Donald Trump está envalentonado en su campaña política luego de que la más reciente encuesta nacional, de CNN, lo ubicara como el ganador eventual de la nominación republicana para las presidenciales del próximo año en Estados Unidos.
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Con esperanzas de conseguir la candidatura única conservadora, el excéntrico multimillonario está dedicando todo su tiempo a hacer campaña por todo el país. Lo acompaña un equipo de asesores, algunas multitudes que lo siguen, y un lujoso avión privado que le da alarde de ser uno de los hombres más adinerados del continente.
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La prensa gringa lo bautiza el “Trump Force One” (en referencia satírica al Air Force One, que es el avión presidencial), y reconocen que es uno de los sellos imponentes del imperio Trump.
Es el sexto avión privado más caro del mundo. Cuesta más de 100 millones de dólares, y sus lujos son solo superados por el jet del ruso Roman Abramovich (200 millones de dólares) o el del príncipe príncipe Al-Waleed bin Talal (US$500 millones).
Trump tiene ese juguetico desde 2011. Curiosamente ese Boeing-757 antes había pertenecido a la aerolínea mexicana Taesa. Trump ha conseguido reconocimiento por sus comentarios xenófobos y racistas contra los inmigrantes mexicanos y latinos.
El 757 “Trump Force One” es propulsado por motores Rolls-Royce RB211, cuyo poderío y velocidad es destacada dentro de la industria aeronáutica, pero también es reconocido por su alto consumo de combustible.
Su tamaño normalmente permitiría el transporte de 240 pasajeros, pero el magnate decidió adecuarlo para que transporte solo a 43 personas con todas las comodidades.
En su interior hay una habitación principal con una ancha y cómoda cama, un sistema de entretenimiento con pantalla gigante y permanente conexión satelital y un baño privado con acabados de oro de 24 quilates.
Un reportaje de Business Insider indica que muchos elementos dentro del avión están cubiertos con oro de 24 quilates, como los cinturones de seguridad y muebles en las salas de reuniones. Las mesas son de nogal brillante.
Las almohadas, sillas, camas y sofás están bordados con el escudo familiar Trump y todos los asientos de pasajeros tienen sistemas de entretenimiento electrónico y pueden adecuarse como camas.
Además del dormitorio principal, el avión cuenta con una habitación adicional para huéspedes y una sala de televisión con una pantalla de 60 pulgadas y una filmoteca con más de mil películas en colección.
La cocina parece muy sencilla pero en ella trabajan selectos chefs cuando el empresario viaja fuera del país, en especial a Escocia, uno de los destinos que más visita.
Trump viajará en su avión privado con frecuencia durante los próximos meses mientras dura la campaña republicana previo a las primarias, y si las gana, podrá mantener el “Trump Force One” en el aire hasta noviembre de 2016, fecha de las elecciones presidenciales.
La prensa gringa lo bautiza el “Trump Force One” (en referencia satírica al Air Force One, que es el avión presidencial), y reconocen que es uno de los sellos imponentes del imperio Trump.
Es el sexto avión privado más caro del mundo. Cuesta más de 100 millones de dólares, y sus lujos son solo superados por el jet del ruso Roman Abramovich (200 millones de dólares) o el del príncipe príncipe Al-Waleed bin Talal (US$500 millones).
Trump tiene ese juguetico desde 2011. Curiosamente ese Boeing-757 antes había pertenecido a la aerolínea mexicana Taesa. Trump ha conseguido reconocimiento por sus comentarios xenófobos y racistas contra los inmigrantes mexicanos y latinos.
El 757 “Trump Force One” es propulsado por motores Rolls-Royce RB211, cuyo poderío y velocidad es destacada dentro de la industria aeronáutica, pero también es reconocido por su alto consumo de combustible.
Su tamaño normalmente permitiría el transporte de 240 pasajeros, pero el magnate decidió adecuarlo para que transporte solo a 43 personas con todas las comodidades.
En su interior hay una habitación principal con una ancha y cómoda cama, un sistema de entretenimiento con pantalla gigante y permanente conexión satelital y un baño privado con acabados de oro de 24 quilates.
Un reportaje de Business Insider indica que muchos elementos dentro del avión están cubiertos con oro de 24 quilates, como los cinturones de seguridad y muebles en las salas de reuniones. Las mesas son de nogal brillante.
Las almohadas, sillas, camas y sofás están bordados con el escudo familiar Trump y todos los asientos de pasajeros tienen sistemas de entretenimiento electrónico y pueden adecuarse como camas.
Además del dormitorio principal, el avión cuenta con una habitación adicional para huéspedes y una sala de televisión con una pantalla de 60 pulgadas y una filmoteca con más de mil películas en colección.
La cocina parece muy sencilla pero en ella trabajan selectos chefs cuando el empresario viaja fuera del país, en especial a Escocia, uno de los destinos que más visita.
Trump viajará en su avión privado con frecuencia durante los próximos meses mientras dura la campaña republicana previo a las primarias, y si las gana, podrá mantener el “Trump Force One” en el aire hasta noviembre de 2016, fecha de las elecciones presidenciales.
