La pesadilla que vive Antony 'El Pitufo' de Ávila en una cárcel en Italia

Dom, 01/06/2025 - 08:00
Antony de Ávila, otrora ídolo del fútbol colombiano, vive el encierro en una de las cárceles más temidas de Europa.
Créditos:
@pipadeavila

El 21 de septiembre de 2021, la noticia sorprendió al mundo del fútbol: Antony de Ávila, apodado “el Pitufo” y recordado por su talento con la camiseta del América de Cali y la Selección Colombia, fue arrestado en Nápoles mientras disfrutaba de unas vacaciones. La captura, que a primera vista parecía un malentendido, reveló un pasado judicial que se remontaba a 2004, cuando fue condenado en ausencia por tráfico internacional de drogas. Hoy, enfrenta una pena que se extiende hasta al menos 2033, encerrado en una prisión cuya sola mención estremece: Poggioreale.

La detención del exfutbolista reabrió el expediente de una supuesta colaboración con el clan Buonerba, implicado en el tráfico de estupefacientes en Nápoles y Génova. Según la justicia italiana, De Ávila nunca respondió por esa condena, y ahora debe cumplirla completa, sin derecho a reducción ni beneficios, tal como lo explicó su abogado, Fabrizio de Maio.

Poggioreale, conocida como "la cárcel de la Camorra", no es solo un penal común: es una de las instituciones más criticadas por organismos de derechos humanos en Europa. Construida en 1914 con capacidad para 1.680 internos, hoy acoge a casi el doble. El hacinamiento, la ausencia de cámaras de vigilancia y las denuncias de tortura en lugares como la llamada “Sala Cero” han configurado un escenario tan sombrío como alarmante. Informes del portal Liberties y de la Fiscalía de Nápoles hablan de abusos sistemáticos, maltratos físicos y psicológicos, secuestros internos y tasas de suicidio inquietantes entre los prisioneros.

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Aislado y sumido en la precariedad, el “Pitufo” De Ávila parece haber sido olvidado por el país al que tantas veces representó en la cancha. Su familia, sumida en la desesperación, ha vendido propiedades para costear su defensa legal y ha suplicado respaldo a las autoridades colombianas y a clubes como el América de Cali, donde el delantero dejó huella. Hasta ahora, sus llamados no han recibido respuesta.

Desde el ámbito deportivo, las reacciones han sido variadas. Tulio Gómez, directivo del América, salió en su defensa, atribuyendo su situación a las malas compañías, recordando un arresto anterior que no prosperó judicialmente. Sin embargo, la presión internacional y la gravedad de las acusaciones actuales impiden que esta vez la historia tenga un desenlace benigno.

Un sistema penitenciario bajo fuego

Las críticas hacia Poggioreale no son nuevas. Entre 2015 y 2016, investigaciones revelaron el nivel de abuso e impunidad dentro de sus muros. La cárcel, que ya había sido señalada por organizaciones europeas de derechos humanos, volvió al centro del debate con cada denuncia de tortura o muerte. El caso de De Ávila vuelve a encender la alarma sobre un sistema judicial inflexible y un entorno carcelario degradado, donde los derechos humanos parecen ser un privilegio, no una garantía.

Entre el recuerdo y el olvido

Para los fanáticos del fútbol, Antony de Ávila representa una época dorada del balompié colombiano. Con sus goles y velocidad, fue símbolo de esperanza y orgullo nacional. Hoy, su figura se dibuja en la sombra de un penal europeo, atrapado en una historia de crimen, olvido y sufrimiento.

Su caso no solo plantea preguntas sobre justicia y rehabilitación, sino también sobre memoria. ¿Cuánto vale una vida después del error? ¿Y hasta dónde debe llegar el castigo cuando las condiciones mismas del encierro rozan la tortura?

Lo cierto es que el nombre de De Ávila, alguna vez coreado en estadios, hoy resuena entre los muros de Poggioreale, cargado de incertidumbre, controversia y una historia sin final claro a la vista.

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