Toneladas de ceniza y lava cubrieron el pasado sábado la parte sur de Guatemala. Las imágenes mostraban a los rescatistas y habitantes de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango, cubiertos de una masilla gris que los hacía parecer a gárgolas andantes que caminaban desconcertadas.
El inmenso volcán de Fuego, ubicado a 50 kilómetros de Ciudad de Guatemala, hizo erupción y ha dejado hasta el momento un total de 70 muertos, 46 heridos y más de 1.702,136 personas afectadas. Según cifras de las autoridades, 3.271 personas han sido evacuadas. Al menos tres departamentos mantienen la alerta naranja.
Las entidades gubernamentales que atienden la emergencia también han reportado que el nivel de flujos piroclásticos, una mezcla de materiales triturados y gases calientes, han alcanzado los 10.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Por eso, no se levanta la alerta y la cifra de fallecidos podría aumentar en los próximos días.
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El Volcán del Fuego es uno de los mayores cráteres ubicados en la zona sur oriental de Guatemala. Es llamado el Coloso y tiene una antigua actividad, según explicó en diálogo con KienyKe.com el vulcanólogo de la Universidad Nacional, John Jairo Sánchez, las primeras evidencias encontradas de la actividad de este volcán son del siglo XVI. Sin embargo, el coloso, como es llamado, despertó a mediados de 2002.
A partir de esa fecha iniciaron las erupciones constantes leves que se incrementaron en capacidad a partir de los últimos meses de 2017. De hecho, esta erupción es la segunda de 2018. Según explicó el profesor Sánchez, aunque esta es catalogada como la más fuerte desde su reactivación, en la escala de medición es una explosión leve.
"Las erupciones son más grandes en cuanto al volcán descansa más. Es decir, entre más tiempo dure dormido, más grande es la erupción. Por eso, por la constante actividad del volcán de Fuego, sus actividades no son muy grandes", explicó el vulcanólogo.
En esta zona son comunes las eminencias topográficas por la amplia cantidad de volcanes que se encuentran en la parte suroriental de Guatemala. Son al menos cinco los volcanes vecinos del volcán de Fuego. Entre ellos aparecen Acatenango, Agua, el Pacaya y Tecuamburro. Fuego es el más grande y activo de ellos.
"El volcán de Fuego de Guatemala es uno de los cinco que están ubicados en la zona suroriental, esos volcanes pertenecen a lo que se conoce como el Cordón de Fuego del Pacífico. Esos cinco volcanes han ido evolucionando en el tiempo y de norte a sur se han ido haciendo más jóvenes sus actividades. El más norteño hizo la actividad más antigua y el más sureño es el más reciente activo", explicó Sánchez.
El Cordón de Fuego es la zona que comprende la cuenca del océano Pacífico, una extensión de más de 40.000 kilómetros y cerca de 40 países, es una zona susceptible de volcanes y terremotos. Esta zona es gran productora de magma por la fundición de la corteza, lo que alimenta a los volcanes y permite la creación de más cráteres en los países en los que se encuentra.
En la cuenca del Pacífico ocurren al menos el 90% de los sismos, el 80% de los terremotos y alberga el 75% de los volcanes activos.[single-related post_id="884432"] La última gran erupción del coloso se produjo a las dos de la mañana del 15 de octubre de 1974. Cuando los habitantes sintieron los movimientos de tierra y lluvia de ceniza hacia las 2:00 a.m., tras esto, se inició la evacuación de los habitantes. Duró cuatro días la erupción. El profesor Jairo Velazquez aseguró que es más difícil predecir un terremoto que un volcán, este fenómeno explosivo puede calcularse incluso en días con la tecnología actual. Además, pueden reducirse los daños dependiendo del tipo de explosión. La lava de una volcán suele escurrir muy lento, casi unos cuantos metros diarios, lo que hace posible su evacuación desde el momento de la erupción. Sin embargo, existen casos excepcionales en los que el líquido volcánico es menos viscoso y más gaseoso y puede alcanzar velocidades de varios kilómetros por día. "La lava generalmente permite que haya una evacuación, pero los eventos que ocurrieron esta semana alrededor del volcán de Fuego fueron de carácter gaseosos, una mezcla de ceniza y gases calientes que se llaman flujos piroclásticos y que se desplazan a cientos de kilómetros por hora. No hay nada qué hacer en términos de correr, lo más prudente es estar lejos del volcán", explicó el vulcanólogo Sánchez. Lo que producen estos gases generalmente es asfixia y quemaduras y por la velocidad con que llegan a las poblaciones implica una tragedia inminente. Tal como sucedió hace dos milenios en la ciudad de Pompeya ubicada en la bahía de Nápoles. La explosión resultó en flujos piroclásticos que impidió la evacuación de las personas que murieron asfixiadas y quemadas. Algo mucho más grande que lo que sucedió en Guatemala pero similar, donde la erupción convirtió a los cuerpos humanos en figuras de ceniza.