Claves para identificar a un tipo neandertal

Contrario a lo que la ciencia diría, el mundo está poblado de neandertales. Los hay de saco y corbata, con gel en el pelo y a veces andan en bicicleta. Algunos, también, hablan varios idiomas y superan los 1,65m de los que hablan los paleontólogos. Su extinción no parece posible, sobre todo porque, como las cucarachas, han desarrollado efectivos mecanismos de supervivencia. En el caso de los neandertales, éstos van desde máscaras y disfraces, hasta la efectiva negación de sus rasgos más determinantes. Podría decirse que yo tengo doctorado en neandertalidad. De los 16 años que llevo en el mercado, por lo menos los diez primeros caí en sus garras, los padecí y estudié. Ahora, afortunadamente, solo los tengo como compañeros de trabajo. La sabiduría se comparte, y eso es lo que haré a continuación, para que entre todas impidamos que los neandertales sigan reproduciéndose. A ver si de una vez por todas extinguimos a esa detestable especie del mundo macho. A continuación, algunos rasgos basados mis estudios de caso. Sus falencias son cubiertas con eufemismos o desacreditación Mi ex novio Pancho Villa nunca pisó Cinemanía, no hubo amenaza que lo hiciera acompañarme. “Qué aburrida eres Susana, esas películas son un bodrio, solo tibios de pantalón de dril van a ver a viejitas hablando en francés que cantan y comen toda la película”, me decía, con un vasto desconocimiento de la trama de cualquier película que no fuera la saga entera de ‘Rápido y Furioso’. “Mejor camina a ver una de zombies, esas sí son buenas”. Y cuando se trataba de libros, que por favor, tuvieran dibujos. Un día tuve la pésima idea de invitarlo a la ópera, con mi papá y mi mamá. Pancho Villa se quedó dormido. Es que no era un concierto de Silvestre Dangond. Así me lo dijo. Pancho Villa no solo era un neandertal, sino excesivamente inculto, porque las dos cosas vienen de la mano, finalmente un neandertal no quiere que la cultura lo saque de su mundo cerrado y lleno de ideas recalcitrantes, donde no hay cabida para los grises. Todo está en blanco y negro para ellos. Para él cualquiera que hablara de arte, o de una película y sus símbolos, o de una teoría X de una disciplina Y, era un tibio mamerto que merecía burlas. Lo que no sabía es que las burlas se las llevaba él. Cundo estábamos con mis amigos él no pronunciaba palabra. No tenía nada que decir. Y luego de terminar con él supe que le tenían apodos que iban desde el “mudo”, hasta “el cromañón”. Pero ni les cuento los apodos que él les tenía a mis amigos “intelectuales”. Su debilidad intelectual la compensaba con músculos y testosterona. Como si esto todavía fuera una selva, y él Tarzán. Andan en manada Nada mejor para un neandertal que la aceptación de sus congéneres neandertales. Todos se emborrachan en manada, premian al que más guaro aguanta o más guisas levanta. Los neandertales se alimentan del estatus que da sentir que son con los que más hembras se aparean, como si la supervivencia de la especie todavía dependiera de ellos. Por esto sacan pecho cual pavo real cuando están en presencia de ejemplares más viriles o apuestos, y son capaces de irse a los puños para demostrar su poder. Si no me creen, vayan a su ecosistema favorito, los bares de vallenatos o de reguetón, donde a las 2 de la mañana hay harto macho boleando puños, jinchos y envalentonados. Es como si el aguardiente viniera con testosterona. Nunca reconocerán la belleza masculina por temor a parecer “maricas” y nunca tendrán empatía con una mujer por temor a sentirse débiles Ya lo dijimos, los neandertales no conocen de puntos medios. Y todo es decorado por calificativos absolutos y despectivos hacia lo que no es neandertal. Por eso le dan el rótulo retardatario y feo de “marica” a todo aquel que no grita salvajadas, escucha música pa’ machos o levanta sin prejuicio. Y creen –equivocadamente– que en la jerarquía evolutiva y social están por encima de los gay, aunque sea todo lo contrario. Dicha equivocación les da herramientas para discriminar y cometer actos desesperados para gritarle al mundo que “nos gustan la viejas porque somos machos”. Así que ni a bate dirán que Bradley Cooper es churro, porque eso automáticamente los hará objeto de burlas de sus amigos neandertales. Como si la belleza fuera un tema de sexo y no de estética. Tampoco dirán que Justin Timberlake se ve mucho mejor con el pelo liso que con esos rulos noventeros con rayitos, y mucho menos que cuando se emborrachan cantan canciones de Mika. Nunca. Tampoco son capaces de entender razones. Pocas veces un neandertal aceptará que cometió un error y que por eso su novia o esposa está furiosa. Pocas veces reconocerá estar equivocado, por lo que tapará sus errores con gritos y negativas. Tampoco le cabrá en la cabeza que por más que batallemos contra el PMS, éste es a veces más poderoso y que podremos estar un poco irascibles alrededor del 28. Pancho Villa siempre peleaba conmigo cuando yo estaba hormonal, “¿ahora qué hice? No Susana qué mamera tu furiosa”, decía, en lugar de irse calladito y dejarme sola con mi ira pasajera. Mi novio no-neandertal, en cambio, me hacía té caliente para el cólico. Les gustan “vírgenes” Los neandertales creen, o quieren creer, que sus novias eran vírgenes cuando los conocieron. Esta necesidad de sentirse los más machos, los mejores polvos y los mejor dotados, se ve amenazada cuando sienten que sus “hembras” saben qué hay allá afuera y que por lo tanto sabe que él no es ni el más macho, ni el mejor polvo, ni el mejor dotado, así que ¡terror! Los neandertales son monstruos oscurantistas. Pero no, los neandertales no son brutos. Algunos son hombres talentosos, exitosos y dulces cuando quieren. Pancho Villa, muy neandertal y sesgado, es un exitoso diseñador industrial. Simplemente tuvo lo que los sociólogos llamarían una cuestión de “naturaleza versus crianza”, en la que no sabemos cuál es la culpable del lugar que él ocupa en la cadena evolutiva. Pero, por la razón que haya sido, “¡a por la extinción de la especie!”. Nota: ¿Qué por qué me aguanté a Pacho villa? Vamos a decir que tiene talento para hacer que la especie sobreviva. Tomado de la web page de Susana y Elvira Lea también Las viejas somos una ceba