“La mujeres solo lograremos algo cuando nos unamos como género”

Lun, 04/11/2013 - 04:01
Pat Mitchell se ha ganado tantos premios que ya le parece hasta vulgar y ordinario exhibirlos en su propia casa. Treinta y siete premios Emmy, cinco Peabody Awards, un Elly Award
Pat Mitchell se ha ganado tantos premios que ya le parece hasta vulgar y ordinario exhibirlos en su propia casa. Treinta y siete premios Emmy, cinco Peabody Awards, un Elly Award y dos nominaciones al Oscar. Durante mucho tiempo los tuvo en una caja, y hasta hace poco los acomodó en su escritorio en The Paley Center for Media, una institución cultural de EE.UU. dedicada a la discusión del significado cultural, creativo y social de la televisión, la radio y otras plataformas emergentes, donde Mitchell es la presidenta y gerente general. El año que viene, cuando se retire de su actual posición, sus premios volverán a una caja. Tiene tantos doctorados honorarios que ni siquiera está segura de la cifra, y es algo que la hace sonreír. Esta mujer, que el Huffington Post declaró como una de las mujeres -mayores de 50 años- más poderosas del mundo, que fue incluida en el Informe Especial de la revista Fast Company y en la Liga de Mujeres Extraordinarias, que fue nominada como una de los 21 líderes para el siglo 21 y que la revista Newsweek incluyó como una de las 150 mujeres capaces de sacudir el mundo –entre tantos otros premios y reconocimientos- se declara feminista. Y al hacerlo su cara se transforma en una sonrisa orgullosa. Reportera, presentadora, productora y ejecutiva, se ha pintado los labios de rojo, combinando con su chaqueta y sus aretes, y exhibe unos ojos azules amables y muy expresivos. Estuvo en Colombia cuando ejercía como periodista a finales de los años 60, pero no recuerda la experiencia. Cuarenta años más tarde siente que está visitando un país completamente diferente y pide tres veces un café que parece no llegar nunca. Le ofrecen té embotellado, ¿pero quién viene a Colombia a tomar té? Pat Mitchell no. –¿Qué significa para usted ser feminista? –Que como mujer soy igual a los hombres en todo respecto. Es esa igualdad la que crea el balance para que el mundo sea mejor. Y no una igualdad abstracta, pero acceso igualitario, las mismas oportunidades, educación, derechos. Igualdad en todo aspecto. –¿Qué opina del mensaje que están mandando las divas del pop como Miley Cyrus o Nicki Minaj? –Estoy en desacuerdo con ese mensaje, en ese caso, pero me adhiero a la libertad del mensajero. Que digan y hagan lo que quieran son su propio cuerpo. Yo no lo haría y no creo que otras chicas deberían hacerlo, no creo que debería ser percibido como un modelo a seguir. No puedo juzgar a alguien como una persona, puedo juzgar su mensaje, y el mensaje es el equivocado para las niñas de hoy. Y es lo que hacen los medios, le dicen que no son tan importantes como lo niños, que deben usar sus cuerpos para alcanzar la fama y la fortuna, que como se ven es más importante que lo que piensan o lo que digan. Es el mensaje opuesto a lo que las niñas necesitan oír. Hay demasiado de ello en todas partes. –Teniendo en cuenta que las fans de estas divas del pop son niñas y adolescentes, ¿usted cree que deberían responsabilizarse por el mensaje que dan, o solo deberían inspirar? –Así les guste o no, son modelos a seguir, pues han elegido una profesión pública. El éxito que tengan depende del público que las acoge. Necesitan responsabilizarse por sus mensajes. –¿Cómo pueden superarse las mujeres con estos modelos a seguir? –Proponiendo nuevos modelos, otros. Hay otras personas portándose de otra manera, solo que no son tan populares, ojalá lo fueran. Pat Mitchell, Kienyke –¿Qué opina sobre esta nueva revolución sexual en la que se glorifican a las prostitutas y las bailarinas nudistas? –No considero que alguien que actúe como si su cuerpo fuera la única forma sea feminista. Eso es una contradicción. Hemos tenido varias revoluciones sexuales y ninguna nos ha llevado a ninguna parte. –¿Cómo pueden cambiar el mundo las mujeres cuando la violación continúa siendo un arma de guerra? –La violencia contra la mujer -pero en particular la violación- cualquier tipo de violencia: la emocional, la política, la social, es la única y peor barrera para alcanzar la igualdad. No se puede educar a una niña si le da miedo ir al colegio. Los cuerpos de las mujeres se volvieron el escenario donde se llevan a cabo estas guerras, así no se puede conseguir la paz en el mundo si no entendemos que los cuerpos de las mujeres son suyos y deben ser honrados por lo que son. Esta cultura de la violación que aún existe y parece más prevalente que nunca, es un indicador de que aún tenemos un largo camino por recorrer en la educación de los niños para que aprendan lo que el sexo realmente es. El sexo no es violación. La violación no tiene nada que ver con sexo, se trata de denigración, violencia, falta de respeto y un intento por destruir. Si permitimos la violación como arma de guerra estamos permitiendo la destrucción de la mujer. Y es lo que está sucediendo en la India, Congo, Afganistán, Paquistán… –¿Cuál es su opinión sobre el hecho de que una mujer debe pensar muy bien qué se va a poner, y que si se viste provocativa corre el riesgo de ser abusada o violentada? –Este es un tema muy importante, de hecho. Parte de mí piensa que tú deberías tener el derecho de ponerte la falda más corta que quieras usar, si te sientes cómoda y satisfecha con tu cuerpo y quieres mostrarlo con orgullo, sin pensar que con esa actitud estás invitando a alguien a tu cuerpo. Uno no debería preocuparse porque alguien te abuse de alguna manera. Eso no tienen nada que ver con la forma en que te miren, tiene todo que ver contigo misma. Pero yo soy abuela de jóvenes que están en la edad de comprar faldas cortas, y cuando veo a mi nieta así vestida me oigo a mí misma diciéndole: “¿A dónde vas así vestida?” La realidad es que hay gente ahí afuera que lo va a interpretar de otra forma. Yo quiero pelear por nuestro derecho de vestirnos como queramos. Hay movimientos en todo el mundo educando a niños y hombres, y los medios también tienen una gran responsabilidad. Eso ayuda, de verdad. Que exista un diálogo. –¿Qué hay de las rosas que nos regalan en el Día de la mujer, en lugar de darnos derechos? –Si yo tuviera que tomar esa decisión, elijo derechos. Las rosas son lindas, pero no las quiero en lugar de mis derechos. No quiero que crean que compran mis derechos al darme una rosa. Pero si me la dan con amor, respeto y admiración, entonces la recibo. ¿Por qué no empezar una campaña con el eslogan, “Rosas no, derechos”? A veces nos es difícil separar la intención del propósito, y lo que se siente. A veces la intención no es hacernos sentir degradadas, pero si eso es lo que sentimos, entonces es real. No deberíamos sentirnos así. Se necesita un diálogo. Comunicación. –¿Cómo educamos a las niñas y adolescentes si desde chiquitas sueñan con ser reinas de belleza, modelos y presentadoras? –Es un problema porque para muchas niñas esa es una salida, una forma de ascender. Cuando yo estaba creciendo -en Georgia- a las únicas a las que les daban becas era a las reinas de belleza, y esa fue una solución -la única- para muchas mujeres. Quizá lo que debe cambiar es ese sentido de que hay muchas otras formas de ascender y salir adelante. Cualquier cosa que se quiera en la vida se puede conseguir de muchas otras formas que no sea porque alguien considera que eres hermosa. Los hombres tienen que dejar de pensar que las siliconas son la forma de hacer las cosas. Y las mujeres deben darse cuenta que no tienen que verse así para conseguir lo que quieren. –¿Y qué hay del mundo de la moda, lleno de mujeres tan flacas que parecen anoréxicas? –Eso ha sucedido desde siempre y es preocupante. Pero ha habido un par de campañas exitosas en EE.UU. Dos chicas de 16 años protestaron ante la revista Seventeen y ganaron. La revista firmó un acuerdo comprometiéndose a dejar de usar Photoshop y modelos flacas como anoréxicas. Ha habido cambios, aún no parecen reales, pero parecen menos enfermas. Está comenzando a suceder. Estas campañas funcionan. La protesta individual funciona. Deberíamos dejar de comprar la ropa que exhiben este tipo de modelos.
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