Federico Arellano Mendoza

Federico Arellano Mendoza es un abogado bogotano de 47 años. Egresado de la Universidad Sergio Arboleda, especialista en Derecho Comercial y Financiero, DDHH y DIH. Asesor, consultor y litigante en asuntos de derecho público y privado desde hace 23 años. Defensor de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Columnista de la sección Orden del periódico EL PAÍS de Cali en 2010 y de EL COLOMBIANO de Medellín en 2011. Catedrático, conferencista y analista jurídico y político. Catedrático y profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Sergio Arboleda (Bogotá D.C.) y de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Universidad del Sinú (Bogotá D.C.). Panelista de los programas radiales Oye Cali, Voces RCN, El Gran Debate de Radio Santa Fe, Colombia Universal Reportajes, las Voces del Secuestro de Caracol Radio y de Televisión tales como LA NOCHE de RCN, ZOOM a la noticia de NTN24, ANALISIS de CABLENOTICIAS, entre otros y columnista de la revista kienyke. Actualmente, conduce la sección de análisis jurídico-político, “A calzón quitao´” del programa radial Oye Cali, de gran audiencia nacional y global. Asesor político de ex presidentes de la República y candidatos a diferentes magistraturas del Estado.

Conferencista en temas relacionados con DDHH y DIH. Ex Presidente y fundador de una ONG que representa víctimas del conflicto armado interno y del narcoterrorismo. Por su trabajo en esta área, en 2009 logró elevar al rango de Lesa Humanidad (por primera vez en Colombia), la masacre del avión de Avianca -donde lamentablemente perdió a su padre, el maestro Gerardo Arellano Becerra-, y de 21 actos terroristas más del Cartel de Medellín, proceso del cual hoy es la parte civil, buscando el resarcimiento de los perjuicios de las víctimas e impulsando y dinamizando la investigación penal ante la Fiscalía General de la Nación. Esto fue considerado un gran avance en la justicia colombiana y partió la historia del derecho penal en dos, pues no había precedentes judiciales de delitos declarados de Lesa Humanidad con antelación. Así mismo, adelanta ante la CIDH desde 2014, representando una pluralidad de víctimas, procesos de reconocimiento e indemnizatorios, en donde Colombia es demandado por acción y omisión, denegación de justicia y en general por violación a la Convención Americana sobre Derechos Humanos. También obtuvo el inmenso logro de ser reconocido como víctima en el marco de la Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas y Restitución de Tierras).

Federico Arellano Mendoza

El aislamiento de la soberanía muisca

La decisión de Petro de suspender el intercambio de inteligencia con Estados Unidos, aparte de ser algo ridículamente risible, constituye un punto de inflexión en una alianza histórica y, fundamentalmente, un grave error de cálculo estratégico. ¿Pero qué más podemos esperar de este individuo?

Lejos de ser un acto aislado en defensa de la soberanía muisca, esta medida amenaza con desmantelar décadas de cooperación vital en la lucha contra el narcotráfico. En estas líneas quiero resaltar que la torpe decisión del gobierno colombiano, justificada sobre un precedente internacional inaplicable, revela una peligrosa incomprensión de las vulnerabilidades geopolíticas del país. Al fracturar el eje de la seguridad hemisférica, se crea un vacío de poder estratégico que beneficia de forma desproporcionada al crimen organizado transnacional; el adversario común de ambas naciones. Para comprender la magnitud de esta crisis, es imperativo deconstruir su detonante inmediato: la fallida analogía con el Reino Unido.

La justificación del gobierno colombiano para esta ruptura se apoya en un precedente británico que, bajo escrutinio, se revela como un espejismo estratégico. La orden de Petro fue una respuesta directa a las controvertidas operaciones estadounidenses contra embarcaciones de presuntos narcotraficantes en aguas internacionales, acciones que considera ilegales y que han sido criticadas por el Alto Comisionado de la ONU para los DD. HH., Volker Türk. Al igual que el Reino Unido, que suspendió la cooperación para "evitar ser considerado cómplice", Colombia enmarcó su decisión como una postura de principios. Sin embargo, este paralelismo ignora la fundamental asimetría en la dependencia de seguridad que define la posición de cada nación. Huela decir, que esto no es más que otras de las tantas decisiones absurdas y carentes de sentido estatal del dictadorzuelo con ínfulas imperiales.

Como acertadamente señala Mauricio Reina, investigador de Fedesarrollo, "las condiciones de Colombia no son las mismas de Reino Unido". Mientras que Londres puede permitirse un gesto diplomático con un costo operativo marginal, Colombia posee una "necesidad urgente" de la inteligencia estadounidense para enfrentar su "grave situación de orden público". Esta cruda realidad fue subrayada en el ámbito doméstico por el expresidente Iván Duque, quien calificó la medida sin ambages como "una verdadera estupidez" que debilita la seguridad nacional. Invocar el precedente británico es, por tanto, una maniobra políticamente conveniente pero estratégicamente insostenible, que ignora las vulnerabilidades únicas de Colombia y allana el camino hacia consecuencias previsiblemente desastrosas. Comparto plenamente el calificativo del expresidente Duque y me atrevo a pensar que, adicionalmente a lo premeditado del cometido comunista, Petro actúa bajo el efecto de algún agente externo que interioriza e influye directamente en sus actos; es que realmente son decisiones propias de un enajenado mental; de un mentecato.

La suspensión de la cooperación trae consigo el desmantelamiento del pilar de la seguridad hemisférica, creando un vacío de poder que será inexorablemente ocupado por el crimen organizado transnacional. Acá me detengo y les pregunto: ¿será que más bien este es el objetivo? porque visto lo visto, esto le favorecería a Petro en su propósito criminal. La gravedad de esta ruptura se magnifica al considerar la dinámica que define a los actores: la alianza entre el mayor productor de cocaína del mundo, Colombia, y su mayor consumidor, Estados Unidos. Esta colaboración, forjada en la década de 1980 contra el narcoterrorismo de Pablo Escobar e involucrando a agencias como la DEA, el FBI y el Comando Sur, ha sido, en palabras de Ivan Briscoe de Crisis Group, "el eje principal de esa lucha desde hace décadas".

El impacto directo de esta fractura diezmará la capacidad operativa contra el narcotráfico de forma inmediata y profunda, así: la capacidad para ejecutar operativos contra aeronaves y embarcaciones en las rutas del Atlántico y el Pacífico se verá fatalmente comprometida, abriendo corredores para el flujo ilícito. Viviremos la disminución de la efectividad para rastrear y capturar a los capos del narcotráfico y desmantelar sus estructuras financieras mediante la confiscación de activos disminuirá drásticamente. Ah, la cereza del pastel es que, los narcotraficantes de las FARC serán los mayores beneficiados, al ver neutralizados los operativos conjuntos que representaban la mayor amenaza a sus operaciones. Aquí, cabe formularse de nuevo la pregunta que les hice: ¿será que más bien este es el objetivo?

Esta es otra movida descalabrada que deja en evidencia el derrumbamiento institucional y de las relaciones internacionales, propia de la autocracia, del Abuso del Derecho y de la megalomanía patológica de un emblema de lo antidemocrático, que encuentra sus raíces más fuertes, en una vida forjada en el marco de la delincuencia.

Abrazo cálido. Seguimos trabajando y aguantando. Falta poco.

@muiscabogado

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Federico Arellano Mendoza
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