Juan Diego Alvira, uno de los presentadores más queridos y recordados de la televisión colombiana, sorprendió recientemente a sus seguidores con una confesión personal que pocos esperaban. El periodista, famoso por su humor y estilo cercano, reveló que en algún momento estuvo a punto de divorciarse de su esposa, Ana María Escobar, a causa de problemas económicos que pusieron en riesgo la estabilidad de su matrimonio.
Alvira, quien durante años fue figura principal de Noticias Caracol y actualmente conduce el programa Sin Carreta W, ha encontrado en las plataformas digitales un espacio para mostrarse más auténtico y humano. Allí, lejos de la formalidad del set, decidió hablar de los retos que ha enfrentado en su matrimonio, incluso aquellos que lo llevaron a pensar en una separación.
“Me iba a divorciar. Razón: money, dinero, gastos”, confesó el periodista en una publicación que rápidamente generó reacciones entre sus seguidores. Según explicó, los problemas financieros llegaron a convertirse en un obstáculo para la relación que sostiene desde hace más de una década con Ana María, madre de su hija María del Mar.
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Alvira señaló que, ante esta crisis, la pareja tuvo que buscar alternativas y aprender sobre finanzas en pareja. En su relato, compartió dos métodos que exploraron para organizar los gastos del hogar. El primero, conocido como “miti-miti”, consiste en dividir las cuentas del mes por partes iguales, sin importar cuánto gana cada uno. El segundo, “el de la bolsa”, implica reunir todos los ingresos en un mismo fondo, pagar los gastos y luego dividir lo que sobra en dos partes iguales.
Con su testimonio, Alvira puso sobre la mesa un tema que muchas parejas enfrentan en silencio, el impacto del dinero en la estabilidad emocional y familiar. Pese a las dificultades, el presentador aseguró que el amor y el compromiso han sido más fuertes que las adversidades, lo que les ha permitido superar los momentos de tensión y mantener su unión.
Cabe resaltar que, en otras oportunidades, ya había dejado claro que la rutina y las presiones cotidianas también ponen a prueba incluso a las parejas más sólidas.
“Confieso algo: a veces, la rutina también me pasa factura. No es que falte amor… es que el corre-corre diario —trabajo, compromisos, estrés— a veces lo pone a uno en piloto automático. Y ahí es cuando toca detenerse y reconectarse”, escribió Juan Diego Alvira.
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Con sinceridad, el ibaguereño explicó que, aunque su matrimonio está basado en el amor y en el trabajo en equipo, especialmente en la crianza de su hija, también han tenido que esforzarse para mantener viva la chispa. “A nosotros nos gusta ir a cine, salir a comer, a veces hacer ejercicio juntos… Y claro, entre los dos criamos a nuestra hija, que es nuestro mejor equipo. Pero sé que podríamos disfrutar más cosas juntos. Porque siempre hay algo nuevo por hacer. Y la conexión no se pierde de golpe… se descuida. Aunque, por suerte, también se puede recuperar”, concluyó.
