Carlos Salas
Carlos Salas

Cuando la izquierda salta del barco

Hasta hace muy pocas semanas me puse en la no muy grata tarea de ver la telenovela “El patrón del mal”, acompañando a mi hija que cree necesario estar enterada de ese largo periodo muy doloroso y vergonzoso de nuestra historia. Mientras transcurre la reconstrucción televisiva de los terribles hechos hago comentarios que surgen cuando llegan a mi memoria la manera como los presenciamos, sentimos y razonamos los de mi generación en su momento. En el pasado episodio que vimos asesinan a Rodrigo Lara. Inmediatamente recordé las palabras de mi padre: “Belisario les avisó a los narcos, en su discurso pronunciado en la misa fúnebre celebrada en la Catedral de Neiva, que serían extraditados dándoles así el tiempo necesario para que se escaparan a Panamá donde tendrían el refugio que les daría el gobierno del corrupto Noriega, su aliado criminal”.

Hay complicidades y cobardías en las acciones de la clase política que tienen impacto futuro de dimensiones incalculables. Ahora que se reviven, con el asesinato de Miguel Uribe, momentos de angustia como los vividos hace ya cuarenta y un años cuando fue asesinado Lara, vemos como un gobierno corrupto, en extremo cómplice si no autor directo, se empeña en que quede en la absoluta impunidad. Cuando se plantea la opción de que es un crimen de Estado hay quienes reclaman pruebas claras cuando los indicios son suficientes para señalar a los posibles asesinos, lo que me remite a la justicia sobornada y amedrentada que se convirtió en la mejor aliada que pudieron encontraron los del Cartel de Medellín permitiéndoles prosperar con plena impunidad en el siniestro negocio de la droga que nos ha mantenido en una situación de violencia endémica que favorece a los malhechores y tanto daño hace al ciudadano que quiere un país pacífico en el que haya desarrollo y bienestar que es la única forma de encontrar solución a los problemas que nos aquejan.

Políticamente, en momentos de crisis como esos, el límite entre la izquierda y la derecha se diluye. Pongo como ejemplo lo que el abogado Fernando Vargas Quemba dice de Álvaro Uribe. Muy en contravía a la opinión generalizada lo muestra, con muy sólidos argumentos, como un progresista de izquierda. Por mi parte anoto que me parece que con Uribe volvemos a los viejos tiempos del bipartidismo en lo que encuentro explicación al porqué ha sido reacio a ciertas candidaturas. ¿Será que su origen liberal le ha llevado a descartar a posibles candidatos en su partido por venir del conservatismo? ¿Por esa razón no apoyó al conservador Arias para imponernos al liberal Santos, ni le dio su apoyo al conservador Óscar Iván Zuluaga cuando le robaron las elecciones en 2014, como tampoco apoyó a la conservadora María Fernanda Cabal ni al conservador Nieto por apoyar al liberal Duque? ¿Por ese mismo motivo dejó al Centro Democrático sin candidato en las pasadas elecciones presidenciales y ahora no tiene claro con quien irse cuando el liberal Miguel Uribe ha sido asesinado? Ante esa ambigüedad nos corresponde ser muy cuidadosos cuando se trate de escoger al candidato que va a enfrentar a la izquierda en las próximas elecciones, no vayamos a caer de nuevo con un Santos o algo que se le parezca.

Por otro lado, dentro de la misma cuestión que despierta tantas suspicacias, veo como en Venezuela los izquierdistas están tratando de desligarse de los chavistas sabiendo que sus horas están contadas. Van tras la posibilidad de entrar en el nuevo juego político que se abre con la caída del régimen. Juego que será radicalmente distinto al de la tiranía de la que pretende distanciarse ahora. ¿Por qué no lo hicieron antes cuando lo que alegan contra Maduro y su banda de criminales, acusándolos de haber traicionado al proletariado y cosas por el estilo, viene de muchos años atrás?

Tenemos hoy la grata noticia del fin de veinte años de la destructora izquierda boliviana comandada por el corrupto y pedófilo Evo Morales. El punto de inflexión, como lo dice Agustín Laje, fue la caída del kichnerismo en Argentina con el sorpresivo triunfo de Milei. Lo que se vino a partir de ese suceso es imparable: Ya hace unos meses el correismo fue derrotado en Ecuador y ahora le llegó el turno a Evo Morales. Sin lugar a dudas, el petrismo será aniquilado en las próximas elecciones en Colombia. Es de esperarse un pronto final de las tiranías de Venezuela, Cuba y Nicaragua mientras que Chile y Brasil dejarán en el pasado el desliz izquierdista que ahora padecen.

El socialismo del siglo XXI hace aguas y la izquierda salta del barco buscando una posición desde la que pueda volver a entrometerse en el juego político sin que sea señalada de ser la causante del desastre. Los acontecimientos se han acelerado en las últimas semanas, la estrategia puesta en marcha por el gobierno Trump y los efectos sobre la región se van haciendo visibles con los pasos dados en su implementación. 

Tengamos presentes las palabras pronunciadas por María Corina Machado el 28 de julio pasado al cumplirse un año del rotundo triunfo de Edmundo González en las elecciones presidenciales de Venezuela: “No les pido paciencia, les pido perseverancia, foco y disciplina”.

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