Martín De Francisco está listo para mostrar una faceta inédita de sí mismo. Con una carrera marcada por la radio, la televisión y los espectáculos en vivo, el creador de un estilo mordaz, filoso y profundamente irónico ahora se adentra en un territorio más íntimo: la búsqueda de su identidad.
A partir del 13 de noviembre, y todos los jueves, el caleño presentará un nuevo show que parte de una obsesión infantil: la confusión de crecer con un apellido que también es su nombre, un detalle que, según confiesa, lo persiguió desde niño y que hoy sirve como punto de partida para una obra que combina biografía, sátira y reflexión.
Un viaje personal contado con humor y coaching
Fiel a su estilo, Martín de Francisco no abandona el humor irreverente que lo hizo célebre, pero esta vez lo atraviesa con una propuesta distinta: ofrecer coaching a su manera. Entre chistes, recomendaciones y reflexiones, busca brindar a sus seguidores una guía para enfrentar “la tragedia de la vida”, como él mismo la describe.
Habrá espacio para todos sus temas recurrentes, incluido el fútbol, aunque advierte que lo abordará desde un ángulo poco convencional, mezclándolo con política en un experimento que —según reconoce— no ha sido del todo exitoso, pero que decidió mantener “por falta de una alternativa mejor”.
Una vida reconstruida en animación
Ante la ausencia de videos o fotografías que documenten su juventud, la producción del show decidió recrear esos momentos en animaciones. El resultado sorprendió al propio comediante:
“Nunca me había visto tan bien representado como en estos dibujos”, afirmó entre risas.
Las escenas animadas permiten recorrer diversas etapas de su vida: algunas alegres, otras melancólicas o trágicas, pero siempre narradas con su sello inconfundible.
El consejo que quiere dejar a su público
Más allá del humor, De Francisco dice que su intención es inspirar a quienes lo escuchan, especialmente a aquellos que, como él en sus primeros años, siguen buscando independencia.
“Yo quiero ayudar a la gente porque yo he sido empleado, entonces quiero que la gente que viene a ver el show deje de ser empleada. Primero, ser subgerentes (…) y ya después empecemos a gerenciar”, comentó a Publimetro. Con su ironía característica, recuerda que esta idea lo acompaña desde joven: “Es una idea que vengo madurando desde que era un pelado, tenía 34 años y apenas me estaba independizando”.
