Cada 2 de octubre es una fecha especial para los boyacenses y debería serlo para todo el país. En esta fecha se celebra el día de la Boyacensidad, puesto que en homenaje a la Batalla del Puente de Boyacá, con la cual se dio la estocada final a la independencia de Colombia, se creó el departamento de Boyacá en el Congreso de Cúcuta un 2 de octubre de 1821.
Su nombre de origen muisca, “Boiaca”, delata algo de la identidad de esta región tan importante para el país. Significa "Región de la Manta Real" y es una clara alusión a esos tejidos elaborados con muchos colores y que comúnmente se conocen como ruanas. La ruana es tan boyacense como el cocido, la carranga, las esmeraldas y muchos otros elementos identitarios que hacen de ésta una región única.
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Su superficie abarca alrededor de unos 23 mil kilómetros cuadrados sobre la cordillera oriental, la cual está llena de accidentes geográficos. Eso es precisamente lo que posibilita su gran encanto; sus paisajes son de ensueño, las montañas son el mejor reflejo de su grandeza y sus climas son variados. Allí convergen todos los climas, desde el más frío en las sierras nevadas de Güican y El Cocuy, como el más caliente en el municipio de Puerto Boyacá.
Boyacá es el reflejo de que se puede alcanzar el cielo: es tierra de páramos. Allí las nubes emblanquecen el territorio, pero en estos casos el frío no es una preocupación, para combatirlo la misma región ofrece una aguapanela que calentará el cuerpo mágicamente.
Además, Boyacá es tierra productiva; la ‘papita’ allí no falta, y cuando se habla de papita no se hace referencia solamente al tubérculo, sino también a todos los frutos de la tierra. Su variedad de climas le permite contar con todas los alimentos habidos y por haber.
Pero lo más importante que tiene este departamento es su gente campesina, ellos trabajan a diario y sin horario para abastecer no solo sus territorios sino también a todo el país. Esa vocación por el campo, los conocimientos de la tierra y la crianza de animales, además de la fuerza corporal y espiritual, son los atributos más destacados de los boyacenses, quienes, también, a diario sufren el desprecio de una sociedad arribista que ha olvidado sus orígenes.
La grandeza de Boyacá es tan evidente que sus habitantes se dirigen con un respeto exagerado hacia los demás; la palabra “su merced” de origen colonial, pervive en el vocablo de los boyacenses como “sumercé” y es una marca que los identifica.
Ni hablar de las alegrías que nos ha dado Nairo Quintana, representante de Colombia ante el mundo y por supuesto, hijo inconfundible de Cómbita, Boyacá. Y es que esas montañas exuberantes de este departamento son muy bien usadas por los escarabajos en su preparación para hacer historia en el ciclismo a nivel internacional.
Pero no solo el ciclismo es el deporte por excelencia de Boyacá, también lo es el tejo. Dicho deporte es autóctono de la región, incluso algunos lo llaman “turmequé”, en honor al municipio de Turmequé, lugar donde se inventó. Es reconocido como deporte nacional y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, y como si fuera poco, hasta federación nacional tiene.
Las riquezas de Boyacá son innumerables, cada uno de sus municipios ostenta una particularidad encantadora.
Muso exhibe el brillo de sus infinitas esmeraldas; Monguí es la fábrica artesanal de los balones de microfútbol a nivel nacional; Miraflores es la madre de la chamba, una fruta desconocida para el resto del país que solo se produce allí; Villa de Leyva es un tesoro arquitectónico lleno de magia; Chiquinquirá es la casa de la virgen más importante de Colombia y la cual el mismo Papa Francisco hizo trasladar hasta Bogotá para encontrarse con ella; Moniquirá es la tierra de la guayaba y de los bocadillos; Santana, pueblo panelero por excelencia gracias a su gran producción de caña.
En fin, cada uno de los 123 municipios que componen el departamento de Boyacá cuenta con una riqueza digna de ser reconocida por todos los colombianos. Pero Boyacá es más que todo eso. Sin ánimo de exagerar, en Boyacá nació Colombia, porque fue finalmente allí en donde se culminó un proceso de emancipación que posibilitó la independencia y el fin al yugo de los españoles. El mismo Simón Bolívar denominó a Boyacá como "Cuna y Taller de la Libertad".
¿Qué más tendrá que hacer o tener el departamento de Boyacá para ‘ganarse’ la estima de una sociedad colombiana que lo mira desde arriba cuando en realidad es él (Boyacá) quien está en lo más alto?