
La decisión de Estados Unidos de descertificar a Colombia en la lucha contra las drogas ha generado preocupación política y social, reflejando que, según Washington, el país no ha cumplido con los estándares internacionales en control de drogas, erradicación de cultivos ilícitos ni cooperación antinarcóticos. Aunque se mantiene una exención que garantiza la cooperación militar y antinarcóticos, la medida tiene impactos políticos, económicos y de seguridad significativos.
En el plano político, la descertificación coloca a Colombia bajo escrutinio internacional y presiona al gobierno Petro para que implemente medidas más agresivas en la lucha contra el narcotráfico y muestre resultados concretos. La medida evidencia que los cultivos de coca alcanzaron niveles récord, mientras que la política de “paz total” no ha logrado frenar el narcotráfico.
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Económicamente, aunque la ayuda de EE.UU. continúa, la descertificación puede afectar la confianza de inversionistas, la percepción internacional del país y el turismo. Además, condiciona la continuidad de futuros recursos y cooperación, dependiendo de los avances que muestre Colombia en combatir eficazmente el narcotráfico.
En materia de seguridad y social, la medida refleja que los cultivos ilícitos y la producción de cocaína han llegado a niveles máximos, con el riesgo de fortalecer a los grupos criminales y aumentar la violencia en regiones afectadas. Obliga a reforzar la cooperación entre fuerzas de seguridad, autoridades judiciales y comunidades locales para enfrentar el problema de raíz y proteger a las poblaciones más vulnerables.
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Históricamente, Colombia ha sido descertificada por Estados Unidos tres veces: en 1993 bajo César Gaviria, en 1998 durante Ernesto Samper y ahora en 2025 con Gustavo Petro, siendo la primera en 30 años. Cada descertificación ha sido un golpe simbólico y político, aunque siempre ha coexistido con la cooperación estratégica estadounidense en seguridad y lucha antidrogas.
En conclusión, la descertificación no implica sanciones económicas inmediatas, pero funciona como un fuerte llamado de atención internacional. El gobierno Petro deberá tomar acciones urgentes y efectivas para recuperar la confianza internacional, reducir los cultivos ilícitos y enfrentar de manera efectiva el narcotráfico, mientras la comunidad global sigue de cerca los resultados de estas políticas.