La empresa que le cree a la pólvora legal

Mié, 16/01/2019 - 12:51
Siempre que el reloj marca la media noche del 31 de diciembre el cielo se convierte en una explosión de colores que ilumina el cielo, una celebración que está arraigada a lo más profundo del senti
Siempre que el reloj marca la media noche del 31 de diciembre el cielo se convierte en una explosión de colores que ilumina el cielo, una celebración que está arraigada a lo más profundo del sentir colombiano; sin embargo, esta alegría está acompañada, generalmente, de una cifra dolorosa de lesionados por la pólvora.  Según el último informe del Instituto Nacional de Salud, fueron 827 personas las lesionadas entre la navidad del 2018 y el principio del 2019. A pesar de que los índices de quemados aumentaron y de que este sector nada en la informalidad, hay polvoreros que creen que esta actividad sí se puede llevar a cabo formalmente.  Según la Federación Nacional de Pirotécnicos (Fenalpi), en Colombia, aproximadamente hay 25.000 familias que viven de esta actividad y tan solo 4.000 son formales. Pero ser una empresa que cumpla con los requisitos que pide la ley es un asunto difícil de lograr, y una de las principales razones es el factor económico. Un ejemplo de esto son las polvorerías en Pacho, Cundinamarca.    De 15 empresas que hay en este municipio, tan solo dos son formales. Los polvoreros de la tierra de las naranjas son personas humildes que la fabrican por tradición y  de manera artesanal. La mayoría comenta los requisitos para ser formales son casi imposibles de cumplir.   [caption id="attachment_1016110" align="alignnone" width="1024"] Foto: Jose Vargas/ KienyKe.com[/caption]

El proyecto de ley

La representante a la Cámara, Katherine Miranda junto al senador Antanas Mockus presentaron un proyecto de ley que "busca restringir el uso descontrolado e inseguro de la pólvora. esta iniciativa pretende que sea utilizada por expertos certificados que garanticen la seguridad en las actividades de pirotecnia", dijo a KienyKe.com. "Debemos dejar la costumbre de celebrar con pólvora en nuestras casas: este es uno de los cambios culturales más grandes que nos merecemos en Colombia", Katherine Miranda.  Frente a esta propuesta Carvajal asegura que la solución es educar a las personas frente al uso de la pólvora y gestionar el riesgo, "todo es riesgoso, por ejemplo un carro en manos de un menor de edad o una persona en estado de embriaguez es peligroso y se debe tener el control para nunca alguna de estas personas manejen el auto, así funciona con la pirotecnia", manifestó. Finalmente aseguró que en los lugares del país en los que se prohíbe la actividad o se sataniza, es en donde más se presentan lesionados y las empresas formales son las castigadas.  [caption id="attachment_1016158" align="alignnone" width="1280"] Foto: Jose Vargas/ KienyKe.com[/caption]

El Vaquero

La empresa que hace 70 años ha estado presente en cada festividad decembrina es una de las polvorerías más grandes del país. Su representante legal, Carlos Andrés Carvajal, no solo representa a la empresa, sino al sector formal como presidente de la Federación Nacional de Pirotécnicos (Fenalpi).  Esta empresa fue fundada por Juan Crisóstomo Restrepo quien la bautizó, El Vaquero. Carlos Carvajal, padre del que ahora es su representante legal, era un joven de tan solo 16 años de Manizales, iba a trabajar a Málaga, en una cacharrería que había en la ciudad de las puertas abiertas. Era un 7 de diciembre y el lugar estaba a reventar, ¿la razón? Estaba vendiendo pólvora y se dio cuenta de que era un buen negocio. El primer año compró mercancía y la vendió como pan caliente, pero el año siguiente, decidió viajar a Bogotá para hablar con los dueños de El Vaquero.  Conoció a don Crisóstomo Restrepo, le pidió que lo dejara ser su distribuidor en las regiones, pero aunque Carlos no tenía dinero, sí tenía quien lo respaldara económicamente. Esa persona fue Bernardo Moreno. Luego de ser un simple vendedor local, pasó a apropiarse de las regiones.  [caption id="attachment_1016112" align="alignnone" width="1024"] Foto: Jose Vargas / KienyKe.com[/caption] El primer año le fue bien, pasaron dos y la situación iba viento en popa, pero el patrocinador decidió retirarse del negocio, "esto está muy riesgoso Carlos", además de que las autoridades siempre estaban tras ellos, la prohibición no es un tema de ahora, desde que la pólvora llegó a Colombia en la época de la conquista se ha querido erradicar la práctica. 
"Cuando a un polvorero le sale todo bien es un rockstar, pero cuando hay un accidente se convierte en un enemigo público", dice Carlos Andrés Carvajal, presidente Federación Nacional de Pirotécnicos. 
Carlos llegó al Vaquero en Bogotá con la mala noticia de que se quedó sin apoyo económico, Juan Crisóstomo Restrepo le dijo: "Cómo así que se retira, si yo ya envié 600 cajas para allá". Carvajal se adelantó y le pidió una oportunidad, le hizo la solicitud de otras 600 cajas, después de insistir se hizo el envío. El resultado de esta locura fue que vendió toda la mercancía.  [caption id="attachment_1016190" align="alignnone" width="1280"] Foto: Jose Vargas /KienyKe.com[/caption] Con el tiempo, Crisóstomo falleció, a cargo de la empresa quedaron sus tres hijos y Carlos Carvajal ya compraba la producción del año. Pero de los nuevos propietarios no encontró el apoyo que necesitaba, hasta que les pidió que le vendieran la mitad de la empresa. Los años pasaron hasta que Carvajal pidió que le vendieran la otra mitad de El Vaquero, y así fue. Pasó 15 años pagando intereses y  en 1994 que vendieron el terreno en Bosa, donde inició la fábrica, se trasladaron a Soacha, municipio en el que hoy en día está ubicada la empresa.  [caption id="attachment_1016114" align="alignnone" width="1024"] Foto: Jose Vargas.[/caption]

Época inquisidora 

Antes del exacalde de Bogotá, Antanas Mockus, no había dios ni ley que regulara la industria de los totes y voladores. Habían 4.700 casetas por toda la ciudad en las que se comercializaban estos productos sin ninguna precaución, el punto mejor ubicado estaba en la plaza de Mártires en la que al menos había 300 puntos de venta, pero así como había informalidad habían lesiones, se presentaron unas 3.000 al año... un caos.  Fue por esto que Mockus los puso en cintura, y advirtió que de haber solo un niño lesionado prohibiría la actividad. Lo que efectivamente ocurrió: se prohibió. Y así inició la persecución, hasta los curas de la iglesia católica salían en los medios de comunicación pidiendo que se prohibiera la pólvora.  [caption id="attachment_1016182" align="alignnone" width="1024"] Foto: Archivo Fenalpi.[/caption] Así como hubo prohibición, Mockus brindó alternativas. Le propuso a toda la industria comprarle la producción total. Asimismo, les ofreció alternativas para que quienes se dedicaran a este oficio cambiaran de actividad económica. Sin embargo, el programa fue un fracaso, incluso metían barro dentro de la supuesta pólvora que entregaban.  Después de la prohibición, empezó la comercialización clandestina y al pasar los años, la presión por parte de las autoridades cada vez era más fuerte. Fue hasta seis años después que nació la Ley 670 de 2001, que ampara la actividad. Esto por una demanda impuesta por la empresa Mariposa, para que no prohibieran la pólvora.  En el artículo 4° la iniciativa asegura que: "Los alcaldes municipales y distritales podrán permitir el uso y la distribución de artículos pirotécnicos o fuegos artificiales estableciendo las condiciones de seguridad", sin embargo, y como lo explica Carvajal "eso se entendía como que podrían prohibir la distribución, entonces Mariposa, volvió a demandar y la Corte Constitucional explicó que el legislativo le dio poder al ejecutivo para reglamentar, más no para prohibir. Esto significó el amparo de la actividad, que le dio a los comerciantes una seguridad jurídica como empresarios".  [caption id="attachment_1016181" align="alignnone" width="1024"] Foto: Archivo Fenalpi.[/caption]

Cómo se promueve la legalidad

Carlos Andrés Carvajal explica que El Vaquero funciona en torno a su eslogan: 'trabajando en función de la vida y seguridad de las personas', es por esto que la empresa maneja términos de buenas prácticas en la fabricación y comercialización de juegos pirotécnicos. No le venden estos productos a menores de edad, ni a personas en estado de embriaguez.  Asimismo, la empresa desarrolló medidas para que no hayan más lesionados. Algunas son: mejorar los empaques de los productos poniendo las instrucciones de uso, advertencias, fabricante y una mecha verde de seguridad. Además la etiqueta explica la carga pírica (capacidad explosiva). "Debido a este control es que bajaron los índices de lesionados en Bogotá y Cundinamarca", afirma Carvajal, "vemos que en esta zona del país viven 13 millones de habitantes que es el 30% de la población de Colombia y se presentaron apenas 39 lesiones en conjunto, mientras en lugares prohibidos se alimenta la clandestinidad y por eso se presentan lesionados. En el país hay más de 20 mil fabricantes informales de pólvora". [caption id="attachment_1016116" align="alignnone" width="1024"] Foto: Jose Vargas / KienyKe.com[/caption]    
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