589.500 Razones para abrazar un Año Nuevo...Viejo!

Mié, 09/01/2013 - 09:49
“Nunca pensé que en la felicidad, hubiera tanta tristeza”
Mario Benedetti
"Muertos de pálido rostro" quedamos millones de Colombianos, al

“Nunca pensé que en la felicidad, hubiera tanta tristeza” Mario Benedetti

"Muertos de pálido rostro" quedamos millones de Colombianos, al darnos cuenta una vez más –aunque creo que eso aún no ha cambiado mucho en las últimas décadas- que la miseria de nuestras ilusiones quedó en el mismo lugar donde suelen estar estas últimas siempre, por el suelo; por eso quiero creer y convencerme de que "Muertos de pálido rostro" quedamos millones al escuchar la cifra que debemos aceptar como salario mínimo en este año nuevo que comienza y al que todos aquellos que empleamos sagradamente nuestra fuerza diaria de trabajo para el bien y el orgullo nacional de un “hecho en Colombia” no importa, o sí? Cifra numérica que no debería preocuparnos ya que es el resultado del derecho que tenemos al aceptar el deber de Patria y el tener quizás que aceptar y depender -perdón, defender- a quienes elegimos en silencio, pues es normal considerar esta nueva cifra de inicio de año, como el justo y digno querer de nuestros representantes, en el digno juego de la Democracia, no? Espero que sí, ya que siempre escuche del beneficio de la palabra encomendada y en este juego democrático, debemos nutrirnos siempre de la confianza en que estos actos de gobierno se hacen por nosotros, simplemente porque éstos están allí por nosotros y siempre van a apostar a la felicidad colectiva; entiéndase entonces que el juego semiótico que éste parece -sin ser irónico-, nos obliga a creer en ella -la democracia- como la garante de nuestras libertades y derechos. Y aunque, he de decir que este año nuevo en particular, ha traído cambios importantes e interesantes a mi corta vida, nunca pensé que fuese el tema del salario una de las inquietudes más importantes a desarrollar. Es más, nunca hubiese pensado que éste tema me generara inquietudes y formulaciones bizarras en mi cabeza, como para llegar a cuestionarme sobre el “derecho” a tener algo digno, acaso éste que es? para que me trastorne de esta manera? Lo que me preocupa es que este se ha vuelto tan crucial, que ha dado para pensar no sólo en lo que implica esta problemática monetaria para mí bolsillo, (como si fuese tan importante para echarme a la pena) sino que éste ha llevado a estresarme y a lastimar mi sensibilidad al cuestionar a quienes hemos confiado ciegamente en nuestro deber republicano, pero también lleva a confundirme y a veces –sobre todo en este semana de año nuevo- a pensar mal de mis paisanos, al verlos plácidamente conformarse en el sagrado derecho de aceptar migajas  para abrigarnos en miserias, sin darse quizás cuenta que estas miserias trascienden los sentidos del individuo, y que por ahí los lleve a pensar –ojalá- que estos lamentos son también los de millones de seres que padecen con este salario de mierda, que literalmente no alcanza para una mierda. Pero acaso es natural, que en esta primera semana del año sienta y me lleve también a reflexionar, el que a veces hasta nos complace el derecho nuestro de cada día a la sumisión, así como al derecho inalienable de vivir en la democracia del silencio colectivo, mientras que los adalides del derecho a la información se ufanan de proclamar el derecho al “buen gobierno” y a la “protección civil” de los derechos colectivos anunciando la posibilidad de darle fin al mandato popular que se le confirió por ejemplo al "Doctor": Gustavo Petro, sólo porque este último se atrevió a enfrentar irregulares monopolios que sirvieron entre otros a financiar las pautas de quienes cobran en estos medios? Siento que con esta nueva iniciativa mediática, lo que hacen es ocultar no solo el tema central de las basuras y de las Petro Calamidades, sino que conllevan a dirimir en la reflexión pública la idea de cómo sobrevivir con míseros 589.500 pesos mensuales; con escasos 325 Dólares mensuales en un país donde la educación y otros servicios básicos, como la comida y el alquiler cuestan casi tres o cuatro veces más de lo que gana un gran porcentaje de los que acceden al mundo del trabajo formal. Es necesario este tipo de cuestionamientos para el año nuevo? Es sano no pensar que es aceptable ésta cifra salarial cómo un derecho ganado, quizás será por la concepción de la gracia divina que debemos aceptarlo, no? o será quizás mas racional, mi intención inicial de acusar a quienes nos representan, solo porque así lo consideraron justo y necesario? Una inquietud más de un año que comienza y que como se podrán dar cuenta, asienta mis penas en otro culpable -espero no a priori- como son estos extraños medios corporativos de comunicación de masas. Aún así, después de tanta nueva reflexión, me sorprende –un poquito, debo ser sincero- que el silencio mancomunado del colectivo social abrace la posibilidad de vivirnos y sobrevivirnos bajo este tipo de “derechos” como la única alternativa de quienes por desatinos de la naturaleza nos tocó cobijarnos bajo este cielo tricolor. Lo cual lleva a pensar que aún creemos en la providencia y en el “derecho” divino; en las respuestas de un mejor mañana que pronto vendrá a solucionar las pobres inquietudes que seguro solo surgirán de él (o ellos), de esas desavenencias que sin entender muy bien que significan y que solo de él (o ellos) podrían venir. Es solo cuestión de seguir teniendo bastante paciencia -sera?- Pero, y esos otros ellos, los de a diario? Los que construyen la opinión de que es lo que debemos consumir  informativamente hablando, que? De esos que empezaron a trasnocharme, después de la última noche buena? No se permite en esa libertad de información, hablar del Estado de Derecho Colectivo a no comer mierda? De aquel invisible sobreprotector del cual también nos podemos cobijar y al que como los dioses, nunca escuchamos, ni vemos sus beneficios a la hora de cobrar un sueldo? Que pasa que éste que no atiende a las suplicas de quienes tenemos que padecer la miseria del salario mínimo que año tras año nos acompaña como  pesado grillete, que aunque al lado ande, pareciera nunca verse. En fin, hablo del salario mínimo, muy mínimo, muy pobre, muy acostumbrado, muy nuestro, lo que nos tocó porque así lo quiso la providencia o quizás quienes piensan por derecho social y propio a que es lo único que podemos ofrecer a un Estado de permanente emergencia, donde prioriza la idea de “mantener” el empleo, donde las prioridades solo favorecen a los empresarios e industriales que A Dios Gracias, se apiadan de los pobres infelices que de otra forma no tendrían ni donde caer muertos. - Por suerte esos muertos, no van a caer encima de las basuras de la ciudad que Petro racionalmente decidió invadir, pues en ese sentido, debemos darle gracias a la corporación mediática que con su labor social contribuyó a denunciar las irregularidades de un modelo de recolección pobre e improvisado y del que despedimos en el año viejo con fuertes criticas para que en este año nuevo, puedan esos miserables afortunados del mínimo caer por ahí, al menos; en una ciudad más limpia-. No quiero dejar de saludarlos en este Año Nuevo que comienza, sin dejar de estar sorprendido por la felicidad que embarga a los conductores de la verdad, cuando saludan la muerte por encima de la vida. Solo no quisiera defraudarme y ahondar más mis penas entre quienes se alimentan de esas verdades y creencias –que no son populares-, dejando a un lado la miseria diaria de lo que implica llevar a cuestas la responsabilidad de mantener una familia con una miseria mensual, por ver caras sonrientes ante la miseria del oportunismo por la espera de la muerte del vecino digno. Besos y Abrazos…y alegrías en este Nuevo, viejo año.
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