La carrera del entonces encopetado General Pedro Sánchez, que de manera vertiginosa se erigía como uno de los grandes íconos de la defensa de nuestra necesitada nación, dando resultados serios en su gestión como soldado comprometido con los colores de la bandera, y que hasta en un gesto de humanidad, junto con inteligencia y ciencia militar y un despliegue técnico fabuloso conjugado con conocimientos ancestrales, logró rescatar a los niños indígenas en el Amazonas, mediante la exitosa “Operación Esperanza”, hoy se fue al traste. Es como si de un plumazo hubiera echado por la borda una carrera militar honorable y digna de reconocimiento al haber renunciado a sus débitos militares y a su juramento de defensa de los intereses de la patria, de la protección de la soberanía colombiana y de velar por la vida, honra y bienes de los asociados, para entrar al combo de los desprestigiados alfiles de Petro, por no decir peones. Imposible que esto no despierte interrogantes; incluso sospechas. ¿Cómo es que un militar de ese rango, gozando de respeto, prestigio por su trayectoria y desarrollo ejemplar, termine en el mismo rucio costal de Benedetti, Montealegre, Saravia y el Pastorcillo Mentiroso? Definitivamente, hizo de su capa un sayo. Esto mínimamente genera dudas. Considero que la respuesta aproximada a la realidad y con la responsabilidad como editorialista, que no tiene pruebas para otra cosa, pero basado en lo que vemos a diario, es que esto es otra demostración del plan macabro premeditado de Petro y su comunismo demencial y mendaz, que nos tiene bañados en sangre, naufragando en coca y sumidos en la corrupción. Llámenlo, Foro de Sao Paulo, Agenda 2030 o simplemente dictadura pura y dura. ¿Recuerdan el juego de mesa “Risk”, en el cual se van invadiendo, colonizando, conquistando y cooptando regiones a través de estrategia? Pues este es un buen símil. La diferencia es que en ese juego no está de por medio el narcotráfico, ni la depravación estatal. Para el caso que nos ocupa y preocupa sobre Colombia, lamentablemente, esas patologías no solo están presentes, sino que son la motivación de las pretensiones ilegales de Petro y sus esbirros.
El homicidio de los 13 policías en Amalfi, violatorio del DIH que fue alevemente conculcado por los terroristas, recordando que estaba cantado, le debería costar una rendición de cuentas al Ministro de Defensa. El tenebroso atentado en la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez de Cali, el reciente secuestro de 72 militares en el Tambo (Cauca), el ataque de ayer con explosivos en Putumayo y pretender quemar vivos a dos efectivos de la FFMM en el mismo departamento, por citar algunos, son hechos que con suficiencia dan para salir de este sujeto en la cartera de defensa. Ojalá que el control político llegue al punto de la Moción de Censura, pero que no sea otro saludo a la bandera, aunque puede ser parte del show. Aquella masacre con drones, derribando un helicóptero y acabando con 13 vidas de héroes, es terrorismo a gran escala. Así de sencillo. Mientras tanto, los policías y militares maniatados por el gobierno se defienden con botas y cachiporra. Esto debería costarle el puesto a Sánchez; es más, no debería esperar a que le adelanten las acciones que en Derecho le caben por negligencia y eventualmente hasta por complicidad y en vez de eso, renunciar por mera gallardía y honor militar, si es que algo de eso le queda. Le vendió el alma al diablo para engrosar sus filas, abandonando las del honor y el compromiso patriótico y militar, desertando a la dignidad de la milicia soberana y traicionando la patria.
Las consecuencias para el otrora soldado abnegado (que al parecer no lo era tanto), no se deben hacer esperar. Son muy delicados los actos omisivos, negligentes, permisivos y si se llega a comprobar hasta cómplices, del ministro, que sistemáticamente le suma tragedias semanales, a los desgarradores anaqueles de nuestras páginas actuales.
Pero no se asombren si no pasa nada. Recordemos lo del plan. No sigamos tragando cuentos de improvisación, de falta de competencia, de carencia de facultades y recursos, ni nada por el estilo. Esto está debida y fríamente calculado y obedece a una macabra concertación estratégica. Recuerden lo del “Risk”, que, dicho sea de paso, les recomiendo que lo jueguen.
Abrazo cálido, seguimos trabajando y aguantando.