Habló con Dios. No una, sino dos veces. También conversó en otra oportunidad con la Virgen María. Fueron tres encuentros espirituales que lo acompañaron en la soledad de la selva y la cárcel. Le devolvieron el sentido a su vida, que en dos oportunidades no lo tuvo. Y le entregaron una misión.
El primer mensaje fue recibido por Sigifredo López en medio del desespero del secuestro, después de permanecer más de seis años en poder de las Farc. Era agosto de 2008 y dice que habló con la Virgen María. “Simplemente me dijo: 'vas a ser libre'”. Siete meses después fue liberado del cautiverio que comenzó junto a otros 11 compañeros de la Asamblea del Valle, y del que fue el único sobreviviente. Vivir para contarlo le trajo muchos problemas después.
La segunda aparición fue de Dios. Acompañó un rito indígena del Putumayo con yagé y alcanzó un elevado nivel de meditación, en el que le reclamó a su creador. “Le pregunté a Dios por qué me había tocado sufrir tanto. Me dijo: 'te va tocar sufrir un poco más'”. No contento, Sigifredo le cuestionó de nuevo sobre la cruz que le predestinaba, y la respuesta fue suficiente para callar: “Te toca sufrir un poco más, porque eres fuerte y te tengo para una misión que irás descubriendo”.
Fue la primera y única vez que participó en un ritual ancestral para conversar con Dios. La experiencia con yagé fue en marzo de 2012, mes y medio antes de vivir su segunda pesadilla.
Sabía que para oírlo otra vez debía orar. Así escuchó a Dios por tercera vez. Al quinto día de haber sido capturado por las autoridades, acusado de fingir su secuestro siete años y ser cómplice de las Farc en la masacre de sus compañeros, trató de conciliar en oración una conversación con Dios, nuevamente.
“Había aprendido a orar. En ese silencio mientras oraba me relajaba y después llegué a un estado mental profundo de meditación. Sigo orando y meditando hasta llegar a transformarlo en diálogo con él”. Estaba en el búnker de la fiscalía y el todopoderoso le prometió: “Tranquilo, yo te voy a sacar libre y limpio de aquí”. El 14 de agosto de 2012 López fue dejado en libertad y cuatro días después la Fiscalía le pidió perdón por haberlo llevado a prisión por culpa de una nariz que se parecía a la suya y testigos falsos que no pudieron sustentar sus declaraciones.
-Dios no me dejó vivir, ni me salvó de morir en la masacre, ni me salvó de la red y el montaje que me tendieron en la Fiscalía porque sí. En la vida todo tiene un propósito y por eso tengo que cumplir una misión por la justicia. Y solamente personas de fe pueden entender lo que he contado de Dios y la Virgen, que me prometieron libertad y cumplieron- aclara.
Sigifredo López creó la Fundación Defensa de Inocentes el día en que la fiscalía pidió perdón por haberlo acusado de un crimen que no cometió.
Su misión, explica, es convertirse en el defensor de quienes, como él, han estado sin justificación en el presidio. Se hizo abogado de las víctimas del cartel de los falsos testigos.
Su trabajo ahora es la Fundación Defensa de Inocentes, que creó el mismo día en que el fiscal General, Eduardo Montealegre, ofreció disculpas públicas por su caso. A casi un año de trabajo, se siente satisfecho por los logros obtenidos y denuncia que ha encontrado que es común que existan “falsos positivos judiciales” en Colombia. No se atreve a dar cifras, pero reconoce que son muchos.
-¿Habrá una ‘olla podrida’ que aún no se ha destapado por completo respecto a los procedimientos penales para acusar a personas basándose solo en testimonios?
-Estamos haciendo un estudio sobre falsos testigos en Colombia. En casos como el Carrusel de la Contratación en Bogotá hemos detectado posibles falsos testigos. Hoy estoy convencido que el señor Inocencio Meléndez inclusive es falso. En el tema de la ‘parapolítica’ yo creo que el 90% de los casos son culpables, pero hay un 10% de inocentes. En muchos otros casos de connotación ha habido excesos e irregularidades. Pero como en el circo de la justicia mediática el público quiere sangre, la fiscalía ofrece eso. Nos llaman la atención esos casos y espero en pocos meses presentar un informe a la sociedad donde queden detectados los falsos testigos.
-¿Hay otra práctica irregular que haya encontrado con su fundación en un año de trabajo?
-Nos llama la atención, y parece que es otra práctica sistemática, que los fiscales están abusando del principio de oportunidad. Le dicen a los procesados que delaten a otros a cambio de beneficios; lo peor es que a algunos ni les cumplen los beneficios.
-¿Hay alguna presión dentro de la fiscalía para que algunos funcionarios estén tan preocupados en encontrar testigos?
-A veces a los fiscales los califican por el número de capturas que produzcan. Y en eso se producen falsos positivos judiciales, por las presiones. Y eso se debe a que hay demasiado poder en la fiscalía; entonces donde hay concentración de poder, se está a un paso del abuso de autoridad.
-Es un hecho grave que hasta ahora se conoce, pero desprestigia mucho a la justicia…
Los abusos de poder son de algunos integrantes, no todos, en la fiscalía. Son sistemáticos, cotidianos, selectivos: escogen a sus víctimas. La tiran a los medios de comunicación. Los medios en su voracidad entran a ese juego, destruyen a la persona, despluman al pollo y después sálvese quien pueda; el que tenga recursos o suerte para defender su inocencia, bien. Los demás, la gran mayoría, quedan abandonados a su suerte. El ciudadano resulta como una cucaracha frente a un elefante. Le pisotean.
-Pero usted recibe cientos de casos que sugieren esas irregularidades…
- No todo mundo en la fiscalía es mal funcionario o mala persona. La entidad en su gran mayoría está compuesta por funcionarios probos. Pero al interior de ella hay manzanas podridas, que pueden estar identificadas pero que por alguna razón no han salido, porque tienen padrinos políticos o se saben mover.
-Usted fue víctima de falsos testigos desmovilizados de un grupo armado ilegal, a quienes les prometieron rebajas de pena a cambio de inculparlo. ¿En una eventual justicia transicional con las Farc, podrían incrementarse estos casos?
-En esa piñata de descuentos, que se ha convertido en un mercado de la verdad dentro de varios de los procesos judiciales en Colombia -al menos en el gremio de los delincuentes proclive a las mentiras-, resultan muchos ciudadanos de bien afectados. Resulta común denominador que los falsos testigos sean desmovilizados. Para ellos merece la pena decir una mentira porque se ganan 35 años de rebaja. Si los pillan, no pasa nada; les aumentarán dos años por falso testimonio, que igual es ganancia.
La misión por la justicia
Sigifredo, quizá más que muchos otros, sabe lo que significa apreciar la libertad. Ésta le fue ajena por más de siete años en medio de la nada, y una segunda vez le fue arrebatada con la sumada humillación de haber pasado de héroe a villano. “Me dolió más la última vez, cuando la Fiscalía me metió a la cárcel. Moralmente me destruyó que me pusieran como criminal. De víctima a victimario. Eso a mi mamá casi la mata”.
En su apartamento, sobre un altar con una virgen de Fátima y un Señor de los Milagros de Buga, cuelga un cuadro muy especial: la histórica imagen del momento en el que, regresando de la selva, Sigifredo vio a sus hijos y, con un desgarrador abrazo, ellos prácticamente le devolvían la vida. Lleva siempre la cruz de madera que le regalaron sus compañeros en el secuestro. Le recuerda que padeció el infierno y lo considera un elemento de protección.
López es devoto a la Vírgen de Fátima y el Señor de los Milagros de Buga.
“La libertad es, como dijeron los liberales, el más sagrado de los derechos después de la vida. Luchar por esa causa es lo menos que puede hacer un demócrata convencido. Hay muchos inocentes en las cárceles”, insiste.
Al regresar del secuestro se volvió un ‘gomoso’ de la tecnología. Le impactó ver que las fotos no se tomaban con cámara de rollo sino de manera digital. También vio el avance con los celulares. Se compró uno, sus hijos le enseñaron a manejarlo y desde entonces es un aficionado a los smartphones. También es un twittero consagrado. “Realmente miro solo correos y Twitter. Ahí me entero de todo. A las 6 de la mañana veo por celular los periódicos, contesto correos que alcanzo a contestar y a veces tuiteo. Ya llevo unos ocho mil y pico de seguidores. Por lo menos trato de ser yo, expresar lo que pienso y siento”. Es el más crítico del actual sistema judicial colombiano, en el que los presuntos ya son culpables y en el que la justicia sólo se ve cuando hay alguien en el cadalso.
-¿A la gente le gusta eso; que para confiar en un ajusticiamiento siempre tienen que rodar cabezas?
-La sociedad está enferma de violencia. Y es como un drogadicto, que cada vez necesita más droga. Necesita más violencia para poder estabilizarse. Los medios -como son medios- muchas veces son utilizados o también están enfermos de violencia. A tal punto que aquí ha habido medios caracterizados por eso: estar proclives al escándalo, a magnificar los hechos, a juzgar sin tener las pruebas suficientes.
-¿Se ha hecho justicia en su caso, que fue víctima de ese ‘carrusel de testigos’? ¿Qué ha pasado con la fiscal Martha Lucía Zamora?
-Mi caso sigue impune. El Consejo Superior de la Judicatura tiene testigos de la fiscalía que dijeron que ella dirigió mi caso. Me cuentan algo grave. Que ella habría estado viendo el video, y vio en ese video el rostro del guerrillero que hablaba: alias ‘JJ’, y llamó al fiscal 38 de Cali y le dijo: mire, ese no es Sigifredo. El fiscal 38 llamó a Marlén Barbosa, y a pesar de todo, dicen: mira, es muy tarde para dudas, continúa con la investigación. Al día siguiente Martha Lucía Zamora llamó a una funcionaria encargada para decirle: tiene dos horas para capturar a Sigifredo.
-¿Qué quiere decir?
-Algunos funcionarios de la fiscalía conocían de antemano que el del video no era yo, y sin embargo me capturaron y presentaron ante el mundo como el peor de los delincuentes. Martha Lucia Zamora, como se probó, dirigió la investigación; ella debería saber cómo entraron los falsos testigos al proceso.
-¿Puede ella tratar de evitar responsabilizarse de su caso?
-Quiero denunciar algo peor. Muchas personas que la conocen a ella dicen: esa señora es capaz de cualquier cosa. Me dicen: cuídese Sigifredo; en estos momentos podría preparar un montaje contra usted. Por ahí he escuchado ruidos que me indican que eso supuestamente podría ocurrir.
Sigifredo conserva la histórica imagen del momento en el que, regresando de la selva, vio a sus hijos y con un desgarrador abrazo, ellos prácticamente le devolvían la vida.
Sigifredo López, candidato liberal al senado
“Este tema de defensa de inocentes se me convirtió en una misión. Yo quiero iniciar una gran cruzada por la justicia y quiero ir al senado únicamente para reformar la justicia a favor de los ciudadanos; no de congresistas ni altos funcionarios”, insiste López. La Fundación Defensa de Inocentes tiene 17 casos en proceso y están estudiando otros 700 tratando de identificar a cuáles le apuestan.
Trabajan con él diez abogados en Bogotá, Medellín, la Costa Atlántica, Santander y Cali. El criterio de selección de los casos es inicialmente que brillen las irregularidades procesales y que parezca evidente la existencia de falsos testigos, además de que la gente haya sido atropellada en su debido proceso. Dentro de los casos estrella relata el de la excongresista Yidis Medina, que estuvo en prisión acusada de participar de un secuestro, según él, por un montaje con connotaciones políticas. “Ese fue un caso aberrante”, insiste. Ahora Yidis Medina, tras salir libre de este caso, es colaboradora de Sigifredo en la fundación. También tienen otros ejemplos insignia.
Caso Germán Chaparro: Este exalcalde de Villavicencio fue condenado en 2012 a 39 años y 8 meses de prisión en segunda instancia, pues el primer juez lo consideró inocente por el homicidio de su antecesor en la alcaldía. “Fue condenado por un testigo falso, que fue testigo falso en otros 17 procesos. Ese testigo ante las cámaras de televisión dijo que un fiscal de apellido Guevara le pagó $5 millones para que incriminara a Chaparro. La vida de Chaparro y la de su familia dependen de la casación de la Corte Suprema”.
Caso Aristides Andrade: El exsenador Andrade, quien está prófugo, es investigado por un homicidio ocurrido en Barrancabermeja en 1991. “Le hicieron un juicio y en 20 días lo condenaron. Pero después del testimonio de Mario Jaimes, (alias ‘el Panadero’), un paramilitar desmovilizado acusado de los peores delitos y masacres, entre ellos, de haber violado y secuestrado a Jineth Bedoya (periodista). Ese testimonio en condiciones de tiempo, modo y lugar no tienen que ver, son disparatados, y desde hace bastante tiempo su familia sigue sufriendo porque fue condenado un hombre inocente”, dice.
Caso María Soliana Colorado: “Una niña que fue detenida y privada de su libertad por el único delito de ser negra. Ella tenía 13 años y formaba parte de un grupo de danzas de la Casa de la Cultura de Villarrica, y ese grupo de danzas fue invitado a una presentación en Toribío. En ese momento las Farc controlando la zona, cuando van los niños en el bus los detuvieron, los bajaron, les pusieron un chaleco y les hicieron lo que llaman un ‘empadronamiento’ (Tomaron fotos). Nadie podría entrar ni salir de esa zona sin estar empadronado. Luego, se descubre esa fotografía de la niña en un computador de las Farc y entonces la acusan de ser comandante guerrillera. Lo cierto es que había un componente muy fuerte ahí de racismo. Ella ya está libre”.
Caso Guillermo Gaviria: Es el padre del alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, a quien se le reabrió en noviembre de 2012 un proceso por supuestamente financiar grupos de autodefensas en Antioquia. “Logramos contribuir en su defensa, es decir, lo apoyamos porque él ya tenía sus abogados. El caso precluyó y se probó que no era financiador de grupos paramilitares, sino todo lo contrario, que era víctima de extorsión de grupos ‘paras’”.
Caso William Montezuma: “Los paramilitares a quien él persiguió lo acusaron de homicidio. Meses después, el verdadero homicida confesó su crimen y dijo que Montezuma no tenía nada que ver con el caso. Otros dijeron que él había vendido armas a criminales en 2003, cuando se probó que esas armas entraron al país en 2006; no tiene sentido el que lo tengan preso.”
Caso José Crisanto Gómez: “Cuidó al hijo de Clara Rojas, mi compañera a quien quiero mucho, pero hay que tener en cuenta que cuando recibió al bebé, en ese momento y ese territorio, las Farc tenían control absoluto. Cuando las Farc le dicen: ‘tome y cuide ese niño’, era sí o sí”.
Sigifredo López anticipa que está estudiando ofrecer su apoyo en juicios sonados como el caso Colmenares, el juicio al exgobernador de Antioquia Luís Alfredo Ramos, y el ‘Carrusel de la Contratación en Bogotá’.
-¿Entonces, inicia campaña al senado para seguir la lucha por la reforma a la justicia?
-Quiero ir al senado básicamente para hacer una gran cruzada para reformar la justicia en Colombia a favor del ciudadano. Toda mi vida he tenido espíritu de luchador, y quiero que esa lucha sirva para que los colombianos tengan una mejor justicia. Quiero que en este país a la gente no se le meta a la cárcel solo por una nariz, por la voz o un testigo falso.
-¿Definió su carrera electoral con los liberales?
El director Simón Gaviria me propuso integrar la lista. Toda mi vida he pertenecido al Partido Liberal. Creo que hay un momento histórico donde el congreso puede hacer transformaciones. Represento a las víctimas de la justicia, a las víctimas del conflicto armado. Acepté la invitación de los liberales, me asignaron el número 9 en la lista, el de Falcao, el del goleador.
Twitter: @david_baracaldo
Sigifredo y sus conversaciones con Dios y la Virgen
Mar, 22/10/2013 - 13:11
Habló con Dios. No una, sino dos veces. También conversó en otra oportunidad con la Virgen María. Fueron tres encuentros espirituales que lo acompañaron en la soledad de la selva y la cárcel. Le