Líderes de la comunidad rohinyá, un grupo étnico que ha sido víctima de persecución y deportaciones masivas desde su nativa Myanmar (Birmania), pidieron este lunes que cualquier proceso de repatriación a Myanmar debe incluir a todos los rohinyás y los problemas relacionados con sus derechos básicos, incluida la ciudadanía, deben ser resueltos de antemano.
La semana pasada, Myanmar accedió a los llamados de Bangladés para ser parte de una reunión tripartita, facilitada por China, para que inicie la tan esperada repatriación de los rohinyás en el segundo trimestre de este año.
Bangladés ha presionado durante mucho tiempo para que comience la repatriación, pero Myanmar la ha retrasado, buscando tiempo para hacer los arreglos logísticos.
"Los rohinyá quieren volver a casa lo antes posible ... (Sin embargo), Myanmar no creó un entorno propicio ni hay ninguna evidencia que indique un cambio de actitud", afirmó Hla Myint, un alto funcionario de la Organización Nacional Rohinyá (ARNO) en una declaración para Anadolu.
“Myanmar intenta frustrar el proceso (de repatriación) mediante tácticas dilatorias”, señaló Myint, quien agregó que el país, de mayoría budista, había aceptado acuerdos anteriores para repatriar a los refugiados rohinyá (en su mayoría musulmanes), pero este fracasó.
En relación a los recientes pasos por parte de China para facilitar la repatriación de los rohinyás a Myanmar, Myint señaló que los vínculos económicos entre China y Myanmar significan que "los crímenes internacionales pueden continuar sin cesar porque la economía se coloca por encima de las personas".
Los líderes de la comunidad señalaron tener desconfianza con respecto a la participación de China en el proceso de repatriación y pidieron que se consulte a los rohinyás y se presione a Myanmar para que prepare las bases para su regreso.
“China es una superpotencia regional, un tigre económico y vecino de Myanmar. Ha invertido mucho en Myanmar. Sus proyectos en Myanmar no solo son importantes desde el punto de vista económico, sino que son muy importantes desde el punto de vista geopolítico”, agregó el líder rohinyá.
Elección entre dos malas opciones
Kyaw Win, director ejecutivo de la Red de Derechos Humanos de Myanmar, describió las medidas actuales para la repatriación como una "muy mala herramienta para el reasentamiento de los rohinyás".
Bangladés está reubicando a los refugiados rohinyás del campamento de Cox’s Bazaar a la lejana isla de Bhasan Char. Los rohinyás han estado viviendo en campamentos de refugiados desde que huyeron del genocidio en el estado de Rakáin (ubicado en el norte de Myanmar) en 2016 y 2017.
“Nos preocupa que algunos rohinyá se sientan presionados a regresar porque las condiciones de los campamentos de refugiados son inadecuadas o porque temen que Bangladés los obligará a ir a los campamentos en la isla de Bhasan Char”, agregó Win.
“Obligar a los rohinyá a elegir entre dos malas opciones es una herramienta muy mala para el reasentamiento, y no hará nada para evitar que vuelvan futuras oleadas de refugiados si no se aborda la situación de los derechos humanos en Myanmar”, concluyó Win.
Los derechos de ciudadanía deben venir antes de la repatriación
“Ningún refugiado rohinyá aceptará ser repatriado sin la garantía de plena ciudadanía y derechos étnicos para establecerse en Myanmar”, afirmó Nay San Lwin, cofundador de la organización Free Rohingya Coalition.
Hla Myint, miembro de ARNO, señaló que “hasta el momento no ha habido cambios en las políticas de Myanmar hacia los rohinyás”.
“Nos han excluido de ser parte de las recientes elecciones, (y Myanmar) continuó su purga genocida y nos ha trasladado a la fuerza a campos de refugiados internos desde 2012”, agregó Myint.
“El regreso voluntario, seguro, digno y sostenible de los refugiados rohinyá y otras personas desplazadas a sus hogares o al lugar de su elección debería ser la línea de base de la repatriación, y Myanmar debería actuar para reflejar esto", afirmó Myint.
Nay San Lwin argumentó que Myanmar solo ha verificado a 42.000 refugiados rohinyás para su repatriación, solo el 5%, entre la lista de 840.000 refugiados proporcionada por Bangladés.
Violencia contra los rohinyá en Myanmar
Los rohinyá, una comunidad étnica descrita por la ONU como las personas más perseguidas del mundo, se han enfrentado a la limpieza étnica desde 2012 por parte de las fuerzas de Myanmar.
Según Amnistía Internacional, más de 750.000 refugiados rohinyá, en su mayoría mujeres y niños, huyeron de Myanmar y cruzaron a Bangladés después de que las fuerzas de Myanmar lanzaran una ofensiva contra la comunidad musulmana minoritaria en agosto de 2017, elevando el número de personas perseguidas en Bangladés a más de 1,2 millones.
Desde el 25 de agosto de 2017, cerca de 24.000 musulmanes rohinyá han sido asesinados por las fuerzas estatales de Myanmar, según un informe de la Agencia de Desarrollo Internacional de Ontario (OIDA).
Según el informe de OIDA, titulado “Migración Forzada de Rohinyás: la experiencia no contada”, más de 34.000 rohinyás habrían sido arrojados al fuego, mientras que otros 114.000 fueron golpeados brutalmente.
Hasta 18.000 mujeres y niñas rohinyá fueron violadas por el Ejército y la Policía de Myanmar y más de 115.000 casas de rohinyás fueron incendiadas mientras que otras 113.000 fueron objeto de vandalismo.
Por: Zuhal Demirci y Camilo Hernández / Anadolu
