Uno de los delitos más repudiados por la sociedad, es el de abuso sexual a menores de edad. Aquellos victimarios incluso padecen un infierno al interior de los centros penitenciarios, donde se ha podido identificar agresiones de los mismos internos contra ellos.
En esta ocasión, nuestro periodista Raúl Arévalo llegó hasta la cárcel La Picota, para conocer de cerca tanto a aquellos condenados por abuso sexual y el patio donde pagan su condena.
El pabellón del pecado en La Picota es el nombre como se le conoce al lugar en el que tanto abusadores como asesinos, comparten sus culpas.
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Ingresar a un cárcel sin importar cual sea, es entrar a un escenario en el que se respira culpas y lamentos. "Estas personas no pueden convivir en otros patios, por seguridad, por el sofisma que trae, por el señalamiento que tiene este delito. Ellos pueden ser los mejores o más juiciosos del centro penitenciario, pero en su cabeza no sabemos que piensan", dijo Oscar Roballo, presidente nacional de Unión de Trabajadores Penitenciarios - UTP.
"Estoy condenado 12 años y tres meses", dice un recluso que afirma estar pagando por el delito de "actos sexuales a menor de 14 años".
Al momento de llegar a este patio, los presos esconden sus rostros ante la vergüenza de sus hechos. "Le he pedido perdón a Dios, a mi familia, al fin al cabo ellos son los que más sufren", dice el mismo hombre que admitió estar condenado por delitos sexuales.
De acuerdo a cifras del INPEC, por delitos de armas de fuego, 1904 personas están tras las rejas y 8090 han sido encarceladas por hechos relacionados a abuso sexual a menores de 14 años. Registros de la misma organización, admiten que día a día, estos números crecen más y más.
Belisario Valbuena, investigador criminal describe el perfil de este tipo de agresores:
"Los agresores sexuales se pueden dividir en dos grandes grupos: aquellos que utilizan los actos sexuales abusivos para agredir a los menores de edad, actos como tocamientos, exposición a pornografía y mostrar sus partes íntimas. Por otro lado, están los agresores sexuales que acceden carnalmente a las víctimas menores de edad, ya sea vía vaginal, oral o anal".
La ropa se seca al aire libre en el patio, el tiempo libre abunda y la cabeza de cada recluso puede ser un lamento constante o infierno ardiente. Algunos esperando algún día su boleto de libertad y perdón social.
