Kurts Adams Rozentals, una joven promesa del canotaje en eslalon del Reino Unido, se encuentra atrapado entre dos mundos aparentemente incompatibles: el deporte de alto rendimiento y su actividad en la plataforma de contenido por suscripción OnlyFans. Desde enero, Rozentals ha ganado más de 100.000 libras esterlinas —equivalentes a unos 127 millones de pesos chilenos— gracias a su contenido provocador, el cual ha utilizado para financiar su camino a los Juegos Olímpicos. Sin embargo, su éxito fuera del agua le ha costado su carrera dentro de ella.
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El deportista fue suspendido en abril por Paddle UK, el organismo rector del canotaje británico, luego de recibir denuncias sobre su actividad en redes sociales. Aunque la entidad no ha detallado oficialmente los motivos de la sanción, Rozentals no tiene dudas: su cuenta en OnlyFans es el origen del conflicto.
“He estado publicando videos en Instagram con un tono deliberadamente provocador para atraer seguidores a mi página de contenido picante y así financiar mi camino hacia los Juegos Olímpicos”, explicó en una entrevista con BBC Sport. Su decisión de monetizar su imagen corporal ha sido interpretada por algunos sectores como una transgresión ética, mientras que otros la ven como un acto de autonomía frente a un sistema que rara vez garantiza sustento económico a quienes no logran atraer patrocinadores.
Además de la suspensión, Rozentals fue excluido del World Class Programme, el plan de apoyo financiado por la lotería nacional británica que respalda a atletas con potencial olímpico. Como si fuera poco, también le han prohibido mantener contacto con entrenadores y compañeros de equipo.
“Me quedé paralizado, no podía creer lo que estaba escuchando. He dedicado mi vida a esto. El deporte es quien soy, es mi identidad”, declaró conmovido el atleta, cuya carrera deportiva parece haber sido detenida no por una lesión o mal desempeño, sino por su vida fuera de las pistas de agua.
Rozentals sostiene que su incursión en OnlyFans no viola ninguna norma oficial del deporte, y asegura que ha sido su única vía para cubrir gastos de entrenamiento, equipamiento y viajes. En un contexto donde el financiamiento privado escasea, el joven deportista recurrió a esta fuente como último recurso.
¿Dónde termina lo personal y empieza lo profesional?
El caso ha reabierto un debate que atraviesa el deporte moderno: ¿hasta qué punto los organismos deportivos pueden —o deben— intervenir en la vida privada de los atletas? Mientras que Paddle UK guarda silencio, las redes sociales hierven con opiniones divididas. Algunos consideran que su decisión fue “imprudente” para alguien que representa al país, mientras que otros lo ven como víctima de una doble moral que premia cuerpos atléticos en el podio, pero castiga su autonomía fuera de él.
