Una de las anécdotas más curiosas de la carrera del rey Pelé, fallecido a los 82 años, fue la ocurrida el 17 de julio de 1968 en el estadio El Campín de Bogotá cuando un árbitro que lo había expulsado tuvo que irse de la cancha para que el astro regresara y horas después volvieron a verse en una comisaría de Policía.
Para esa fecha la Federación Colombiana de Fútbol había organizado un partido amistoso entre el Santos de Brasil y la selección nacional que se preparaba para los Juegos Olímpicos de México´68. La principal atracción de ese encuentro era Pelé, considerado el mejor jugador del mundo.
Como juez central escogieron a Guillermo "Chato" Velásquez, en su momento el mejor árbitro de Colombia y quien se caracterizaba por no "dejarse manosear" de los jugadores. Para esa época en el fútbol todavía no existían las tarjetas amarilla y roja lo que hacía mucho más difícil conseguir que los jugadores respetaran las reglas.
Con un estadio lleno de aficionados que solo estaban ahí para ver a Pelé, desde el comienzo del partido hubo juego brusco entre colombianos y brasileños que intentaba controlar el temperamental árbitro colombiano. Incluso Antonio Lima dos Santos fue expulsado luego de agredir a Velásquez.
Pelé, expulsado en Colombia
"El Chato", quien falleció en 2017 a los 84 años, contó en varias entrevistas que en el minuto 35 del primer tiempo en una disputa de balón en el área de Colombia con el defensor Luis Eduardo "el Camello" Soto, Pelé cayó e inmediatamente reclamó de manera airada, por lo él que decidió expulsarlo.
En una entrevista al periodista Alberto Salcedo, Velásquez explicó que en ese momento todos los que estaban en el banco del Santos se le vinieron encima.
"De 28 personas que tenía la delegación brasileña me agredieron 25. Los únicos que no me pegaron fueron el médico, el periodista y Pelé", contó.
A eso se sumaban los insultos de los 60.000 asistentes al Campín que habían pagado una boleta bastante costosa para ver a Pelé, por lo que exigían su regreso inmediato a la cancha. Los directivos de la Federación Colombiana de Fútbol tomaron entonces la decisión de que en el segundo tiempo regresara el jugador y se fuera el árbitro.
Omar Delgado, que había comenzado como asistente de línea, siguió como árbitro principal y el chileno Mario Canesa, quien se encontraba en la tribuna, vestido de traje y con un pañuelo en vez de banderín, hizo de juez de línea.
Segundo encuentro con Pelé, en una comisaría
En el segundo tiempo, Pelé regresó e hizo tres goles, contribuyendo a la victoria de su equipo 4-2, mientras que, con un ojo inflamado, golpes en todo el cuerpo y humillado por la multitud que repudió la expulsión del ídolo, Velásquez se fue hasta una comisaría de Policía a denunciar por la agresión de los brasileños.
Hasta el camerino del Santos llegaron policías en busca de los futbolistas quienes estuvieron detenidos por orden del comisario Isaac Cadena. El incidente terminó dos días después con una conciliación en la que Pelé, cuya expulsión fue la causa de la pelea, fue el "amable componedor", al actuar de mediador entre las partes.
El pleito judicial terminó en una disculpa pública de los futbolistas agresores al árbitro agredido y una indemnización de 18.000 pesos colombianos, que actualizado al cambio de hoy es una cifra cercana a 5.000 dólares.