Liberado de presiones, a vivir su vida, a enfrentar los últimos compases de una brillante carrera como futbolista, se marcha Falcao, con la conciencia tranquila, sin ataduras nostálgicas.
Aunque sus metas finales quedaron a mitad de camino, para su tranquilidad, ganas de conseguirlas no le faltaron.
Los guerreros como él pelean, pero no siempre ganan. Falló en sus objetivos porque no encontró el nivel de juego deseado y, como se presumía, lo cercaron las lesiones. Quiso, pero no pudo.
Por eso sus faenas sin brillo, sus goles esporádicos, y la ausencia de los títulos prometidos en su llegada.
Las lágrimas emocionadas del comienzo, contrastaron con la discreción de su partida.
Sin duda agitó a Millonarios que lo vio como un mesías.
Influyó en el ambiente, agitó la Liga, inspiró su vestuario, fue compinche de los veteranos jugadores y ejemplo para los prospectos. Respeto a sus entrenadores y tuvo cercanías afectivas con los aficionados.
Por los resultados, su fichaje podría catalogarse como “negocio trampa”. Suculenta inversión financiera, con recaudos satisfactorios en caja, pero con grietas deportivas.
Sus formas ante el gol, no se opacaron a pesar de que su club nunca jugó para él, como hubiera querido. Al fin y al cabo, en el futbol actual, resulta imposible que un solo jugador sea un equipo.
Se vieron anunciados, sin naturalidad, sus movimientos en los alrededores del área, fue castigado con dureza por muchos defensores y perdió oportunidades increíbles frente a la portería. Les pasa a todos.
Su sola presencia no garantizaba el éxito, porque actuó mal rodeado. Se veía incomodo en la cancha, en algunos casos desesperado, porque la pelota no le llegaba como él la esperaba.
Aquel día que agitó su espíritu, incómodo con lo que veía y ocurría y “soltó la lengua” autorizado por su larga trayectoria y su influencia en el juego, aparecieron en desbandada sus enemigos ocultos.
Pagó el precio al decir lo que sentía. Le llovieron críticas, muchas de ellas exageradas. Fue una alerta porque las diferencias con un sector de la tribuna se agigantaban.
La pelota vuelve a estar en su campo. Reanudará su viaje alrededor del mundo, a la espera de su inminente retiro, que tendrá un final feliz en la dulzura de su hogar y su familia.
Agente libre, hombre libre, Falcao, un personaje que quiso ser como Di Stefano en los albores del futbol con Millonarios, pero muchas circunstancias se lo impidieron. Esteban J.