Este año, el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina tuvo que enfrentar quizá el momento más difícil de su historia reciente. Primero, la llegada de la pandemia de Covid-19 trajo consigo el cierre de todos los aeropuertos nacionales y la suspensión del turismo. Luego, el paso de los huracanes Eta y Iota que devastó sus islas.
El primer gran reto de los isleños fue enfrentar la crisis que produjo el cierre de los aeropuertos como medida de contingencia frente a la pandemia de Covid-19. El archipiélago depende en un 97.4 % del turismo y el cese en la actividad aérea produjo la interrupción completa en los servicios turísticos de la isla, lo que generó una profunda crisis económica.
En conversación con KienyKe.com, el secretario de Turismo, Sebastián Ospina Archbold, dijo que fueron ocho meses de completa incertidumbre en los que no hubo otra opción más que recurrir a labores completamente ajenas a las turísticas para poder sobrevivir.
Durante el cierre hubo "cero turistas, un cero absoluto. Esta dependencia del turismo hace que el cese de la actividad fuera completo, un completo frenón para la economía insular, no solamente para las grandes cadenas sino también para las personas que viven del turismo de forma independiente o para quienes están afiliados a empresas", explicó el secretario.
En el mes de septiembre, luego del anuncio de reapertura del aeropuerto, se inició un proceso de reactivación del turismo, sobre todo en San Andrés. Allí, todos los actores relacionados con ese sector económico, de la mano de autoridades y entidades como Fontur, establecieron los protocolos de bioseguridad para empezar a recibir turistas nuevamente, pero sin poner en riesgo la salud.
"Inicialmente septiembre tuvo 2.200 personas. Para hacer una comparación, ese era el número de turistas que recibíamos en una mañana antes de la pandemia", explicó Sebastián Ospina. Luego, para el mes de octubre llegaron 14.300 personas y en noviembre llegaron 25.600 turistas a la isla.
Dos huracanes que empeoraron la situación
A inicios de septiembre el archipiélago vivió el primero de dos fuertes huracanes que causarían graves consecuencias. Los coletazos del huracán ETA generaron inundaciones, árboles caídos en las vías y daños de infraestructura en algunas zonas de la isla.
Luego de esa primera emergencia llegó el huracán Iota que, aunque causó graves consecuencias en la isla de San Andrés, fue Providencia la que sufrió lo peor. Los daños en la infraestructura alcanzaron el 98 %, prácticamente todas las familias del lugar quedaron sin hogar.
Aunque mucho se habló de las consecuencias de Iota y muchos creyeron que los daños en las dos islas eran similares, el secretario de Turismo explicó que debido a la distancia entre Providencia y San Andrés, la magnitud de los daños no es la misma en los dos lugares. Mientras Providencia quedó casi destruida, San Andrés tuvo mejor suerte y los daños solo se registraron en algunos puntos de la isla.
"Las islas tienen una distancia de más o menos 100 kilómetros, entonces la afectación en Providencia no se puede comparar con la de San Andrés. La de San Andrés fue en la zona circunvalar, allá hubo una afectación moderada-alta y en el resto de la isla no hubo mayor afectación, lo que nos permitió seguir reactivando el turismo", señaló.
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La parte norte de la isla de San Andrés, que es donde se concentra el mayor número de hoteles, establecimientos comerciales y todo lo relacionado con el turismo, está en perfectas condiciones, de acuerdo con el funcionario.
Se reanuda la reactivación del turismo en San Andrés
Tras ese segundo golpe que recibieron los isleños, una vez más se levantaron para continuar con la reactivación de la principal actividad económica de la región insular: el turismo.
Absolutamente todos los actores relacionados con el sector nuevamente pusieron en marcha los protocolos de bioseguridad y las entidades territoriales, de la mano de Fontur, empezaron a activar diferentes campañas publicitarias para promover los viajes a la isla, brindando toda la seguridad y tranquilidad a los turistas con respecto a la protección de salud.
Raquel Garavito, presidente de Fontur, mencionó que "San Andrés es la isla insignia de Colombia y es la isla que vamos a sacar entre todos adelante. San Andrés está lista, y está lista en materia de muchas cosas y entre esas los protocolos de bioseguridad. Hay un tema muy importante que debemos entender y es que para abrir un establecimiento de comercio en el sector turismo es obligatorio tener la implementación de los protocolos".
La funcionaria señaló que la entidad ha estado acompañando el proceso y verificando el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad en los hoteles de la isla, que en ocasiones, según Garavito, son más estrictos que en otras zonas debido a la dinámica del lugar.
"Hay protocolos a la hora del registro, hay protocolos a la hora de ingresar las maletas, hay protocolos en las habitaciones, en los restaurantes, entonces hay protocolos para toda la cadena de alojamiento con respecto a los hoteles", dijo la presidente de Fontur y agregó que "los protocolos no son solo en los hoteles sino también en restaurantes, bares y en el comercio".
Las medidas de bioseguridad para el ingreso a la isla inician desde el Aeropuerto Internacional Gustavo Rojas Pinilla. Allí, los pasajeros pasan por controles de temperatura y desinfección.
En la entrada de los hoteles se diligencia un formulario con todos los datos personales y lo relacionado con síntomas del Covid-19, además de pasar por medidas como desinfección, lavado de manos y toma de temperatura.
Esos mismos controles aplican en establecimientos comerciales y lugares donde se realizan actividades relacionadas con el turismo.
Escuche aquí la entrevista con Sebastián Ospina Archbold, secretario de Turismo Departamental.
Viajar a San Andrés en medio de la pandemia
Sin duda la pandemia de Covid-19 es algo que nadie esperaba y con lo que se ha tenido que aprender a convivir, para eso, todas las medidas de bioseguridad que hay que cumplir a cabalidad.
Con todo lo mencionado anteriormente, queda claro que para la recuperación de San Andrés es necesario que los turistas viajen a la isla y consuman local. La experiencia es completamente diferente a lo que era habitual antes de la pandemia.
Las aglomeraciones al ingreso del Aeropuerto Internacional Gustavo Rojas Pinilla desaparecieron, la toma de temperatura cada tanto, las caras cubiertas por tapabocas y las estaciones de desinfección son ahora lo común. En las playas se puede respirar profundo sin la barrera del tapabocas pero conservando la distancia con otros turistas.
Lo que se conserva en la isla es el calor humano y la buena disposición de los isleños por hacer sentir a los turistas como si estuvieran en casa.
