Twitter, que de repente pasó de ser fuente de noticias a ser noticia en sí mismo, se ha dado un festín con las declaraciones del alcalde Gustavo Petro, que durante una rueda de prensa en la entrega de resultados de la encuesta de seguridad de la Cámara de Comercio, sugirió a los bogotanos no usar el celular en la calle para evitar robos. De inmediato miles de usuarios de Twitter salieron al paso con burlas, indignación e insultos, porque ahí está pintado Petro, porque es una irresponsabilidad sugerir eso, porque yo veré dónde uso mi celular y el que me tiene que cuidar es él, porque es un bobo, porque tiene huevo.
El Alcalde sugiere no dar papaya, que es más que razonable. Pero no importa que primero haya sugerido acompañamiento policial en los flujos de personas por las vías más concurridas, o arreglar el sistema territorial de cuadrantes de la policía. No. No importa que hasta el subterráneo de Nueva York tenga avisos que advierten sobre el uso de celulares para evitar robos, y que Scotland Yard haya desarrollado una campaña similar. No importa que hasta las mamás les pidan a sus hijos, una y otra vez, que no den papaya. No importa que el manual del televisor le recuerde que si no ve imagen, revise que el televisor está prendido, porque a la gente hay que recordarle hasta lo más elemental. Una vez más, Petro es víctima de las burlas y la indignación, esta vez por la bobada de sugerirle a la gente que no sea boba. Otra vez se le van encima, porque dio papaya.
Y es que hoy en día hay un nuevo tipo de papaya. Las audiencias que proporcionan las redes sociales parecen imponer una obligación moderna de opinar, quejarse, rabiar, indignarse y mostrar inteligencia y humor frente a cualquier bobada. Se crea el hashtag #PetroStyle en twitter, para que la gente repita el mismo chiste bobo una y otra y otra vez, diciendo que según la filosofía de Petro, para no morirse lo mejor es no nacer. Nos enorgullecemos de la bobada de armar polémica por una propuesta que nos parece boba, pero los bobos somos nosotros, que vivimos en la era de la información y estamos desinformados, creyendo que somos cazadores de bobadas cuando la bobada ya nos cazó. Y luego la bobada se agranda, porque Revista Semana reproduce en su página las opiniones de la gente en twitter y se convierte en la noticia más leída, y porque Noticias Caracol lleva la bobada a las calles y le pregunta a la gente qué opina, y la gente, desinformada pero con la oportunidad de opinar, se indigna y reclama acompañamiento policial, igual que lo hizo Petro. Qué bobada.
Ya no hay caso en defender a Petro, especialmente mediando en tamaña tontería de polémica. Es importante reflexionar acerca del papel que cumplen los opinadores inmediatos en la tóxica polarización de la ciudad, pero hay algo más bobo que eso. El discurso nacional se ve consumido por cualquier tontería, y es casi angustiante ver como los grandes medios terminan zambullidos de cabeza en la bobada. Armando Benedetti dijo el domingo en Twitter que los actores le parecían unos bobos en comparación a los escritores y directores, y el país cayó en la bobada de indignarse y decirle que el bobo es él, con entrevistas de radio incluidas el lunes por la mañana. Andamos como bobos indignándonos y polemizando cualquier bobada, como Don Quijote peleando con molinos de viento, y mientras tanto hay otros que nos meten los dedos a la boca.
@viboramistica
Bobadas
Jue, 28/02/2013 - 05:52
Twitter, que de repente pasó de ser fuente de noticias a ser noticia en sí mismo, se ha dado un festín con las declaraciones del alcalde Gustavo Petro, que durante una rueda de prensa en la entrega