
Este domingo, sobre las 11:30 de la mañana, en su paso por La Heroica, el Papa Francisco visitará el Santuario de San Pedro Claver, uno de los lugares más emblemáticos, de la ciudad y del país. En esta iglesia se encuentran los restos del sacerdote jesuita que es recordado por su entrega a aliviar el sufrimiento de los esclavos del puerto negrero de Cartagena.
Es por esto que Cartagena de Indias le profesa un profunda devoción y un gran respeto a Pere Claver Corberó, su nombre de nacimiento. El misionero y sacerdote nació en Verdú, municipio de Cataluña, España, en junio de 1580. Sus padres Pedro Claver y Mingüella, y Ana Corberó haciendo innumerables sacrificios lograron inscribirlo en un colegio de jesuitas.
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Pedro veía llegar a varios misioneros españoles que regresaban a su tierra envejecidos y cansados pero contentos de haber dedicado su vida en favor de los más necesitados. Él decidió ser uno de ellos. A los 24 años, el provincial le destinó el 23 de enero de 1610 a las misiones transoceánicas del Nuevo Reino de Granada.
Se embarcó a América Latina con otros compañeros. Su meta era evangelizar los indígenas, pero al llegar a Cartagena de Indias fue testigo del inhumano trato que se les daba a los esclavos negros traídos de África. Después de su primer contacto en Cartagena viajó hasta Santa Fe de Bogotá.
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Después de concluir sus estudios en el Colegio y Seminario de San Bartolomé (hoy Colegio Mayor de San Bartolomé (Bogotá) y en la Pontificia Universidad Javeriana, fue destinado al noviciado de Tunja, pero los superiores lo destinaron a Cartagena de Indias.
Allí fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1616, a la edad de 35 años. Desde ese momento se comprometió a ser esclavo de los negros para siempre. En la región habían por lo menos 300.000. No solo los atendía en sus enfermedades, les enseñaba a leer y escribir. Defendía sus derechos y dignidad.
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En 1650 fue víctima de una epidemia que aunque no lo llevó al sepulcro si lo dejó incapacitado y tuvo que apartarse físicamente de los esclavos. Permaneció los últimos cuatro años enfermo, prácticamente solo y sin poder casi moverse, en un estado de abandono por parte de los demás.
Falleció en Cartagena de Indias en la madrugada del 9 de septiembre de 1654.