Hay muchas cosas de Donald Trump que veíamos venir antes de ser elegido presidente de Estados Unidos, producto del carácter atrabiliario que conocíamos desde su primer mandato, pero su encubrimiento de Vladimir Putin hasta el punto que ha llegado esta semana, resulta difícilmente asumible. Uno de los leitmotiv de su campaña electoral fue que podría acabar con la guerra en Ucrania "en cuestión de 24 horas" si volvía a la Casa Blanca. Hace algunos días rebajó la cosa a “dos semanas o menos”. Y lo último fue en vísperas de la reunión de las delegaciones ucraniana y rusa en Estambul de esta semana para negociar una tregua: esta vez aplazó la cosa a “cuando me reúna con Putin”. ”¡Cuán largo me lo fiáis amigo Sancho!”, como dijo don Quijote.
¿Será que de verdad este hombre cree que en una reunión con Vladimir Putin va a acabar con los ataques rusos a Ucrania? Lo ocurrido esta semana con el líder del Kremlin ausentándose del diálogo directo con Kiev en Turquía que él mismo había impulsado, desvela más claramente el carácter de farsa que Vladimir Putin confiere a ese encuentro. Mandó a Estambul una delegación de segundo orden sabiendo que Vlodimir Zelensky iba camino de la capital turca dispuesto a sentarse frente a su agresor.
Previamente, los líderes europeos reunidos en Kiev con el presidente ucraniano, habían instado a Rusia a aceptar un alto el fuego completo e incondicional de treinta días como primer paso hacia un final del conflicto. Al ausentarse Putin, que no considera legítimo al gobierno Vlodimir Zelensky, el presidente ucraniano dijo del ruso en Ankara: “No quiere un alto el fuego, si no se toman decisiones serias. Pedimos sanciones adecuadas si Moscú no quiere poner fin a la guerra porque no recibe suficiente presión política y económica.”
Coincidiendo con la apertura de reunión descafeinada en Turquía entre ambas partes, el principal asesor del presidente ucraniano, Mijailo Podolyak, hizo unas declaraciones al periódico español El Mundo que debería conocer quien quiera entender a qué se enfrenta Ucrania en este momento y qué se debe hacer frente a Vladimir Putin. Podolyak ha estado a lado de Zelensky desde el primer momento de la agresión, cuando las fuerzas rusas se encontraban a las puertas de Kiev y muchos pensaban que la rendición de Ucrania era cuestión de días.
“Mi visión sobre Rusia no ha cambiado —dice Mijailo Podolyak—. Conozco ese país mejor que muchos rusos. Pero sí ha cambiado mi percepción sobre Ucrania: no imaginaba el coraje y la fortaleza de mi pueblo. Siempre amé a mi país, pero hoy lo admiro más. Ucrania ha demostrado que es posible defender a las familias, a la libertad y a los valores europeos. Ojalá otros países entiendan eso. La libertad tiene un precio”.
Pero lo que hace interesante la opinión del principal asesor de Vlodimir Zelensky es cuando afirma “la Rusia de Vladimir Putin no quiere, no puede, no va a salir de la guerra”. Esto, que cada vez es más claro, tiene una razón de ser para quienes conocen la historia. Todos los dictadores, sean del signo que sean, necesitan un enemigo externo. El enemigo externo de Rusia es Europa y lo que tiene más a mano de Europa es Ucrania.
“Vladimir Putin usa la guerra como herramienta política. Sus alto el fuego de tres días son siempre falsos. Es muy predecible, pero solo cambia si se le presiona: con sanciones y ataques de precisión. Si pierde dinero y apoyo interno de su círculo de oligarcas, retrocede. Lo vimos a finales de 2022, con las ofensivas ucranianas de Jersón y Járkiv, cuando desapareció durante semanas”, dice Mijailo Podolyak.
El asesor más cercano a Zelensky opina que Rusia es más débil tecnológicamente de lo que se cree en Occidente, con mucho armamento, pero anticuado, como el que recibe de Corea del Norte. “Sus soldados son carne de cañón y hacen una guerra primitiva, no tecnológica… Esta guerra no puede resolverse como si fuera un conflicto local. Rusia solo entiende el lenguaje de la fuerza. Si haces concesiones, solo estimulas su agresividad”.
Con esto, que parece tan claro después de tres años de conflicto, después de ver la resistencia heroica del pueblo ucraniano, viene jugando Donald Trump hace tiempo y él sabrá por qué lo hace. A fuerza de la sangre derramada en ese país Keir Starmer, Emmanuel Macron, Georgia Meloni y Friedrich Merz parecen haber entendido que la seguridad de Europa depende de Europa misma, que Estados Unidos los ha abandonado.
A ver qué sigue después de ese encuentro que anuncia ahora Donald Trump con Vladimir Putin. En cualquier caso, en Europa no parecen muy dispuestos ya a comprar la mercancía de las treguas rusas.