
Mucho trabajo en las regiones, poco tiempo para ver resultados, y las primeras derrotas del oficialismo en el Congreso, son algunos de los asuntos que surjen a la hora de evaluar el inicio del gobierno del uribista Iván Duque en el cargo.
Paradójicamente, a pesar de la actividad diligente que lo caracterizó en este lapso de tiempo y un estilo que desde el 7 de agosto ha sido dado a la conciliación (lo cual ya es un avance en un país polarizado), el inicio de este nuevo mandatario de los colombianos ha terminado por dejar más dudas que certezas.
Esa es la conclusión a la que llegaron dos académicos consultados por Kienyke.com, para quienes ni el tiempo ni las propias acciones del Gobierno han servido para esclarecer interrogantes sobre la conveniencia del nuevo estilo para gobernar y los cambios propuestos.
En general, se trata de uno de los asuntos más positivos que deja el inicio de su gobierno, pero los expertos ven en ello un arma de doble filo para Duque y se mostraron prudentes respecto a los resultados.
En la línea de los mensajes contradictorios y de las ambigüedades que señaló al inicio de este artículo, Basset encuentra también mensajes encontrados respecto a la participación de las regiones en esta nueva administración.
"Por ejemplo, efectivamente Iván Duque quiere retomar un poco la línea de los consejos comunitarios de Álvaro Uribe con sus jornadas en las regiones y esta voluntad de gobernar cerca a ellas, pero al mismo tiempo se puede ver que su gabinete es fundamentalmente bogotano, de las élites capitalinas, muy formada pero en cierta forma distante de esas realidades regionales. Por eso también es contradictorio ver cómo se conectará el gobierno con esas zonas. Fue incluso mucho más fácil para el gobierno Uribe hacer eso, ya que las regiones sí tenían peso en su gabinete", dijo.
Felipe Buitrago es prudente sobre el resultado de esta forma de hacer política, cercana a los votantes, que el experto ve más que positiva, con una salvedad: "Eso tiene un aspecto negativo. En cada lugar al que ha ido, ha prometido numerosos cambios y se ha comprometido en distintos ámbitos, lo que implica el desembolso de cuantiosos recursos. Entonces, cuando no hay una visión clara de cómo se manejará el tema económico, es muy difícil ofrecer beneficios en las regiones".
"Es decir, Duque tiene un déficit fiscal, quiere bajar los gravámenes a las empresas, pero además está prometiendo numerosas mejoras en esas zonas. No sé cómo lo va a hacer", agregó.
¿División o debilidad uribista?
El primero de ellos tomó fuerza el propio 7 de agosto, cuando mientras Duque instaba a la reconciliación entre colombianos, el presidente del Senado, Ernesto Macías, una de las caras más visibles del oficialismo, utilizaba un tono beligerante para hablar sobre sectores políticos adversos. Esto ha dado pie para que se hable de crecientes fisuras en el uribismo, lo que sin duda ha tenido un impacto en la estabilidad con la que debería contar todo inicio de mandato: [single-related post_id="927591"] "Es un lapso de tiempo muy corto para evaluar y hablar de un balance, puesto que en general hay muchas ambigüedades y mensajes contradictorios que tienen que ser precisados por parte del mandatario. Hay muchos más interrogantes quizás de los que había sobre Duque y el uribismo antes de que asumiera el máximo cargo. Entre esos mensajes, está el famoso doble discurso de la posesión, contrastando con Ernesto Macías, y evidenciando dos líneas divergentes en el uribismo, eso en lo ideológico. Pero hay muchas más señales encontradas que ha dado el gobierno", argumentó Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electorales de la Universidad del Rosario. Con él coincidió Felipe Buitrago, politólogo y docente de la Universidad de Antioquia: "Desde la posesión de Duque, este ha utilizado un tono muy conciliador, muy unificador para el país. Sin embargo, los hechos lo han contrariado en algunas ocasiones. Lo primero fue el discurso del presidente del Senado, que fue muy agresivo con la oposición, y eso empezó a generar especulación sobre posibles divisiones internas. Se están reacomodando las fichas, mientras se siente un resquebrajamiento dentro del Centro Democrático". Eso fue evidente en cómo algunos líderes tradicionales del uribismo criticaron la designación de distintos funcionarios al frente de la institucionalidad del Estado, como José Obsulio Gaviria, que criticó al nuevo ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, en Twitter, por haber nombrado a Alejandro Quintero al frente de Fonvivienda. https://twitter.com/JOSEOBDULIO/status/1028134209829957632 "Eso muestra gran división al interior del oficialismo", agregó Buitrago. Tal vez esas divisiones permitieron que otras bancadas como Cambio Radical, que se han distanciado considerablemente del oficialismo a pesar de que ayudaron a llevar a Duque al máximo cargo, estén aprovechando el espacio. De hecho, fue dicha bancada fundamental en su presentación de una reforma tributaria propia en el Congreso y, más aún, en la prevista eleccion el lunes de Carlos Felipe Córdoba como contralor general en detrimento del presidente de Fedegan, el uribista José Félix Lafaurie.Un Gobierno itinerante
En otro aparte, ha llamado la atención positivamente la apuesta de Duque por las regiones, que no solo hizo parte de su discurso inaugural de mandato, sino que copó la agenda de sus primeros 12 días en el cargo. De hecho, fue San Andrés la primera parada del uribista una vez juró el cargo, y el 8 de agosto recibió su visita para estudiar de cerca la grave crisis de salud y seguridad que viven los isleños. También Catatumbo y Tumaco, dos zonas golpeadas por el conflicto y el narcotráfico, fueron visitadas por el mandatario intentando reforzar un mensaje. "Con gran energía, Duque ha intentado mantener firme la conexión con los votantes, en las diferentes regiones, los viajes que ha hecho dan fe de ello", recalcó Buitrago.