Infinito: esa es la palabra para describir el Universo. Eso implica, valga la redundancia, infinitas posibilidades. Una de esas es que un día, de pronto, un meteorito podría caer sobre este planeta. Es posible: ya ha pasado. Recordemos, por ejemplo, que fue un objeto que llegó del cielo el que borró a los dinosaurios.
Quiénes son capaces de explicar esa infinidad maravillosa –o lo intentan al menos–, son los astrónomos. Intentan en el sentido que hasta ahora se sabe poco menos de 4% de lo que pasa o hay allá arriba. Beatriz Sabogal Martínez, astrónoma, física, profesora de la Universidad de los Andes, empezó a sentir esa fascinación por el cielo desde que era niña.
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“Ver las estrellas y preguntarse ¿qué son esos objetos? ¿Por qué son como son, por qué brillan así? ¿Dónde se originaron?” –nos contó la profesora–. Esa curiosidad vital la llevó a inclinarse por el estudio del Cosmos, de los misterios del universo, de la física. Quién mejor que ella, una mujer de ciencia, para explicar si de verdad es posible el temido y cacareado choque de un meteoro u otro cuerpo celeste contra la Tierra.
Las posibilidades de que caiga un meteorito
Para aún más el desprestigio de los amigos de las profecías apocalípticas, hay una probabilidad muy baja de que haya un impacto de un objeto de gran tamaño contra el planeta. Todos los días chocan cosas con la Tierra, pero nada es tan grave como se cree.
“En este momento –explicó la profesora Beatriz– la NASA tiene unos proyectos específicos de detección de estos objetos. Se calculan y se pueden medir muy bien los parámetros orbitales de esos objetos, que generalmente son asteroides o fragmentos de ellos”.
Primero, las distancias a las que esos objetos pasan de la tierra son muy grandes. De ahí que el impacto con el planeta sea tan improbable. “Sin embargo podría pasar, pero son probabilidades bajísimas”. En ese sentido hay pruebas de que sí se han dado impactos –volvamos al caso de los dinosaurios– pero “son eventos que ocurren cada cierta cantidad de millones de años”.
¿Peligro constante?
Esa parece ser otra equivocación de los seguidores de las teorías del fin del mundo por el impacto de un meteoro. Pero ha pasado. Hay muchos registros de cráteres en la Tierra. Sin embargo, de acuerdo a la astrónoma, son eventos antiguos.
Por otro lado, se tiene la evidencia de que continuamente el planeta es bombardeado por meteoritos que son diminutos. Esa clase de objetos, al intentar entrar a la Tierra se enfrentan a la atmósfera, de la que casi nunca pasan. Lo que alcanza el suelo no son más que fragmentos que podrían usarse para investigación o para trancar una puerta.
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La NASA está preparada para enfrentar esa clase de situaciones. El último hecho real se registró en 2008. Fue el 2008TC3. Cayó en Sudán. “El proyecto es eficiente en ese sentido –dijo la profesora–. Si algo realmente va a impactar ellos lo logran predecir y se puede saber el lugar dónde va a caer y el tipo de fenómeno que podría causar”.
¿Y si pasa qué?
Si llega a pasar, el meteorito sería detectado con mucha anticipación. La NASA es capaz de predecir la caída de meteoros hasta 200 años en el futuro. Si se es detectado con anticipación, será posible predecir el tipo de consecuencias del impacto. “Existen proyectos desde el punto de vista militar y de defensa que podrían desviar la trayectoria del objeto”, comentó la experta.
Suponiendo que no se hubiera podido hacer nada y haya un impacto, una de las primeras consecuencias sería que, por la energía contenida y por el choque con la atmósfera, el meteorito, antes de tocar el suelo se partiría. Luego los fragmentos caerían en distintas partes. Sería un daño diseminado.
Después del impacto, una nube de polvo cubriría el cielo. Eso significaría el fin de la vida como la conocemos: sin luz hay extinción. Eso fue lo que pasó con los dinosaurios. “Pero en teoría eso puede pasar cada varios miles de millones de años”, insistió la profesora Beatriz.
De acuerdo al modelo de predicción de la NASA, en los próximos años –muchos años–, no habrá un impacto considerable. “Por los datos que se tienen, que son bastante precisos, es posible detectar los objetos. Con todas estas medidas, no se ve una probabilidad de impacto alta”.
Y ¿Cómo funciona el modelo de predicción? En términos muy sencillos, se basa en los aportes de un área de la astronomía que se llama Mecánica Celeste. Tomando datos de los objetos en diferentes épocas se pueden calcular parámetros de su órbita. Se mide la distancia que tienen del sol; se miden ciertos ángulos. Con estos datos se sabe exactamente la trayectoria, el tamaño y la velocidad. “Un software especializado calcula dónde estará el objeto en un año específico y luego hace las predicciones”.
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Es también por vía de la tecnología informática que los científicos modelan condiciones y características del objeto. Desde esas predicciones se elaboran los planes de contingencia para un hipotético impacto. “El propósito siempre va a ser desviarlo”.
Así las cosas, es más probable que los humanos se destruyan a sí mismos que por la caída de un meteorito. Si se habla de un posible impacto en unos cientos o miles de años, lo que llegue del cielo se va a encontrar con una tierra deshabitada, enferma y casi destruida. Conclusión: no hay que preocuparse demasiado: ya los humanos no existirán en este planeta cuando eso pase.