El vía crucis para entrar o salir de Venezuela

Jue, 04/01/2018 - 11:15
Tenía 19 años cuando llegó a Venezuela. Lo recuerda perfectamente. 'Beatriz' es colombiana pero hace 43 años pisó suelo venezolano en busca de mejores oportunidades. Hace 15 días le tocó volver
Tenía 19 años cuando llegó a Venezuela. Lo recuerda perfectamente. 'Beatriz' es colombiana pero hace 43 años pisó suelo venezolano en busca de mejores oportunidades. Hace 15 días le tocó volver a la tierra que la vio nacer para reencontarse con su hija, dos años después de aquel 19 de septiembre cuando la menor de sus seis terruños decidió venirse a la ciudad de Bogotá con el mismo sueño de su madre: mejores oportunidades, esas que le arrebató el Gobierno venezolano. Toma asiento, y dice "qué duro fue llegar aquí". Sube la mirada y recuerda el vía crucis que vivió para el esperado abrazo  con su hija, y al tiempo piensa si valió la pena arriesgar tanto. Eran las 5:00 de la mañana del 21 de diciembre de 2017, en un barrio árido de la ciudad de Maracaibo, estado Zulia, en Venezuela. La esperaba un carro Malibú de los años 80, de esos que reinan en la ciudad donde al parecer el tiempo se quedó congelado y su declive se ve en esos vehículos que salen en caravana hasta llegar a La Guajira Colombiana. "Llevan gasolina, y por el camino la venden, piden pesos, y ahí van haciendo el negocio", recuerda la mujer de 63 años, que al montarse apretó sus rosarios: pedía al cielo y todos sus santos que la llevaran con bien. En el camino no sintió miedo. Conversaba con dos mujeres wayú que le hacían compañía, además del chófer que las alertaba de lo que podría pasar. El camino se vuelve complicado cuando el carro cruza a la derecha para tomar la trocha, una ruta improvisada que han creado las comunidades que rodean Maicao junto a los conductores y hasta las mafias que llevan contrabando por la zona. Todo eso vio 'Beatriz', carros que traían gasolina de Venezuela a territorio colombiano, hombre armados, y personas pidiendo dinero para dar paso. En el baúl del carro que trae a 'Beatriz', un hombre se monta, pero antes, recibe dinero  del chófer, "él es la mula, el que paga la vacuna", explica la mujer para referirse a la extorsión que los lleva al otro extremo, a Colombia. Y en el trayecto hay como 20 alcabalas improvisadas de hombres wayú, algunos armados para exigir su pago o asumir las consecuencias de no querer cancelar el paso. Todas se persignan, 'Beatriz' más, y justo ahí recuerda su llegada a Venezuela, cuando los Guardias venezolanos la recibieron con amabilidad. Ahora 'Beatriz' los señala de "animales, son salvajes y además se esconden de situaciones y lugares como estos donde ellos se prestan para que esto pase y luego hacerse los desatendidos". Llegó al primer destino, Maicao, luego de una hora que vio eterna donde sintió que su vida corría peligro. Trocha adentro hay hambre, miseria, pero también maldad, de esa que se ciega hasta no reconocer para hurtar, apuntar con la frialdad de un arma y si es necesario, matar. El viernes 22 de diciembre 'Beatriz' llegó a  Bogotá y logró el esperado abrazo, de esos que devuelven el aire, pero no quitan la interrogante. -'Beatriz', ¿volverías a Bogotá en ese mismo viaje? -"No, ya sé que mi hija está bien, pero ni yo volvería, ni permitiría que ella fuera a  Venezuela, porque la  frontera es el resumen del país, un lugar perdido, lleno de  mafias, de negocios oscuros, de gente malvada, que no le importa matar. Mi hija está a salvo en Colombia". 'Beatriz' vuelve a Venezuela en pocos días, pues allá están sus nietos, y su otra hija, porque el resto de su familia se ha esfumado, o mejor dicho se la ha arrebatado el Gobierno venezolano y la ha puesto a  vivir  en una caja de Pándora de la que nada le sorprende, pero sí le  asusta, tanto que su corazón vive  acelerado a todo momento.

"Te desnudan hasta el alma"

'Alfredo'  tiene el acento argentino marcado, como si hubiera nacido ahí, pero no, es venezolano, del estado Zulia. Y aunque está viviendo una etapa  de sueño en Argentina, el amor por su madre lo hizo volver a Venezuela, casi tres años después. La crisis venezolana no lo dejó llegar en avión directo a su tierra, le tocó hacer parada en Bogotá y de ahí viajar  en tierra hasta Maicao para luego tomar un carro hasta su casa. El viaje ya sonaba agotador, pero además fue trágico, y hasta sintió que ni siquiera llegaría con vida a su casa, con su madre. Llegó a Maicao a las 9:00 de la mañana de un viernes de mayo, y ahí ya llamaba la atención. Vestía casual pero su perfil era de extranjero, y su acento lo delataba. "El pánico empezó desde que llegué al Terminal de Maicao. La gente te mira mucho, todo lo que llevas, pero traté de calmarme y montarme en el carro", recuerda  'Alfredo'. 'Alfredo' iba calmado, y recuerda las dos veces que la Guardia colombiana los paró, pero él dio sus documentos y todo estaba en orden. Hasta que llegó a  suelo venezolano y las cosas comenzaron a cambiar. En la primera alcabala un militar, "gordito, bajito, guajirito le pidió al chofer que parara a un lado  y nos revisó todo  lo que llevábamos". Medicinas, algo de comida y par de regalos para sus familiares era todo lo del joven de 25 años, quien fue el blanco de este militar que le quitó todo lo que llevaba en sus bolsillos, y lo despojó de su celular. "A todos los mandó de nuevo al carro pero a mi no", recuerda 'Alfredo'. Y le quitaron más, le desnudaron el alma. Lo llevó a un cuarto y le repitió la orden, que se  sacara todo lo que tenía en los bolsillo, y él aceptó nuevamente.  Estaban los dos en un cuarto que solo tenía una mesa donde le ordenó que pusiera su camisa, sus zapatos, toda  su ropa  hasta desnudarlo. "Me dice, 'quedáte tranquilo que te voy a  tocar', lo hace, me toca mi zona intima y siente el sobre". 'Alfredo' llevaba 400 dólares blindados porque sabía cómo son los uniformados en el país, pero nunca se imaginó el nivel de la realidad. "Él me dice '¿qué hacés con esa plata?, ¿cómo vamos hacer?", con el tono de chantaje. El miedo de 'Alfredo' se convirtió en temor, y sin saber que responder el uniformado le respondió primero: "Si no me das algo, te siembro droga, te saco a fuera y digo que venís con drogas y te va peor"... "No tuve opción, le di 100 dólares". A 'Alfredo' le violaron su integridad, su dignidad. Fue amenazado por el militar para que no dijera nada, y debió guardar silencio en el resto del viaje, por él, por su madre que lo esperaba ansiosa en casa de una amiga. Piensa en el hecho y se enfurece. Recuerda cada esfuerzo que debió hacer para reunir ese dinero y le hierve la sangre nuevamente, y se repite la interrogante, -¿Volverías a Venezuela? Y su silencio retumba la  distancia que hace el hilo telefónico. No sabe si volverá, pero lo que sí tiene seguro es que a Venezuela le han violado hasta el alma.  
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