sin Fronteras dice que fueron 400 las víctimas mortales, y el gobierno habla también de cientos de afectados pero responsabiliza a sus detractores de la matanza. La Organización de Naciones Unidas envió una comisión que aún está recogiendo pruebas del ataque, pero que ya ha confirmado que en realidad se empleó una “sustancia química” que produjo una masacre sobre la población civil.
Esta era la línea roja que hace más de un año había trazado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de la que dijo que si se traspasaba originaría la intervención de su país en el conflicto sirio. Aún no está oficializado el inicio de una arremetida, pero es evidente que sólo basta la orden del mandatario para castigar al régimen por haber transgredido los límites. Se especula que restarían pocos días para la hora cero, incluso se piensa que solo esperan que la misión de la ONU abandone Damasco. Obama dijo el miércoles: "Queremos que el régimen de al-Assad entienda que utilizando armas químicas a gran escala contra su propia gente no sólo está violando la ley internacional y los estándares de la decencia, sino que está creando una situación que afecta a los intereses nacionales estadounidenses, y eso tiene que acabar
Estados Unidos no intervendrá solo. Es casi seguro el apoyo militar del Reino Unido, Francia y Turquía. Alemania e Italia hacen consultas para evaluar su participación en la ofensiva. Israel enciende sus alarmas ante una venganza árabe por los eventuales bombardeos aliados y Siria desafía a Occidente: “Disponemos de medios defensivos que sorprenderán al mundo”, dijo el Canciller de al-Assad.
Filtraciones de funcionarios de inteligencia estadounidense han dejado saber que el plan de ataque sobre Siria se estaba cocinado tiempo atrás. La estrategia no sería invadir o derrocar al régimen, sino impedir que pueda seguir usando armas químicas contra rebeldes y ciudadanos. Por esto el operativo sería de un tiempo muy limitado, incluso no mayor a 48 horas. Se asemejaría a la famosa Operación Zorro del Desierto, una campaña de Estados Unidos y Reino Unido que consistió en cuatro días de bombardeos sobre Irak en diciembre de 1998 contra centros de producción de armas de destrucción masiva.
Sobre Siria sólo habrá ataques aéreos, en lo posible mediante bombardeos lanzados desde el mar o bases militares cercanas, para evitar sobrevolar al país y ser objetivo de alguna batería antiaérea que termine con la muerte de pilotos europeos o americanos. Los objetivos serán bases militares del oficialismo, complejos de almacenamiento de material de guerra, ubicación de baterías antiaéreas, aeropuertos y campos donde puedan ocultar armas químicas.
Ubicación de los aliados
Estados Unidos cuenta con bases en Turquía, Jordania, Kuwait, Bahréin, Catar y Emiratos Árabes. También podría disponer de pistas en Israel, aunque de momento están descartadas. Reino Unido cuenta con un fortín aéreo en Chipre.
Se ha confirmado que cinco destructores estadounidenses se han movido por el Mediterráneo hacia el oriente, para establecerse cerca a las costas del objetivo. Sus embarcaciones ya tienen autorización para abastecerse o esperar en las costas de Creta, Grecia. Cada destructor tiene carga de 40 misiles crucero, que alcanzan más de mil kilómetros de distancia y son dirigidos por satélite. El arsenal militar sería la principal arma de ataque. Londres y París están moviendo, cada uno, un submarino nuclear con capacidad de lanzar ataques con misiles y también podrían alistarse para la incursión.
La respuesta Siria
El ministro de exteriores de Siria, Walid Mualem, advirtió que sobre la mesa tiene dos opciones respecto al inminente ataque: rendirse o defenderse. “La segunda alternativa es la mejor, así que nos defenderemos”, dijo.
Siria tiene por defensa sistemas antiaéreos S-200/SA-5 Gammon, SA-22 y SA-17, además de numerosos radares de tecnología china que les permitirían identificar amenazas y reaccionar. Washington no ha confirmado si Damasco adquirió de Rusia vehículos S-300 para el transporte de misiles de mediano y largo alcance, tipo "tierra-aire", para interceptar objetivos aéreos. Esto debilita las posibilidades de utilizar aviones tripulados para bombardear el país árabe, por los riesgos de ser derribados.
También se sabe que el régimen de al-Assad tiene una gran cantidad de armas químicas distribuidas en diferentes complejos militares del país y que podrían moverse para evitar su destrucción.
Un oficial leal al régimen sirio confesó hoy al diario británico The Guardian que los pilotos del ejército gubernamental están firmando un compromiso para formar parte de un equipo de “mártires suicidas” ante un eventual ataque estadounidense. Dice que hay unos 8 mil ‘kamikazes’ prestos a subirse en sus aeronaves y viajar al Mediterráneo para impactar embarcaciones aliadas.
Las Fuerzas Armadas al servicio de al-Assad cuentan con dos fragatas, 365 aviones caza, más de mil misiles tierra-aire y unas 700 baterías antiaéreas. Aunque es significativo, no resulta suficiente para arremeter contra los atacantes, máxime si el ejército se ha debilitado tras más de dos años de guerra civil.
Sin embargo, ante la imposibilidad de Siria de responder de frente a un ataque aliado, el mayor temor es que decidan embestir a Turquía, Jordania o el principal aliado y protegido en la región: Israel. Los tres países tienen posibilidad de defenderse. De hecho Israel ya movió su escudo antimisiles y sus ejércitos a la frontera. Líderes hebreros han advertido que responderán con furia ante la mira bala que impacte en su territorio.
En ese país el ambiente de tensión es alto; los ciudadanos se alejan de zonas donde podrían llover bombas y los refugios están siendo acondicionados para protegerse. El primer ministro Benjamín Netanyahu no ha minimizado la amenaza pero considera improbable un ataque sirio porque, consideran, sería devastador para el dictador.
Irán tratará de mantenerse al margen de la guerra en principio, pues trata de aminorar las consecuencias diplomáticas que le ha significado su empeño de mantener el programa de energía nuclear. No obstante, considerar su ingreso a la guerra significaría abrir la puerta a un cruel conflicto de escala global.
Otro temor para Israel es la reacción de la organización islamista de El Líbano Hezbollah, aliada de Bashar al-Assad. El diario The New York Times indica que la maquinaria antiaérea israelí también se está desplegando para contener cualquier ataque desde este lugar.
Se sabe que la Casa Blanca está consultado con sus socios y el congreso las opciones para intervenir. La manera que consideran, y que ha trascendido a la prensa, procura solamente degradar la capacidad siria de seguir actuando con armas químicas y deteriorar la fuerza del ejército oficial para combatir a los rebeldes. El paso ideal para iniciar el ataque debería ser otorgado por Naciones Unidas, pero en el organismo hay inamovible oposición de China y Rusia, que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad y tienen derecho a veto.
En 2011 se presentó una situación similar. Ante la ONU se solicitó la declaración de una Zona de Exclusión Aérea sobre Libia, luego de las matanzas provocadas por el extinto dictador Muamar Al Gadafi. Moscú y Pekín se abstuvieron en aprobar dicha opción militar pero no la vetaron, así que la Otan tuvo luz verde para bombardear objetivos militares libios que se extendieron hasta la caída de Gadafi. En esta oportunidad no parecería importar extender el ataque hasta que Bashar al-Assad abdique. Esa tarea se la dejarán a los rebeldes.
Twitter: @david_baracaldo
Así sería el castigo de los aliados a Siria
Jue, 29/08/2013 - 05:28
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