La capital enfrenta nuevamente un hecho de violencia que genera indignación, se trata del asesinato de Harold Aroca, un adolescente de 16 años, en el barrio Los Laches, localidad de Santa Fe. El joven fue reportado como desaparecido el 5 de agosto y, días después, su cuerpo fue hallado con signos de violencia, en un caso que hoy es objeto de una intensa investigación judicial.
¿Qué se sabe?
A inicios de este mes, Harold salió de su vivienda rumbo a una práctica de fútbol, pero nunca regresó. Según videos entregados a las autoridades, en plena vía pública fue interceptado por al menos cinco hombres que lo golpearon, lo encapucharon y lo subieron a un vehículo.
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Cinco días más tarde, el 10 de agosto, su cuerpo fue hallado en un predio de la Empresa de Acueducto de Bogotá, en los cerros orientales. Los investigadores confirmaron que presentaba signos evidentes de tortura y, dentro de su bolsillo, encontraron un papel con un mensaje que decía: “Jajaja. Eso le pasa por sapo”, lo que refuerza la hipótesis de que el crimen tuvo un propósito de amedrentamiento.
La madre del menor contó a medios que, un día antes de desaparecer, Harold comentó en su colegio que conocía la identidad del responsable de un homicidio. Este comentario, según las autoridades, podría haber sido la causa que motivó su secuestro y posterior asesinato.
No obstante, esta no es la única línea de investigación. Otra hipótesis señala que el joven pudo haber sido instrumentalizado por organizaciones criminales dedicadas al microtráfico y que su muerte estaría relacionada con una disputa entre bandas. La familia rechaza de forma categórica esta versión, asegurando que Harold era un joven ajeno a cualquier actividad ilegal.
“Ya que no me ayudaron a recuperar a mi hijo vivo, quiero justicia”, expresó su madre en declaraciones a City TV.
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Por su parte, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, lamentó el asesinato y lo calificó como “un fracaso de todos como sociedad”. Según afirmó, desde que se denunció la desaparición se activaron unidades especializadas para dar con su paradero y ahora trabajan para capturar a los responsables.
El asesinato de Harold ha generado un profundo rechazo ciudadano y expuso, una vez más, los riesgos que enfrentan los menores en zonas dominadas por la violencia y el control de bandas criminales.
