En los últimos meses hemos visto como Bogotá ha caído en la lucha política de nuestros peores dirigentes, desde la derecha protagonizada por el procurador Alejandro Ordoñez y el exguerrillero, exsenador, y al parecer exalcalde Gustavo Petro. En medio de este conflicto el ciudadano de a pie ha quedado a la deriva, con una desazón de desconocer cuál será el futuro de la ciudad y de los proyectos de inversión en infraestructura y de comunidad.
Al principio de todo este fulgor mediático veía con pesar la decisión del procurador, pero conforme ha pasado el tiempo creo que ni el procurador, ni Petro deben seguir. Colombia no necesita de muchedumbres enardecidas por un grupo de izquierda, pero tampoco necesita la zozobra de la derecha paramilitar. Es necesario e imperante encontrar un balance en que las personas se preocupen por las decisiones políticas y no caigan en las oratorias incendiarias que mucho daño le hacen a este país.
Es necesario un llamado de alerta y mesura; los próximos meses serán caldo de cultivo para todo tipo de novelas políticas, con las elecciones presidenciales más la lucha entre el Uribismo, el Santismo y la recocha del “Uerde”; ahora sumándole las votaciones de la revocatoria de Petro el 2014 será un año que puede desencadenar en profundos problemas en la legitimidad de nuestras instituciones y en el sentimiento de representación electoral del pueblo.
A enero de 2014 desconozco un proyecto político que sea atractivo y leal a sus ideales; El santismo que son los mismos buitres que cambian de parecer conforme sea el ideario del gobierno empresarial de turno, el Uribismo/Conservador que es la derecha que se mueve a través del Expresidente Uribe y sus ideales en que Colombia se maneje como una finca gigante; y la gran tercera opción la Alianza Uerde (SI, con U) la unión de diferentes sectores, ideas, tendencias: una mezcla amorfa de personas que no tienen un futuro claro, donde conviven el Uribismo que critica al Progresismo también presente, pero que se vanagloria de la “tecnocracia” de Peñalosa, y que comparte copas con el quimérico de Lucho Garzón, con la fuerza de 10 tomates y una periodista.
¿Qué opciones tenemos? No Votar, Votar en Blanco, Votar por Odio, Votar por quien nos dé un tamal. Petro y su revocatoria es el toque que le faltaba a este año; si gana Petro será la pelea entre el voto popular vs las instituciones, él como siempre será la víctima de una maquinaria. Esperó de todo corazón que la decisión del Procurador sea refrendada en las Urnas, que la ciudadanía castigue a Petro por sus bobadas, es cierto que otros políticos han cometido peores errores y han salido impunes, pero este podría ser el inicio del miedo de los gobernantes a la sanción por parte del electorado. Petro ha hecho grandes cosas para la ciudad y para mojar prensa, pero también muchas de estas iniciativas han brillando por la improvisación y el populismo.
Que la conclusión de este arrume de palabras sea que lo invito cordialmente a votar en la revocatoria de Petro, dando el SI o el NO. No dejemos nuestra ciudad en manos de gente de provincia que traen en buses a llenar la plaza de Bolívar, ni en funcionarios camanduleros.
@_SoySebastian
Bogota, Reflexiones para los Próximos Meses
Lun, 03/02/2014 - 03:37
En los últimos meses hemos visto como Bogotá ha caído en la lucha política de nuestros peores dirigentes, desde la derecha protagonizada por el procurador Alejandro Ordoñez y el exguerrillero, ex