Una versión del acordeón diatónico dirigida al público infantil es producida por un artesano en Valledupar.
En un modesto taller repleto de herramientas, cajas de madera y piezas, José Sierra logró adaptar minuciosamente un sistema de sonidos de tamaño estándar a un instrumento de menor dimensión con el que espera llenar las expectativas de los futuros acordeonistas.
"La idea vino de la necesidad de los niños, porque hay niños que son talentosos, tienen tres o cuatro años y han hecho algo con un acordeón, pero de pronto es muy pesado y muy grande para ellos", explicó a Efe Sierra, un ingeniero mecánico que fundó hace más de una década la microempresa "Mileto Acordeones".
Sierra asegura orgulloso que le incluyó "los mismos tonos, la misma música" al pequeño instrumento, cuyo primer registro de invención data de 1829 pero que se hizo mundialmente famoso con la reconocida fábrica alemana Hohner.
"Ahí fue donde estuvo el éxito y la victoria, como digo yo, al haber logrado hacer el mecanismo adecuado a la música del acordeón grande", afirmó este artesano que bautizó su empresa en honor a la ciudad griega de Mileto.
Después de años de intentos, Sierra consiguió que el pequeño acordeón incluya tres teclados al igual que el profesional en una estructura que tiene casi cinco centímetros menos de largo y de ancho que el original.
"Este acordeón es un nuevo despertar", relató Sierra, para quien sus instrumentos son típicos para la música vallenata, nacida en el Valle del cacique Upar (Valledupar) y que ha traspasado las fronteras colombianas de la mano de artistas como Carlos Vives o Jorge Celedón, quien cantó en una velada en la Casa Blanca.
En Valledupar el acordeón es protagonista no solo de parrandas o fiestas populares sino de un concurso que premia a quienes mejor ejecutan este instrumento en los distintos aires o versiones del vallenato.
Mileto, donde la cuidadosa elaboración artesanal de un acordeón puede demorar entre cuatro y quince días, ha logrado exportar a Australia, México, Venezuela, Panamá, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Alemania e incluso la tierra natal de este instrumento, Austria.
También cuenta entre sus clientes a reconocidos artistas de la música vallenata.
"Los que han comprado un acordeón (desde el exterior) es porque han venido a reparar uno y cuando ven los nuestros me dicen que les gustan", reconoce Sierra.
Estos instrumentos pueden costar 1,7 millones de pesos en su versión pequeña y 2,3 millones de pesos en tamaño estándar.
Esta microempresa, que emplea a unas siete personas, fabrica actualmente por encargo un promedio de cuatro acordeones al mes, pero su fundador aspira obtener un crédito o un apoyo estatal para incorporar maquinaria en el proceso y así aumentar su producción.
"En Panamá me están pidiendo 50 acordeones mensuales, pero hay que prepararse. Sí hay mercado", apuntó Sierra al referirse al futuro de sus instrumentos.
Con sus creaciones, este empresario mira ahora entusiasmado hacia un mercado más amplio como el de la música norteña, nacida en México y con amplia difusión en varias zonas de EEUU y América Latina.
"Vinieron unos mexicanos a conocerme y a saber cómo adquieren unos acordeones", añadió Sierra, un hombre que atribuye la fundación de su empresa a una inspiración divina en un momento de crisis económica y con la que espera preservar la tradición vallenata. EFE
Laura Barros
Gracias a él los futuros reyes vallenatos aprenderán a tocar acordeón
Lun, 20/07/2015 - 08:30
Una versión del acordeón diatónico dirigida al público infantil es producida por un artesano en Valledupar.
En un modesto taller repleto de herramientas, cajas de madera y piezas, José Sierra
En un modesto taller repleto de herramientas, cajas de madera y piezas, José Sierra