Ante la denuncia hecha por KienyKe.com sobre el hacinamiento y las precarias condiciones en las que viven los indígenas en el refugio La Rioja, en Bogotá, la Unidad para Víctimas respondió, explicó la situación e informó las medidas que se estarían tomando para dar solución a esta problemática.
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Zona Hostil nos deja ver el panorama completo de condiciones difíciles en las que sobrevive esta comunidad. El periodista conductor de este espacio, Raúl Arévalo, revela el Hacinamiento, el desbordamiento de enfermedades, las estructuras dañadas, los baños sin funcionar, la escases de comida e incluso la inundación de algunas locaciones en un paneo general del lugar.
Para iniciar, hay que contar que el principal problema que generó este traslado, fue el hacinamiento. Más de 1.500 personas deben hacerse a un lugar en el edificio. En cada uno de los salones o habitaciones desplegadas en el edificio, duermen cerca de 40 a 45 personas, muchas veces compartiendo el suelo o colchonetas de las que disponen, durmiendo casi que una encima de la otra.
La falta de comida ha agravado la situación de los indígenas, que muchas veces se ven obligados a comer plátano cocinado con pasta durante todo el día. Incluso, entrevistados dentro de este episodio afirman que hay días en que se acuestan sin nada que comer. Pese a sus esfuerzos en conseguir los alimentos, muchas veces no lo logran y se ven obligados a pedir ayuda para poder completar su alimentación diaria. Durante el episodio, piden cosas básicas como arroz, sardinas, aceite e incluso cucharas par poder comer.
El estrecho espacio y el hambre, ha generado en la comunidad otros dos graves problemas. Las enfermedades y el estallido de una crisis social, expresada en consumo de estupefacientes, violencia, abuso sexual e incluso la muerte.
En el edificio han muerto cinco personas según uno de los entrevistados por Raúl, entre quienes se encuentran mujeres y niños, afirma el entrevistado. A la escases de alimentos, los apretados espacios y el mal estado de la edificación, se le suman los fenómenos ocasionados por la drogadicción, el alcoholismo, la violencia de género y las enfermedades, un coctel que empuja más a los indígenas al borde de la muerte.
Ante la gravedad de condiciones del "infiernito", el presidente del concejo de Bogotá, Edward Arias afirma: "Hemos sido insistentes en que la nación colabore en nuevamente poder trasladar a estas personas donde habitualmente vivían. Situarlo en lugares donde puedan encontrar el derecho de acceder a servicios públicos adecuados. Si hay un culpable es el desplazamiento por la violencia".
La respuesta de la Unidad para Víctimas
KienyKe.com se contactó con Guido Bonilla, director territorial central de la Unidad para las Víctimas, quien aclaró las medidas que se estarían tomando para solucionar esta situación con las familias indígenas.
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Así las cosas, Bonilla señaló que se está trabajando por brindar condiciones de salubridad e higiene favorables para los refugiados, además de darles atención médica permanente con los especialistas necesarios.
Para ello se busca realizar una brigada semanal de diagnóstico y atención con el fin de poder trasladar a las personas en estado crítico de salud a centros asistenciales en el momento que lo requieran.
Por otra parte, el director argumentó que “las garantías en la alimentación han sido permanentes. No hay un solo día en el que no hayan tenido qué comer”.
Adicionalmente, manifestó que la Unidad para las Víctimas está realizando un plan de retorno por tercera vez para todos los refugiados que deseen y consideren necesario regresar a sus territorios. Mediante esta iniciativa, se ha logrado el traslado de, aproximadamente, 700 personas emberá.
Bonilla afirmó que, por el momento, solo faltan dos grupos de indígenas por retornar. En el primer caso, los individuos fueron llevados a su territorio, pero regresaron a Bogotá posteriormente; y en el segundo caso, aún se está a la espera de la respuesta del Gobierno Distrital para una reubicación dentro de la capital.
Para este plan de retorno, se les estarían brindando garantías diferentes de habitabilidad a los indígenas: “Para cada familia, acordado con las comunidades (...) se les da un material para que construyan su hogar” que se les da en sus territorios.
Además, se les ha garantizado que mientras empiezan a producir sus alimentos mediante la agricultura, se les otorgarán constantemente los productos que sean necesarios para suplir este derecho básico durante un año.
Por su parte, el Instituto Nacional de Vías, Invías, participará en este plan para reconstruir las carreteras por donde transitarán los indígenas, las cuales se encuentran en condiciones desfavorables y que han sido abandonadas.
“La Unidad siempre estará comprometida en construir las mejores condiciones para el retorno de las comunidades emberá y la sostenibilidad en el territorio”, confluyó el director.
