Por diferentes voces me entere que durante la administración de Samuel Moreno, en la Orquesta Filarmónica de Bogotá en el año 2009 se adelantó algo que se configura como delito. Fueron varias las versiones que me entregaron sobre el acontecimiento, pero mi espíritu y vocación de chisme me obligaron a emprender un seguimiento pormenorizado a eso que algunos llamaban el pequeño “Carrusel de la Filarmónica”.
Las versiones aseguraban que durante la administración de Moreno Rojas, hoy preso por el Carrusel de la Contratación, en la Orquesta Filarmónica de Bogotá, gracias al desorden que propició la reforma administrativa de la Alcaldía de Bogotá en el año 2007, los recursos se malgastaban a borbotones y nadie decía nada. Era tan descarada la actitud de los funcionarios encargados del tema que con los dineros que contaba la Orquesta Filarmónica de Bogotá para la compra de pasajes, se pagaban viajes de personas que no tenían vinculación alguna con esa entidad y, según fuentes de la misma entidad, se facturaban dos y hasta tres veces los pasajes utilizados para los festivales al parque que organizaba esta institución, varias fueron las personas que me afirmaron que pagaban incluso los viajes de familiares de los directivos con cargo a ese contrato.
Con la intensión de aclarar que pasaba en ese momento (2009) en la Orquesta Filarmónica de Bogotá, solicite bajo derecho de petición información certera y oportuna sobre lo que paso; no pude más que sonrojarme al recibir respuesta, pues lo que manifestaron en el documento enviado es la muestra del absoluto cinismo de cómo los funcionarios de la época manejaron el tema.
En el 2009 la Orquesta Filarmónica de Bogotá suscribió un contrato con la empresa Maya Tours (contrato 269 de 2009); tras el Festival Hip Hop al Parque, septiembre del mismo año, se evidenció que se pagaron facturas que tenían pasajes de personas que no tenían vinculación con la realización de las actividades en la Orquesta. Es decir se configuro un delito contra una entidad pública de carácter distrital, con la supuesta complicidad de contratistas o funcionarios de esa entidad.
Al evidenciarse el delito, la dirección de la Orquesta designó al subdirector de la Orquesta, aquel que firmaba y aprobaba las facturas en su calidad de supervisor del contrato, para que efectuará un seguimiento a la ejecución de los contratos 7-278 del 2008 y 7-269 de 2009, lo cual de por si ya demuestra un alto grado de cinismo, pues ponen a quién autorizó los pagos a realizar un seguimiento sobre el delito.
Mediante auto del 6 de julio de 2010 se abre investigación contra el supervisor del contrato, así mismo remiten a la Personería y a la Contraloría de Bogotá para que estas dos entidades de control hagan la investigación pertinente. Según información entregada por la Orquesta, el subdirector que es el mismo supervisor del contrato, interpone denuncia penal ante la Fiscalía por los hechos ocurridos, dentro de la cual la entidad a través de la Oficina Asesora Jurídica se hizo parte como apoderada de la OFB en calidad de víctima del delito.
Es importante resaltar que tanto el Personero como el Contralor de Bogotá de la época son personas investigadas por los supuestos nexos con actos delictivos durante la administración del señor Moreno Rojas, y fue evidente su silencio ante los actos de apropiación del erario por parte de terceros.
Tras este juego de memoria, está por demostrarse que estas dos dependencias encargadas del control fiscal y jurídico no hicieron más que tapar los actos de corrupción que se ejecutaron durante la administración de Samuel Moreno, por lo tanto no evidenciarían ningún acto delictivo pues eso les destaparía la olla podrida.
Y bueno, pues lo evidente: tanto Personería, como Contraloría, como la Oficina de Control Disciplinario de la Orquesta, decidieron archivar el caso, esto no nos debe sorprender, pero lo que si causa extrañeza es que la Empresa Maya Tours devolviera el dinero, sin presentar reclamo alguno. ¿Acaso la culpa fue solamente de Maya Tours? ¿Será que funcionarios o contratistas no tuvieron nada que ver en semejante estafa al Distrito?
Lo que molesta de todo este asunto es que después de todo parece que la Contratista, designada por el supervisor del contrato y subalterna del subdirector, quedo como la única culpable de toda esta calamidad económica. Claro, haciendo la salvedad que nada se le puede exigir por su calidad de contratista, según oficio OJA-UE-879 de la Orquesta.
De igual forma la Orquesta Filarmónica de Bogotá a la fecha no tiene ni idea en que va el proceso en la Fiscalía, tras la supuesta denuncia por el delito interpuesta por el subdirector de la Orquesta y supervisor del contrato, y como todo está archivado, será otro acto deleznable sobre el erario que pasará a la historia sin que nadie se preocupe y nadie pague por esto, me refiero al costo político que debe asumir quién tenga la responsabilidad.
Yo no sé como funciona la administración de Bogotá y mucho menos como funciona la Orquesta Filarmónica de Bogotá, pero lo que si comprendo y entiendo es que si una entidad está enterada de un delito debe llevar eso hasta las últimas consecuencias.
¿Me pregunto dónde estaba y dónde está el control político que deben hacer desde el Concejo de Bogotá a las instituciones Distritales encargadas del sector cultural?
¿Me gustaría saber que podemos hacer como ciudadanos para que esto no quede en la impunidad?
Por lo anterior considero que ALGO HUELE MAL!
@gabobenavidesb
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