Una vez más, la capital colombiana vive una noche de caos vehicular debido a la realización de la tradicional ciclovía nocturna, que tiene lugar este jueves. Miles de ciudadanos salieron a disfrutar de esta actividad recreativa, mientras que otros tantos se vieron atrapados en interminables trancones, lo que desató una ola de críticas en redes sociales.
La ciclovía nocturna, que se lleva a cabo dos veces al año, busca fomentar el deporte y la recreación en familia, pero su impacto en el tráfico sigue siendo un punto de debate. Calles principales como la Carrera 7ª, la Calle 26, NQS y la Avenida Boyacá se convirtieron en escenarios de lentos desplazamientos y bocinazos interminables.
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"Llevo más de dos horas para llegar a mi casa. No entiendo por qué no planean mejor estas actividades. Hay gente que trabaja y no puede permitirse perder tanto tiempo", "Bogotano que salió del trabajo el día de la ciclovía nocturna del año pasado acaba de llegar a su casa", "La ciclovía nocturna fue buena solo la primera vez en 1999, de ahí en adelante solo se trata de vías llenas de gente haciendo estorbo y donde lo último que se puede hacer es montar en bicicleta", son algunos de los comentarios en redes sociales.
Aunque la Secretaría de Movilidad implementó desvíos y un operativo con agentes de tránsito, estos esfuerzos resultaron insuficientes para mitigar el impacto en el tráfico. Según cifras preliminares, los tiempos de desplazamiento se han duplicado en promedio durante la jornada.
El evento deja en evidencia uno de los problemas más críticos de la ciudad: la falta de infraestructura vial y una planeación deficiente para actividades masivas. Si bien la ciclovía nocturna es una tradición que fomenta el bienestar, queda claro que es necesario encontrar un equilibrio entre el disfrute de los ciudadanos y la movilidad urbana.