De acuerdo con la planeación de obras para la construcción del metro de Bogotá, el Distrito inició el traslado del Monumento a Los Héroes con el fin de ubicar el retorno de maniobras, en el punto de encuentro entre la Avenida Caracas, la Autopista Norte y la Calle 80.
Oscar Leonardo Aguillón, constitucionalista y director de la Especialización en Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás, analizó el significado del desplazamiento de ‘Los Héroes’ en la sociedad, así como los efectos culturales e históricos en para la ciudad.
¿Quieres conocer más sobre los programas de la Universidad Santo Tomás? ¡Clic aquí para más información!
Se hace necesario reflexionar acerca de si el traslado de este Monumento interfiere en la construcción de memoria a partir del mismo y su valor simbólico para los capitalinos. ‘Los Héroes’ fue inaugurado en la década del 60 con el fin de recordar a los soldados de los ejércitos que participaron en las batallas de Independencia de los países bolivarianos (Perú, Ecuador, Venezuela, Bolivia y Colombia), y en los últimos años fue punto de encuentro para diferentes actividades cívicas, culturales y de orden público.
Según el director de la Especialización, Bogotá es una ciudad que carece de un elemento identitario propio, debido a la gran multiculturalidad y pluralidad que la compone. Esta característica y la falta de sentido de pertenencia hacen que, al momento de identificar los símbolos de la ciudad, pase desapercibido el valor identitario de un Monumento como este.
“Lamentablemente, en los procesos históricos adolecemos de referentes visuales y cuando no los relacionamos, no generamos identidad. Es importante tener en cuenta esta clase de elementos, porque nos recuerdan lo que significamos como república y no es un tema menor puesto que nos llevó a la Independencia de cinco países latinoamericanos”, explica.
No obstante, la demolición y posterior reconstrucción del Monumento es un llamado a la necesidad de desarrollo que requiere la ciudad. Aguillón destaca que Bogotá es la única capital del mundo, y teniendo en cuenta el número de habitantes, que no tiene un sistema de transporte como el metro y su construcción es una necesidad.
“Hemos venido modificando los elementos identitarios de la ciudad, porque justamente hay una evolución, lo que no debe significar, que esté bien el hecho de perder la memoria de lo que ha significado esta construcción” agregó.
Esta transformación urbanística y de movilidad también tiene que ver con fines económicos. Varios lugares han cambiado de nombre por características contractuales que llevan a establecer una renovación identitaria del lugar, ejemplo de ello es el antiguo Coliseo El Campín -construido en 1970-, que pasó a llamarse ‘Movistar Arena’ en 2017.
Finalmente, el constitucionalista explica que la cultura es dinámica y se transforma en la medida que haya cambios en la sociedad y la apropiación de nuevos valores simbólicos. En este caso, el traslado del Monumento es un reto para la memoria colectiva de los habitantes de Bogotá, puesto que promueve la construcción de nuevos imaginarios.
“La memoria es una construcción colectiva y los monumentos o representaciones simbólicas juegan un papel fundamental en estos procesos. No se puede desconocer lo que se ha hecho, sino que estos escenarios deben ser espacios de orgullo para el país”, precisó el profesor Aguillón.