La verdad detrás del planeador de bodas acusado de estafa

Vie, 18/07/2025 - 15:41
Una historia de ilusión rota, pagos anticipados y un wedding planner tienen hoy en vilo al gremio de bodas en Colombia.
Créditos:
Freepik

Un video cargado de llanto y angustia se viralizó el pasado 14 de julio en redes sociales, cuando una mujer llamada Stephania Salazar denunció que su boda, presuntamente, no se realizaría el próximo 9 de agosto. Todo porque su wedding planner había desaparecido tras dejar plantada a una quinceañera ese fin de semana, sin realizar el evento que, según Salazar, había costado 40 millones de pesos. Desde entonces, una ola de denuncias ha surgido en el gremio de eventos del Eje Cafetero, tras las declaraciones públicas de otras clientas del reconocido wedding planner Luis Gonzaga Laya Vázquez, más conocido como Lugo Vázquez, director de Casa Lugo Events.

Lo más llamativo del caso es que varias mujeres afirman haber entregado anticipos por sumas millonarias para la organización de sus bodas, sin haber recibido los servicios contratados. La denuncia más visible ha sido la de Stephania Salazar, una abogada que planeaba casarse en apenas 26 días. En entrevista con KienyKe.com, narró en detalle cómo, tras varios pagos parciales y una aparente reprogramación pactada, descubrió, presuntamente, que no existían reservas vigentes ni pagos realizados a proveedores.

Le puede interesar: Leonor Espinosa: la mujer que convirtió la cocina en una forma de restaurar el alma de Colombia

La versión de Stephania: “un matrimonio que no podrá ser”

Stephania relata que firmó el primer contrato con Lugo en octubre de 2023, con una cotización cercana a los 25 millones de pesos. Realizó un abono inicial de $1 millón y más tarde giró otros $7.400.000 en diciembre. En ese entonces, calcula haber entregado cerca de 12 millones de pesos. Sin embargo, el 13 de febrero enfrentó una emergencia médica y familiar, por lo que decidió posponer la boda. Salazar informó a ‘Lugo’ y él le dio una carta de tranquilidad, asegurándole que no había problema, ya que el contrato permitía cambiar la fecha del evento.

No obstante, en mayo de este año la novia volvió a contactarlo para retomar sus planes de boda, esta vez con un presupuesto mucho menor. Él decidió cobrarle un millón de pesos adicional y tomar lo que ella había pagado anteriormente para reiniciar el proceso. Todo parecía avanzar con normalidad: ella hizo nuevos abonos y la planeación de su boda marchaba bien.

Pero la historia dio un giro inesperado. El 14 de julio, a tan solo 26 días de su boda, recibió una alerta desde el gremio: Lugo habría incumplido completamente un evento reciente, una fiesta de 15 años, dejando el evento sin logística ni servicios, salvo la comida (y solo entregada parcialmente). Esto alarmó profundamente a Salazar.

Intentó comunicarse sin éxito con Lugo, quien, según sus asistentes, se encontraba "desaparecido". A través de contactos directos con el lugar reservado para su matrimonio y otros proveedores, la novia confirmó, presuntamente, que no existía ninguna reserva activa ni pagos por parte del wedding planner.

¿Qué hacía Lugo con la plata?

Stephanía, quien también es abogada, afirma que lo vivido encaja con un patrón financiero irregular. “Presionaba para girar dinero con frases como ‘te vas a quedar sin el lugar’, pero en realidad lo usaba para cubrir eventos anteriores. Fue una cadena de pagos cruzados con el dinero de diferentes clientas", señaló.

La clienta relata que Lugo finalmente respondió con un mensaje efímero de WhatsApp, diciendo que “todo estaba en marcha” y que “pronto estarían en Bogotá”, sin responder a los reclamos. Posteriormente, Lugo envió un texto aceptando haber fallado, que no tenía el dinero, pero que quería devolverle 4 millones. “Le dije que me devolviera eso y que olvidara lo del año pasado. Nunca me contestó”.

La versión de Lugo: “Estoy quebrado, pero sigo trabajando”

Para contrastar ambas caras de la historia, KienyKe.com contactó a Lugo Vázquez, quien admitió estar en una profunda crisis financiera. “Estoy en la quiebra. El COVID me dejó sin trabajo dos años y he vivido de los abonos de clientes. Hago un roto para tapar otro”, dijo.

Afirmó haber tocado fondo tras el incumplimiento de la fiesta de 15 años, evento que, según él, lo llevó a un colapso psicológico: “Me dio como un colapso nervioso, sentí que mi vida o mi salud mental estaban en riesgo. No me fui con la intención de escapar, simplemente no fui capaz de seguir”. Recalcó que ha sacado adelante su empresa “pedaleando solo”, sin respaldo financiero, y con el apoyo de proveedores y amigos que aún lo respaldan.

Según Lugo, sí había reservado parcialmente el lugar Bremen para la boda de Stephania Salazar y ha intentado contactar nuevos proveedores para cumplir. Sin embargo, también reconoció que no ha tomado acciones legales ni ha estructurado un plan claro para devolver el dinero. Tampoco tiene claridad sobre si las novias aún desean realizar los eventos.

En sus últimas palabras, Lugo dijo sentirse “destruido” por los ataques en redes sociales, asegurando que lo llaman ladrón y estafador injustamente, incluso cuando, según él, algunos eventos aún no han ocurrido. “No entiendo por qué están haciendo tanta polémica... ¿quién les garantiza que yo no les voy a cumplir?”, dijo con evidente molestia. Acusó a las novias de dañar su imagen sin justificación y defendió su trabajo, afirmando que tiene reputación, testimonios de cumplimiento y clientes satisfechos. A pesar de todo, cerró con una frase desafiante: “Mientras yo tenga salud y vida, Casa Lugo sigue”.

Este caso podría escalar legalmente en las próximas semanas. Las pruebas presentadas por Stephanía incluyen contratos, transferencias, conversaciones de WhatsApp, audios y testimonios de terceros que, si ella decide, puede presentar ante la ley. Esto podría configurar un presunto caso de incumplimiento contractual y uso indebido de recursos.

Después de todo y cargada de emociones, la novia decidió que reorganizará próximamente su boda. Sin embargo, advierte a las parejas que están en el proceso de planear su boda que es necesario actuar con cautela al contratar cualquier servicio, para evitar ser víctimas de su buena fe. “Cuando uno paga un servicio, por más que conozca al proveedor o sienta empatía, hay que exigir, leer los contratos, pedir soportes, modificar por escrito si hay cambios. Si a alguien le molesta que le exijan, entonces no es un proveedor confiable”.

También le puede interesar: ¿Karina y Altafulla tienen planes de ser padres?

Más allá de este caso puntual, la situación deja una advertencia clara: en una industria donde la confianza suele pesar más que el control, omitir garantías puede salir caro. Exigir claridad no es desconfianza, es una forma básica de proteger cualquier inversión.

 

Creado Por
Valerie Michelle Skinner Parra
Más KienyKe
Las soap nails, o uñas jabón, son una fuerte tendencia en manicure que arrasa en redes sociales. Aquí todo lo que debe saber.
Gobierno y sector arrocero logran acuerdo preliminar tras cinco días de paro nacional y ya hay un documento oficial con compromisos
En entrevista con KienyKe.com, Carmen Farala nos habla sobre su reciente visita a Colombia, su compromiso con el colectivo LGBT+ y mucho más.
La creadora de contenido confesó cuáles son los planes a futuro con su pareja, el ganador de La Casa de los Famosos. ¿Qué dijo?